Capitulo 5: Segunda Semana.

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La semana paso volando, escribí un montón, ya estamos a mitad de la segunda semana, en las mañanas después de desayunar, me tomaba el tiempo de "entrevistar" a la señora Lambert mientras hacíamos los quehaceres del hogar, está mujer tiene una historia asombrosa, sus padres, al igual que ella, nacieron en Francia, y se mudaron aquí en el 1950, cuando ella tenía 10 años buscando una vida mejor.

En las noches, hacía lo mismo pero con Eddy, nos sentábamos en el porcje de la casa antes de ir a dormir mientras el se fumaba "su cigarro del sueño" como dice, ya que le ayuda a relajarse para dormir. Él señor es muy gracioso, me contó sus mejores anecdotas juveniles y como conoció a su esposa.

En cuanto a Amy, no progrese mucho, cuando trabajamos juntas no me habla mucho, es más, yo pregunto algo y me da una respuesta cortante y aún no hablamos de las flores, creo que le diré para ir a verlas, quizás hablar de eso le guste y haga que sea menos incómodo.

-Me quedé pensando en las flores, me gustaría saber más sobre ellas -le menciono mientras caminamos.

-Sí, vamos ahora, hoy no hay muchas cosas que hacer

Saca un cigarrillo de la caja y lo prende, la miro, da la primera calada, saca el humo por su nariz y boca, no se porqué pero, me eso me pareció atractivo.

Vamos al jardín y antes de llegar habla.

-Perdón por no preguntartelo antes -me mira- ¿Quieres?

Me ofrece el cigarrillo que esta entre sus dedos, lo miro, y sin pensar acepto. Intento recrear lo mismo que ella hizo con anterioridad, pero al exhalar toso, y mucho, no pruebo uno desde la universidad, y este era muy fuerte.

Se ríe de mi, siendo esta la primera vez que lo veo hacerlo.

-Tú no fumas, ¿verdad? - Me da una sonrisa tan amplia e iluminada.

Yo, algo cohibida solo niego con la cabeza, pasándole el cigarrillo nuevamente.

-Entonces ¿por qué aceptaste? - Ahora ella le da una calada.

Llegamos a las flores y apaga el cigarrillo.

-No sé, fue instintivo

Da una leve risa.

Por verla reír como hace un momento diría que sí de nuevo.

-Esta flor, se llama Narciso, conoces la leyenda del joven ahogado tratando de abrazar su propio reflejo en el agua por ser muy hermoso? Esta flor usalmente se debe dar a las personas que son vanidosas, pero también de una belleza sin igual.

La flor era muy bonita, era mayormente blanca la parte exterior y por dentro amarilla.

-Luego tenemos las rosas, que mayormente se le da a la pareja -Me la muestra

Habían rosas blancas y rojas.

-Los famosos tulipanes, la gente cree que son originarias de Holanda, pero la verdad es que son de Persia, son mis favoritas, por muy cliché que suene. Según tengo entendido el rosa expresa afecto, y el rojo, el amor.

Me encanta como cuando habla de esto le brillan los ojos y parece una niña pequeña.

Me explicaba sobre otras flores, como las margaritas y girasoles, pero por un momento me perdí en sus ojos. No sé cómo pasó eso.

-¿Cual es tu favorita? -Me mira expectante y mi corazón se aceleró por un momento.

-Mmm -doy una rápida mirada a todas nuevamente- El narciso me gustó mucho

Amy mira la flor y luego me mira a mi.

-Tiene sentido, se parecen.

Nos quedamos en silencio un momento.

-Iré al establo ¿tu que harás?

Cómo mira, expectante, no se porque me hace latir el corazón más rápido, ¿será por color de sus ojos? Con el sol resaltan aún más en su piel blanca, la hace ver demasiado bien.

-Iré contigo

Vamos pero primero entramos a la granja.

Yo le doy la comida a las gallinas y Amy a los cerdos y vacas para entrar después al establo, mientras ella los alimenta yo los acaricio.

-Son hermosos -le digo

-Lo son -Se sacude las manos por su ropa- Ahora comenzaré con la limpieza, no se si quieres ir con mi madre

No entendí muy bien a que se refería.

-Puedo ayudarte, el establo es bastante amplio.

-No lo sé, no creo que sea lo tuyo - Dice mirándome

Aún sigo confundida.

-¿A que te refieres? - junto las cejas confundida.

-Es que... -Mira para otro lado- No se, olvidalo

-Dímelo - Eso sonó un poco autoritario y me arrepentí de haberlo dicho asi

-Eres delicada, como que este trabajo no es para ti, siento que no lo haces mucho

Me enojo un poco y me quedé en silencio mirando para otro lado, el ambiente era demasiado tenso.

-Aparte, traes un vestido.

En definitiva no tenía coherencia.

-No. Yo te quiero ayudar, sí, obviamente me encargo de la limpieza, es lo mío

No soy delicada, obviamente puedo limpiar, no se por que dice eso si ni me conoce, no se de donde sacó esas conclusiones.

Con una goma que tenia en la muñeca me hice una coleta y comencé a barrer.

No puedo negarlo, estaba molesta y quería que se de cuenta de que puedo hacer de todo, no soy una niña mimada.

Amy limpiaba a la par conmigo, sin decir nada, la veía con un cigarrillo en los labios.

Luego de barrer, mojamos el piso yo limpiamos con jabón y al terminar yo estaba completamente sudada, de pies a cabeza, lo juro, en cambio Amy, se veia nada más un poco traspirada.

-Cyn, estas completamente roja - Río de mi- Mira, no está mal que seas una chica de ciudad

Gire los ojos hacia arriba, la verdad estaba cansada. Volvió a reír y me imitó cosa que me dio risa.

El hecho que me haya dicho Cyn me gustó, sonó muy bien en sus labios y con su voz.

-Oyeee, no me imites - La mire mal

-Que tierna, haciendo cara de mala -Se recuesta por el marco de la puerta del establo con una sonrisa burlona.

Senti algo raro cuando dijo eso, queria responder, pero me quedé callada.

Se fue y me dejó ahí, entonces decidí ir a la casa, quería darme una ducha antes de ir a almorzar.

Los Designios de la VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora