SINNERS (Arvin Russell y tú) [TERMINADA] ✓

¿Lenora?

⟩ Arvin Russell ⟨

El resto de la semana parecía que Lenora no tenía mejorías pero se negaba a ir al doctor. Esa mañana era domingo y había quedado de llevar a mi abuela a la iglesia.

Estaba desayunando en casa de ______ en lo que hablábamos de nuestros días a lo largo de la semana hasta que diera la hora y mi abuela y Earskell estuvieran listos.

—Lenora no se siente bien para ir a la iglesia, y generalmente sabes que va a pesar de sentirse mal —comenté como tratando de sacar información si es que la tenía.

Ella se puso tensa. No parecía un tema agradable y eso sólo quería decir que ya había hablado con mi hermana.

— ¿Sí? Pues qué mal —respondió aún bebiendo su té evitando verme.

— ¿No has hablado con ella?

— ¿Para qué? Me va a mandar al diablo si le pregunto.

—Eres su amiga, podrías convencerla de ir al médico, cariño.

—Arvin...

—No es normal que tenga tantos vomitos, ¿Entiendes? Me preocupa.

—No quiere al doctor porque siente que si va te hará gastar lo que no tienes. Sabes cómo es, no quiere aceptar, ya le insistí varias veces diciendo que no es un problema y no quiere aceptar. Deberías tú hablar con ella.

Me miró a los ojos en lo que me respondía. No supe qué más decirle, sólo terminé el desayuno y me levanté para ir por mi gorra y chaqueta. Me acerqué a besar su cabeza en forma de despedida.

— ¿Segura que no quieres venir?

—Sabes que no me gusta ir, Arvin —acarició mi mano entonces antes de besar el dorso.

—Regreso en dos horas ¿Está bien? Por favor, ve a cuidar de Lenora, no la dejes sola.

—Le haré sopa de verduras, no te preocupes, estaré al pendiente.

—Te amo —sentí que esbozó una sonrisa.

—Yo te amo mucho más.

Esta vez yo fui quien sonrió saliendo de casa. Fui a la propiedad de mi abuela y entré al estar la puerta abierta.

— ¿Estás lista, abuela? —le pregunté en lo que me ponía mi chamarra.

—Ya casi, ¡Earskell!

En lo que ella seguía preparándose yo fui a buscar a Lenora. Estaba aún en su habitación acostada.

Cuando me miró, sonrió un poco.

—Hola, Arvin.

— ¿Cómo te sientes? —pregunté yendo a sentarme a su lado pero ella nuevamente parecía querer vomitar así que le acerqué el balde para que lo hiciera ahí.

—No me siento bien para ir hoy a la iglesia, discúlpame con Emma —pidió a nada del llanto.

—Está bien, un día que te quedes no te hace mala persona, seguro que Dios entenderá —traté de calmarla—. Pero deberías aceptar ir al doctor, Lenora, a este paso te quedarás como una varita de tanto vomitar.

—Estoy bien, se me pasará, Arvin. Nos vemos.

Asentí revolviendo el cabello de Lenora y esta vez salí de su habitación para ir al coche. Earskell y mi abuela salieron un poco después, en lo que conducía encendí un cigarrillo y le ofrecí uno a mi tío.

Detestaba la iglesia pero Earskell ya no podía manejar por las cataratas de ojos y mi abuela no sabía conducir. Ahora que Lenora se sentía mal, no podía dejar que ellos estuvieran sin compañía por ahora.