𝗘𝗹 𝗽𝗮𝗻 𝗱𝗲 𝘁𝗼𝗱𝗼𝘀 𝗹𝗼𝘀 𝗱𝗶́𝗮𝘀

385 39 0
                                    

Habían pasado tres años desde la boda de Malorie y el "cambio de vida" que había tenido Jenner y su madre. La niña sabía que las cosas eran muy diferentes a como lo eran cuando Dorian vivía. No sólo se trataba de una casa distinta, otros vecinos y un vecindario completamente ajeno a lo que ella acostumbró hasta los diez años, sino que inclusive los maltratos hacia su madre y los abusos verbales de William eran distintos; constantemente las discusiones de esos dos por la noche no la dejaban dormir en paz y era peor cuando escuchaba los llantos de su madre a causa de las palizas ejercidas por William, parecía ser que su único lugar de paz era la hora de descanso en el instituto, el único momento en su día que junto a Lenora le generaba una sensación de paz y seguridad.

Esa mañana, Jenner estaba en sus clases aunque no estaba prestando atención a lo que la profesora hablaba con sus compañeros por estar atenta a seguir rayoneando la hoja de su cuaderno fingiendo escribir lo que dictaba aquella mujer frente a la pizarra.

—Están en una edad donde sus cuerpos comienzan a tener cambios —explicaba aquella mujer de cortos cabellos negros y ojos verdes—, a los hombres les comenzará a cambiar la voz, a las chicas les comenzará a cambiar su cuerpo, les saldrán granos a ambos y un sinfín de cosas más. Es una buena opción hablar con sus padres y madres acerca de estos cambios para que no se asusten cuando lleguen. Muchas veces el miedo que nos genera hablar de nuestros cuerpos es lo que hace que tengamos cierta clase de "accidentes".

Una de las niñas en la clase levantó su mano y la maestra la señaló para darle la palabra.

— ¿Qué clase de accidentes, miss?

—Bueno... —la mujer dudó un poco sobre si seguir hablando del tema o no, al final pareció negarse a responder—. Esa clase de cosa deben hablarla con sus madres. Recuerden, su mejor amiga siempre debe ser su mamá en el caso de las chicas, y su mejor amigo siempre debe ser su papá en el caso de los chicos.

A Jenner le pareció gracioso el comentario con el que aquella mujer terminó su clase. "Su madre debe ser su mejor amiga". Pensó inmediatamente en Malorie, ella podría ser considerada perfectamente como su enemiga incluso siendo su progenitora, sabía que era más probable que sus dudas las resolviera una roca que Malorie, pero no prestó mayor importancia; al sonar el timbre del fin de clases, ella tomó sus libretas y las metió a su mochila en espera que la mayoría de los chicos saliera para abandonar el salón sin prisas ni empujones.

Cuando salió del instituto y tomó el autobús hacia casa se encontró con el grupo de niñas que vivían cerca de su vecindario. Hilda, era una niña de cabello rubio hasta su cintura, ojos verdes y su cara estaba llena de pecas, unos labios rosados y una nariz pequeña, su piel era tan blanca que parecía de porcelana; Lee Ann, era la hija de un abogado, una niña con ojos marrones, un cabello castaño a los hombros, una piel apiñonada con unos labios medianos y una nariz aguileña, estaba algo subida de peso pero era la que mejor le caía a Jenner y; por último estaba Christine, una niña de ojos y cabello negros, su piel era color canela, la más alta de las tres niñas y la más delgada, pese a que Hilda con sus facciones podría fácilmente cuadrar en el estereotipo de belleza norteamericana, Christine siempre terminaba por robar la atención de todos cuando la veían pasar, sus rasgos eran tan delicados que parecía haber sido pintada por un artista.

— ¡Jenner! —Lee Ann fue quien levantó su mano para llamar la atención de Jenner y hacerla acercarse hasta su asiento que apartaba con su mochila para ella.

Después de Lenora, Lee era la niña más amable que _____ conocía. Desde que había llegado al vecindario, la castaña había sido la primer niña en hablarle e invitarla a jugar a su casa, con el tiempo le presentó a Christine e Hilda, y aunque no hablara mucho con ellas se podría catalogar que tenían una relación de cortesía buena. Jenner tomó asiento al lado de la regordeta niña que estaba frente a los asientos de Christine e Hilda.

SINNERS (Arvin Russell y tú) [TERMINADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora