Bad Boys, Soft Boys, y Otros Descorazonados - El Paquete Completo

Bad Boys: Era De Ultron

Tan pronto como terminé mi conversación con Lee, regreso caminando a casa. No quiero hablar con Hayden ni con nadie más. Lo ensucié a él y al resto al decir cosas malas sobre ellos. Todo lo que necesito es relajarme, sentarme y pensar.

Y creo que lo hago. Creo.

Honestamente, ya no sé qué hacer. Por un lado, mi vida ha sido algo... interesante, por decirlo así, desde que conocí a Hayden, al igual que una tormenta de categoría 5 es una brisa refrescante en una tarde húmeda de verano. Por el otro lado tengo un refresco, porque me gusta beber algo gaseoso cuando pienso.

¿Cuáles son mis opciones? Lo que Lee dice es parcialmente cierto: tal vez, debido a que estamos juntos, estoy actuando como un ancla para los deseos más destructivos de Hayden y Brayden, manteniéndolos a salvo de golpear un iceberg como un Titanic con abdominales.

Pero quedarse con ellos sería un suicidio. Este libro tiene 35 capítulos que abarcan solo 5 días de mierda que me pasó porque estaba alrededor de un par de bichos raros. Si me quedo con ellos, no estoy seguro de poder graduarme. Podría ser capaz de mantenerlos a raya... pero siento en mi kokoro que estamos destinados a quemar la escuela en algún momento.

Quedarse con Lee y unirse al consejo estudiantil sería la opción más sabia, en teoría. Pero apesto para la ciencia, así que la teoría me sabe a culo. Siempre he sido mejor en la práctica. Sin mencionar que Lee no solo es mi Triple A, sino que hay algo más dentro de ella. Algo oscuro, malo y odioso, como un pequeño chihuahua cagando en su diminuta cama de chihuahua.

La tercera opción es alejarse de ambos y ceñirme al plan original. Lo cual, aunque tentador, preferiría poner un palillo debajo de mi dedo gordo del pie y patear una pelota de fútbol, ​​descalzo, lo más fuerte que pueda. Ya no puedo lidiar con esta maldición, y tan loco como suena, quedarme con Hayden y Brayden ha mantenido a raya algunos mis instintos de bad boy. No he visto a Laila ni a Leeland en un tiempo. Quizás el plan de Hayden tiene algún tipo de lógica. Aunque, vuelvo a repetir, no creo en la lógica.

Estoy entre una espada, una pared y un consolador de 20 pulgadas. Donde sea que vaya me van a dar duro.

Y si me tienen que dar duro, prefiero que sea con buena compañía.

La suerte está echada. He cruzado el Rubicón. Mis enchis han sido ladas.

Que Dios se apiade de mi alma.

Venido el lunes, una semana completa desde la primera vez que puse un pie en este calvario en la tierra que llamo escuela secundaria, y me siento optimista. Que es una palabra bastante extraña una vez que la miras bien. Si digo "ocularmente desconcertante", debería ser lo mismo, pero eso es lo que hace un bicho raro, y yo no soy uno.

Lo primero que veo tan pronto como llego a la escuela es una camioneta negra que se detiene. De ahí sale Brayden, luciendo tan vacío y estupefacto como siempre. La única diferencia es que ahora está un poco más bronceado. Lleva un collar de conchas y gafas de sol.