El autoestop hacia Ohio

1.1K 135 29
                                    

⟩ Arvin Russell ⟨

Unas cuatro horas después, cuando estaba a unos setenta kilómetros de Charleston, Virginia Occidental, empecé a escuchar ruidos extraños debajo del Bel Air. Conseguí llegar a la autopista y entrar al aparcamiento de una gasolinera antes que la transmisión del coche se rompiera por completo.

—Carajo —mascullé al ver qué le había pasado al coche.

— ¿Necesitas ayuda? —se acercó un hombre de overol azul.

—No, a menos que usted tenga una transmisión para ponerle a esto —le contesté.

— ¿Se te ha muerto, eh?

—Del todo.

— ¿A dónde vas?

Dudé un poco en decirle, al final, era un completo extraño.

—A Michigan —mentí.

—Si quieres llamar a alguien, puedes usar el teléfono.

—No, no tengo a quien llamar —pensé un instante. Era escalofriante saber cuánta verdad había en esas seis palabras pronunciadas. Pensé un momento. Aunque odiaba la idea de deshacerme del Bel Air, no podía quedarme ahí—, ¿Cuánto me da por el?

El tipo miró el coche y frunció el ceño antes de negar.

—No lo quiero para nada.

—El motor está bien, le cambié los platinos y las bujías hace un par de días.

Lo miré dudarlo un poco y comenzar a revisar los neumáticos como repensando su negativa.

—No sé.

— ¿Cincuenta pavos? —le dije mi oferta.

— ¿No es robado, verdad?

—No, los papeles están a mi nombre.

—Te doy treinta.

— ¿No puede darme más que eso?

—Muchacho, tengo cinco hijos en casa —me respondió—, es todo lo que puedo darte.

Treinta era mejor que nada. Sólo di un suspiro de pesar antes de acceder.

—De acuerdo, es suyo. Sólo déjeme sacar mis cosas.

Tomé mi maleta, me senté una ultima vez en el coche y di un suspiro de pesar antes de abrir la guantera para sacar los papeles del coche y una caja de balas.

Guardé la caja en mi bolso y cuando el tipo dejó los treinta dólares en el tablero, yo firmé los papeles, le puse la fecha y guardé el dinero en mi billetera.

Salí del coche y fui a la tienda de la gasolinera para tomar un refresco y un Zagnut que era lo primero que probaba desde que me fui de Coal Creek. Miré por la ventana la fila interminable de coches varados por el tráfico de la carretera.

— ¿Y cómo te irás ahora? —preguntó el hombre.

— ¿Alguna vez ha hecho autoestop?

— ¿Hablas en serio? —él pareció dudoso—. En estos lugares no creo que encuentres alguien que quiera llevarte si no es a cambio de dinero.

—Bueno, habrá que intentarlo —respondí antes de beber otro poco del refresco—, mos vemos.

—Mucha suerte con tu autoestop —dijo el hombre.

Salí del local y volví a acomodarme el bolso sobre mi hombro antes de comenzar a caminar en dirección a la autopista.

Pese a todo lo malo que esperaba, un señor que llevaba fertilizantes me levantó y me dejó en Nitro cuando ya el camino que tomaba se alejaba del lugar al cual yo me dirigía.

SINNERS (Arvin Russell y tú) [TERMINADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora