Aborto

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⟩ _____ Jenner ⟨

La partera me había dado hojas de ruda. Dijo que ese era el método más efectivo para desechar al feto. No pregunté más, ella era la experta.

Simplemente preparé el agua con las hojas de ruda y espere a que hirviera. Arvin seguía caminando de un lado a otro, ya iba dos cigarrillos a lo largo de todo ese rato y miraba a la nada.

Al estar listo el té, apagué la hornilla y me serví una taza mientras Arvin miraba lo que hacía.

— ¿Será seguro? —me preguntó una vez más.

—Ella ha atendido estos casos, sabe lo que dijo que hiciera —lo traté de calmar.

—Es que no me convence, ______. ¿Sangrado abundante? No sé mucho de esas cosas pero eso no debe ser buena señal.

—Si no estás de acuerdo, puedes irte cuando quieras, Arvin —le dije una vez que me serví la infusión en una taza.

—Si no te amara tanto lo haría —respondió—, pero el simple hecho de saber que algo pueda salir mal y yo no esté para auxiliarte, me obliga a permanecer aquí. No apoyo el método pero tampoco pienso dejarte sola.

Asentí entonces. Di un suspiro de pesar al ver aquella bebida que estaba a nada de ingerir y poco después vi a Arvin que seguía fumando su cigarrillo con cierto nerviosismo en lo que movía su pierna de manera inquieta.

Cerré los ojos y sólo di pequeños tragos a la bebida hasta acabarla. Nuevamente vi a Arvin levantarse del taburete y salir un momento de la cocina.

Me sentía normal, aún no sentía que nada extraño ocurriera. Salí de la cocina igual y me dirigí a mi habitación a prepararme como si se tratara de un mes más.

Estaba en el baño poniéndome la toalla higiénica cuando sentí mi vientre acalambrarse como un cólico. Me dobló de dolor pero aún así respiré hondo y seguí mi actividad.

Al terminar, salí lentamente del baño y fui a la habitación. Ahí estaba ya Arvin acomodando la cama y poniendo unas cobijas extras.

— ¿Qué haces? —le pregunté.

—Acomodo la cama. Supongo que si será como una menarquia más, tal vez quieras estar en cama con suficiente calor por si te dan cólicos, ¿No? Ven —me tomó del brazo al notar que no quería caminar y me ayudó a ir a la cama—, ¿Te sientes mal?, ¿Te preparo té de manzanilla?, ¿Voy por algo?

—No, no —le dije cuando sentí nuevamente otra contracción, a lo que clavé mis uñas sin querer en su brazo y sentí mis piernas fallarme un minuto pero él no me soltó—, sólo quédate conmigo, por favor...

—De acuerdo, me quedo —me llevó a la cama y me ayudó a recostarme en lo que se sentaba en la orilla de la cama.

Esos dolores sólo fueron aumentando a medida que pasaba el rato, y Arvin seguía preguntándome si me sentía bien o no u ofreciéndome ir al doctor.

—Esos dolores no son normales, _______ —negó—, iré a conseguirte ibuprofeno ¿De acuerdo?

—No, Arvin, quédate aquí.

—No puedes seguir con esos dolores —fue su respuesta—, no tardaré.

Afuera estaba cayéndose el cielo por la lluvia y ya eran casi las diez. No iba a haber nada abierto en Coal Creek.

—Arvin, está bien, puedo soportarlo. Estoy bien —traté de convencerlo pero yo sentía que no paraba de sangrar.

⟩ Arvin Russell ⟨

SINNERS (Arvin Russell y tú) [TERMINADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora