Tenemos que hablar

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⟩ _____ Jenner ⟨

Desperté al día siguiente. Aún me ardía mucho mi entrepierna pero no tanto como unas horas antes. Giré un poco mi cara y al ver a Arvin dormido en el sofá di un suave suspiro.

Era domingo así que no tenía trabajo por el cual levantarse muy temprano que digamos. La enfermera entró a la habitación con su carrito frente a ella.

—Buenos días —saludó con un tono de voz serio—, ¿Cómo se siente, señora?

Era tan extraño oír que me llamaran "señora". No pasaba de los diecisiete y eso me hacía sentir anciana.

—Me arde un poco —comenté a voz baja a lo qu ella simplemente bufó con burla.

— ¿Sí? Pues no le pasaría si no fuera tan estúpida como para hacer lo que hizo. Tiene suerte de seguir viva.

¿Quién se creía esa vieja narizona para meterse en mis asuntos?

Arvin despertó al escuchar el tintineo de la charola del carrito.

Lo miré levantarse del sofá y estirarse. Se acarició el hombro derecho, se veía realmente agotado y adolorido pero aún así me dedicó una cansada sonrisa.

—Hola, preciosa —saludó antes de acercarse y tomar mi mano—, ¿Descansaste bien?, ¿Te sientes mejor?

La enfermera nuevamente hizo un sonidito de burla en lo que Arvin tomaba mi mano.

—Sí, descansé bien hasta que una urraca empezó a parlotear hace un rato —le dije con la intención que la vieja se enfadara.

Arvin soltó una risa leve al notarlo.

La enfermera dejó el desayuno de mala gana en la mesita de noche y salió dando un azote en la puerta.

—Detesto los hospitales —comentó Arvin—, las enfermeras y los religiosos se sienten con autoridad moral de decir mierda y media sin que les digan nada.

—Está bien, Arvie —traté de que no se enfadara—, ¿Cómo te sientes tú? Lamento esto, no deberías estar durmiendo aquí.

—No te preocupes, estoy bien, amor —besó mi frente antes de sentarse a mi lado—. Tu madre vino por la madrugada.

— ¿Y te dijo algo?

—Me soltó una bofetada diciendo que te orillé a hacer esto.

—No le hagas caso, sabes que no es así.

—Y dijo algo de la casa en la que estás. No sé, estaba muy cansado para saber exactamente qué carajo le dije.

— ¿Reclamó con que no nos quiere ahí, no?

—Eso parece.

—De todos modos creo que venderé la casa o la rentaré. Papá la dejó a mi nombre.

— ¿Sí?

—Siempre dijo que Malorie se volvería a casar y que no quería dejarle al infeliz de su pareja en turno una casa a su nombre —me encogí de hombros—. Papá fue un desgraciado pero pensaba en todo.

Arvin no comentó nada al respecto, sólo acarició mi cabello un momento.

—Yo creo que regresaré a casa para darme una ducha antes de volver —explicó—, seguro puedo preguntar si puedes salir de casa hoy o hasta mañana.

—Que sea hoy. No aguanto esta jodida cama.

Arvin sonrió besándome de manera fugaz.

—Veré qué puedo hacer, señora Russell —insistió con ese nombre y yo ya comenzaba a amarlo—. Por lo mientras trata de comer algo ¿Está bien? Te traeré algo de regreso ¿Qué quieres?

SINNERS (Arvin Russell y tú) [TERMINADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora