Con el paso de las siguientes semanas, las salidas nocturnas entre William y Malorie fueron constantes hasta el grado que había noches en las cuales la mujer no llegaba a casa; las primeras ocasiones Jenner esperaba en el viejo sofá de la sala a que su madre llegara pero no era hasta la mañana siguiente que lo hacía. Con el paso de los días esperarla en la sala ya no parecía ser tan importante para la niña la cual después de las nueve iba directo a su habitación para dormir inclusive sin saber algo acerca de su madre.
Entre las salidas que frecuentaban Malorie con William, había salido un par de veces el pasado de la mujer y su confesión de tener una hija de su antiguo matrimonio. William no pareció perder el interés, sino acrecentarlo, no parecía interesarle el pasado de su conquista, incluso parecía emocionado con la idea de saber más de Malorie, quizá fue eso lo que la hizo convencerse que el interés del doctor por ella era la respuesta a sus plegarias hechas a Dios cada noche para sacarla de su miseria y debía hacer lo que estuviera a su alcance para mantener al hombre a su lado.
Para el sábado por la tarde, Jenner miró a su madre llegar con una bolsa en manos totalmente nerviosa. Le parecía extraño que estuviera en casa tan temprano en sábado pero tampoco se atrevió a cuestionarla, de antemano sabía que por cada pregunta recibiría un reclamo por parte de la mujer acerca de su indiscreción.
—Iremos a cenar hoy —fue lo que escuchó a su madre decirle antes de entregarle una bolsa de las que traía entre sus pequeños brazos—. Así que te vestirás con esto, ¿de acuerdo? No quiero una sola queja de que no te gusta el vestido, te lo pones sin renegar.
Para la niña, fue extraño escuchar que su madre la quisiera llevar a algún lugar sin quejas ni maldiciones a regañadientes. Al verla subir los peldaños de sus escaleras observó el vestido empaquetado en aquella bolsa. Detestaba los vestidos, las faldas y la poca movilidad que le brindaban, sin embargo sabía que no era buen momento ese para reclamar a su madre por el regalo que le había entregado, sino estar agradecida.
Parecía ser que después de tanto tiempo escuchando esas dos palabras de "estar agradecida" era lo único que su subconsciente lograba retener y echarle en cara cada que tenía oportunidad por medio de una sensación de tristeza y culpa cuando se atrevía a reclamar algo que no le gustaba.
Fue a su habitación y se puso el vestido color azul pastel que su madre le había dado. No era algo muy vistoso, solamente un vestido a mitad del peroné con tul encima de la falda y una flor enorme en la parte trasera del vestido. Tuvo que acompañarlo con unas calcetas blancas y sus zapatos del mismo color. Su madre entró sin previo aviso a la habitación mirando a su hija.
—Muy bien, pero deja te peino. Mírate, parece que un gorrión se posó en tu cabello a hacer un nido. —Se quejó Malorie tomando un cepillo y encargándose de desenredar el cabello de su hija.
— ¡Ouch! —Se quejó Jenner con los tres primeros tirones que su madre dio sobre su cabello.
—No quiero que te portes grosera, ¿entendido? De lo contrario, no te llevaré jamás a otra cena conmigo.
— ¿Adónde iremos?
—He pasado por mucho, _____ Jenner y no voy a dejar que ni tú ni nadie arruinen mi noche. ¿Oíste? —La ignoró por completo, algo que ya no le parecía raro a aquella niña.
—Sí, mamá.
—Más te vale.
Después de atar el cabello de su hija a una coleta alta, Malorie la tomó de la muñeca saliendo con ella de la casa. Habían tomado un taxi que las llevó hacia el restaurante de destino en el que se encontrarían Malorie y William. Apenas llegaron, Malorie pagó y salió con su hija tomándola de la mano.
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SINNERS (Arvin Russell y tú) [TERMINADA] ✓
Fanfic______ Jenner vive en Coal Creek, Virginia Occidental. Hija de una mujer viuda que ha sido devota a la iglesia desde la muerte de su marido en un accidente automovilístico. Jenner, a diferencia de su madre, es escéptica a toda religión o persona que...