—Vamos, chikitrikis, metelo en tu boquita —le digo a Hayden, acariciando la parte superior de su cabeza.
—No sé, osito —dice, mirándome vacilante mientras agarra el palo—, es más grande de lo que pensaba... y es muy esponjoso. No creo que pueda metermelo todo.
Agarro su barbilla y le doy una sonrisa amorosa. —Solo la puntica, entonces.
Hayden lo aprieta suavemente, haciendo que parte del líquido translúcido se filtre de la punta. —Y también es muy húmedo.
La confianza en sus ojos vacila cuando la circunferencia pura de la masa entre sus manos se burla de él. —Bueno sí. Esta muy caliente. Obvio saldra alguito de liquido.
Puedo verlo lamerse los labios con anticipación mientras acerca su rostro más y más cerca. Solo unos centímetros más. —Huele un poco raro —dice Hayden.
Necesita un poco más de insistencia. Agarro la parte de atrás de su cabeza y lo empujo más cerca. —Cariño, ponlo en tu boca antes de que se ablande. Pensé que querías esto.
—No, no... ¡Yo sí quiero! —dice con vacilación en su voz—. Pero... nunca había hecho esto antes.
—Hay una primera vez para todo —digo—. Estoy contento de estar aquí por primera vez.
Hay un trago audible cuando Hayden cierra los ojos con determinación. —Está bien, aquí voy.
Sus labios carnosos se abren con una línea de baba uniendo los dos. Tiro de su cabello suavemente mientras guío su boca abierta hacia la punta del palo marrón. Su lengua sobresale sobre sus labios inferiores cuando hace contacto con la punta. Él retrocede mientras arruga su rostro.
—¡Es súper salado! —dice, limpiándose la lengua.
—Bueno, ese es el punto —le digo—. Pero créeme, será mejor cuando te lo lleves a la boca.
Hayden me mira vacilante, luego vuelve a mirar mi bastón mientras lo agito juguetonamente frente a él. —Está bien, si tú lo dices...
Sus suaves labios se separan cuando una vez más conduzco la punta hacia su boca. Tal vez se mete un par de centímetros antes de que sienta que se atraganta. Casi inmediatamente muerde salvajemente la punta, sacando un trozo que procede a escupir en el suelo.
—¡Es aún peor! —grita Hayden entre arcadas y tosidos mientras contengo mi risa. Ver al remilgado "demasiado bueno para la comida de feria" Hayden morder una banderilla frita por primera vez no tiene precio. Bueno, me hizo comer un sándwich de cebolla con malvavisco aquella vez, así que, venganza, perra.
—Cariño, es solo un banderilla. No es el fin del mundo.
—¡El guebo mio es el fin del mundo! —me grita—. Corrígeme si me equivoco, pero ¿no se supone que debe haber una maldita salchicha dentro de la masa frita para que sea una banderilla?
—¡Por supuesto! Ese es el punto de una banderilla. Una salchicha recubierta de masa frita, o algo así.
—Bro, mi lengua no tocó ninguna salchicha.
—Mira, sé que no es una chistorra o una calabresa, pero...—empiezo a decir, pero incluso una mirada superficial a la susodicha banderilla revela que lo que hay más allá del pan es... más pan. —¡Oye! ¡No hay salchicha en este bollo!
—No me jodas —dice Hayden—. Eso es solo una esponja llena de aceite. ¡Eh, tú!
Estamos parados en medio del recinto ferial, con puestos de comida a los lados en medio de montañas de basura y barriles radiactivos que sirven como sillas y mesas improvisadas. Un hombre delgado con una guarda camisa manchada de lo que espero sea ketchup, bigote delgado y cadenas de oro alrededor de su cuello está en cuclillas junto a un puesto de comida mientras bebe algún líquido marrón turbo que dudo mucho que sea té dulce. Y sí, por supuesto que lleva pantalones Adidas. No sé por qué tienes que preguntar eso cuando es un hecho.
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Bad Boys, Soft Boys, y Otros Descorazonados - El Paquete Completo
RomanceCuatro bad boys, Ayden, Hayden, Brayden y Okayden, intentan formar un club escolar para aprender a luchar contra sus instintos de bad boy, o sucumbir a los clichés en el intento. ******* C...