Los rumores

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⟩ _____ Jenner ⟨

El resto del fin de semana Arvin no volvió a casa. A pesar que me hubiera molestado lo que hizo no dejaba de preocuparme el hecho que hubiera ido a gritarle a Lenora por su error pero tampoco era como que yo pudiera hacer mucho al respecto ya que no era de mi incumbencia.

Para el lunes cuando llegué al trabajo, Darling ya estaba laborando de nuevo en la cafetería. Si pequeña niña estaba en la cafetería al no tener con quién dejarla. De vez en cuando Beth la tenía en brazos tratando de calmarla cuando Darling atendía las mesas para evitar que llorara e incomodara a sus clientes.

Fui a ponerme el uniforme antes de comenzar a tomar los pedidos en lo que George ya preparaba en la cocina los que tenía en la barra.

La campana de la puerta de la entrada se escuchó, volteé por inercia a ver quién era y se trataba de un par de mujeres que solían ir sin falta a la iglesia todos los domingos.

Fueron a sentarse y yo me acerqué para tomar la orden, apenas y escuché su charla.

— ¿Y qué esperaba? Esa chica ni pariente suya es, claro que su nieto iba a desgraciarla —decía la mujer rubia de nariz aguileña y ojos verdes.

La otra mujer de cabellos castaños oscuros le hizo señas de guardar silencio cuando indiscretamente vio que me acerqué.

—Buenos días —saludé—, ¿Puedo tomar su orden?

Pero algo extraño ocurría porque me miraron y luego voltearon a verse ambas, hicieron ese gesto unas tres veces.

—Dos cafés —pidió la castaña—, con tres de azúcar, por favor.

Anoté el pedido cuando la rubia carraspeó.

—Lamento mucho lo de tu padre —dijo la señora—, William era tan buen hombre.

Me tensé al escuchar el nombre, sólo la miré un momento, ni siquiera supe cómo reaccionar pero por la mirada que sostuvimos supongo que se sintió incómoda porque volteó a ver a su amiga.

—Ese señor no era mi padre —respondí secante.

—Pero Malorie es tu madre, ¿No?

— ¿Y eso qué? Ese señor no era mi padre —respondí tajantemente—, ¿Algo de comer?

—Dos pedazos de tarta de arándano —pidió la castaña.

—Ya se lo traigo.

Di media vuelta para irme pero sus comentarios los escuché.

—Qué chica, con razón Malorie no la quería en su casa más.

—No me extraña, ¿No te enteraste? Ella está con el chico Russell.

— ¡Válgame Dios!

Estuve a nada de regresarme a reclamar al respecto pero me contuve, sólo llevé el pedido a la ventanilla de la cocina y fui donde estaba Beth con la pequeña Dorothy, como Darling le había puesto a su hijita.

Generalmente los bebé no eran lo mío, pero esa niña era simplemente adorable, con su tez apiñonada y los ojos color miel, además que sonreía por todo, era imposible no sentirse enternecido por esa pequeña bola de carne risueña.

— ¿No es adorable? —preguntó Beth aún anonadada por los ojos miel de esa pequeña.

—Sí —sonreí—, es preciosa. ¿Puedo?

Estiré mis brazos para cargarla, Beth me dejó tomarla y comencé a arrullarla con suavidad al verla removerse entre mis brazos. Era tan pequeñita que se veía curiosa moviéndose.

SINNERS (Arvin Russell y tú) [TERMINADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora