La confesión

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⟩ _____ Jenner ⟨

—Arvin Russell —insistí esta vez a voz baja—, ¿En dónde has estado metido y qué hiciste?

Me encontraba asustada, en especial porque pensé en los peores escenarios posibles. Incluso el enojo se me había pasado por completo, ahora estaba aterrada por lo que pasaba por mi mente.

—Hice lo que tenía que hacer, Jenner, ¿Bien? Ese cabrón no merecía seguir como si nada, carajo, ¡Abusó de ti!

— ¿Qué hiciste? —insistí—. Arvin, ¿En qué lío te has metido ahora? Te dije que no quería que te involucraras en esto —negué caminando de un lado a otro aún con su chaqueta entre mis brazos—, carajo, carajo, carajo...

—No podía estar tranquilo sabiendo lo que te hizo, ¿Crees que podía dormir como si nada hubiera pasado sabiendo que gracias a ese hijo de puta ni siquiera te sientes segura saliendo a la calle? Joder, Jenner. No iba a quedarme con los brazos cruzados sabiendo de antemano ese imbécil estaría gozando de satisfacción recordando lo que te hizo mientras tú estás aquí teniendo pesadillas por su culpa.

— ¿Qué hiciste? —reiteré mi pregunta pero él no me contestó—, ¡Arvin!

— ¡Lo maté! —exclamó a voz baja por fin quedando muy cerca mío al decirlo—. ¿Contenta? Ahora deja de insistir con el tema.

Quedé helada al oírlo. Habría creído que se trataba de una broma suya, pero se veía enfadado y las manchas de sangre en su chaqueta sólo confirman su confesión.

— ¿Qué? Arvin, esto es malo, es muy malo —negué nuevamente volviendo a caminar de un lado a otro tiritando de nervios hasta cierto punto—, ¿Sabes qué pasará si lo encuentran?

—Lo pensé, en serio —respondió—, lo llevé al risco y lo tiré ahí. Si encuentran el coche será por suerte, además, está irreconocible y limpié los lugares que toqué. No hay evidencia mía en ese coche.

Se escuchaba nervioso también y hasta en cierto punto alterado pero a diferencia mía, él se mantenía sentado en el sofá pasándose las manos por el cabello.

—Esto es muy malo —exclamé a murmullos aún lamentándome al respecto—. Arvin, no sabes en lo que nos has metido, ¿No?

—No nos hemos metido en nada — trató de calmarme—. Simplemente se cayó en un accidente por estar en estado de ebriedad y ya —contestó—, ¿No? Todo estará bien.

— ¿Qué te hace estar seguro de eso? —esta vez lo miré levantarse y tomarme de los hombros un momento para hacerme parar de caminar de un lado a otro.

—No lo sé, pero estaremos bien. ¿De acuerdo? Necesito que te calles, nadie debe saber lo que te conté, ¿Verdad que puedo confiar en que no dirás nada? —sus manos me tomaron de las mejillas para obligarme a verlo.

Nuevamente sentí las lágrimas a nada de salir de mis ojos antes se cerrarlos y tratar de soltarme de su agarre.

—Es que esto es demasiado, Arvin, ¿Cómo se supone que actúe como si nada? Es algo grave lo que hiciste.

—Y nadie se va a enterar si tú no comentas nada, _______ —insistió—. Lo hice para evitar que ese idiota volviera siquiera a causarte temor de salir de casa. ¿No lo notas? Ahora ese cabrón ya tuvo su merecido. Ya no va a volver a atormentarte. Y créeme, lo volvería a hacer una y mil veces más de ser necesario. Antes muerto a que vuelvan a ponerte un dedo encima, _______.

Esta vez lo miré a los ojos. Él hizo lo mismo antes de besar mi frente y abrazarme contra su cuerpo.

Fue entonces que terminé por responder a su abrazo, aún sentía mis brazos y piernas temblar. Reposé mi cabeza sobre su pecho un instante y cerré los ojos aún tratando de calmar mi respiración. Igual sentía el corazón de Arvin latir muy rápido.

—Está bien —contesté al final—. Está bien, nadie lo sabrá. Esto queda entre nosotros. Nadie más va a saber lo que ocurrió.

Esta vez asintió antes de besar mi cabeza y separarse un poco de mí.

— ¿Ahora me dirás qué ocurrió?, ¿Cómo que "en brazos de otra mujer"?

Bajé la mirada entonces. Ahora me sentía como estúpida por mis reclamos hechos a Arvin por lo que había ocurrido.

—Me preocupé por ti. Cuando Earskell y Lenora fueron a buscarte dijeron que te habían visto con una mujer...

Y Arvin esbozó una sonrisa de confusión antes de negar.

— ¿Y lo creíste?

— ¿Y cómo no? Ni siquiera avisaste que llegarías tarde. Y creí que luego de contarte lo que pasó, tal vez tú ya no me consideraras como alguien suficiente para ti...

—No te atrevas a decir eso de nuevo —me amenazó—. Lo que hice hoy, está muy lejos de ser una muestra de que no eres suficiente, ______. Te amo, y eres el amor de mi vida —comentó—, ¿Por qué buscaría a otra mujer para obtener lo que tengo contigo?

—Bueno, es que dicen que te vieron en el coche y que...

—Sí, una mujer se acercó —admitió—, y sí, me ofreció sus servicios, ¿Pero tú crees que yo los aceptaría? Si tengo a la mujer más maravillosa, divertida, atenta y encantadora en muchos sentidos justo frente a mí —y a cada cumplido me dio un beso en los labios—. Así deba esperar mil años a que te sientas lista para volver a lo que éramos antes de "eso", esperaré.

— ¿Y no te molesta esperar o que yo no esté lista pronto para darte ese tipo de atenciones?

—Yo me enamoré de la chica que eres, no de cuantas veces lo hacemos o no, _______. Si debo vivir un siglo sin tocarte porque no estás lista o no quieres que lo haga, yo permaneceré un siglo entero sin obligarte. Quiero que estés bien y si tú no te sientes bien, entonces yo tampoco lo estaré. Eso incluye que ninguna otra mujer me va a gustar ni siquiera un poco a comparación de lo mucho que me gustas tú.

Adoraba esa comprensión que Arvin tenía para conmigo. Simplemente asentí cerrando los ojos al tener sus labios sobre mi frente de nuevo.

—Gracias, Arvin.

—No agradezcas —murmuró—, no es ningún trabajo para mí eso. Me preocupa tu seguridad y si tuviera que volver lo que hice esta tarde para protegerte, lo haría.

Guardamos silencio antes de nuevamente volver a mirarnos un momento.

— ¿Quieres ir a dormir? —le pregunté—. Me siento agotada.

—Yo estoy peor —murmuró antes de sonreír—, pero tomaré una ducha antes.

—Está bien —asentí antes de tomarlo de la mano y subir con él a la primer planta.

Yo fui directo a la cama. Aunque no pude dormir porque aún era mucho por procesar lo que Arvin había hecho con William y eso que no había deseado oír detalles.

Pasaron minutos que parecieron eternos hasta que Arvin entro a la habitación y se acostó a mi lado.

—Buenas noches —se despidió besando mi mejilla.

—Descansa, amor —musité pasando su brazo por encima mío para que me rodeara con él, cosa que hizo.

—Descansa tú también. Te amo, jamás dudes de ello.

—No podría dudarlo, Arvie.

Sus labios depositaron un beso en mi hombro y se acomodó para dormir.

El calor corporal de Arvin y su respiración calmada me hizo poco a poco cerrar los ojos de igual manera hasta terminar por dormirme tan profundamente igual que él...

SINNERS (Arvin Russell y tú) [TERMINADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora