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(P)

Estamos a dos semanas de la boda por lo que mis emociones están al cien por ciento, todos los preparativos están quedando de maravilla y me alegra muchísimo saber que en unos pocos días voy a estar casada con el amor de mi vida.

He notado una cierta decadencia en Daniela, todo el tiempo esta al pendiente de su teléfono, cambió su contraseña y cuando intento acercarme para intentar entender lo que esta sucediendo ella me evade, no quiero pensar mal con respecto a lo que ocurre pero tampoco puedo evitarlo. Espero que su repentino cambio se deba a los nervios de la boda y no me esté ocultando algo o alguien.

- Dani cariño hoy debemos ir a probar los pasteles.

- Ajam..- Ni siquiera levanto la vista del celular para responderme.

- Creo que voy a terminar con problemas de diabetes por comer tanto dulce.- Reí pero ella ni siquiera notó mi comentario.

Me levanté del sofá y subí las escaleras rumbo a la habitación. Me senté en el borde de la cama sintiéndome realmente terrible, miré el brillante anillo en mi dedo y las lágrimas simplemente comenzaron a salir recorriendo mis mejillas. No comprendo que hice mal, hace tan solo algunas semanas ella era la persona más dulce y atenta del mundo pero ahora esta tan distante, ya no me besa ni me toca, siento que el amor que sentía por mi se esta desvaneciendo y eso realmente me aterra.

Oí la puerta e inmediatamente limpié las lagrimas en mis mejillas.

- ¿Puedo pasar?.- La miré para asentir y volver a bajar la vista a mis manos.

Caminó lentamente sentándose a mi lado, colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja para poder ver mi rostro y su mano acarició tiernamente mi mejilla.

- ¿Qué ocurre cariño?.- Preguntó con voz dulce.

- ¿Aún me amas?.- La miré con los ojos empañados en lágrimas.

- ¿Por qué preguntas eso?

- Sólo quiero sabelo.

- Claro que sí, te amo más de lo que puedes imaginar.

- Has estado tan distante Daniela que siento que ya no lo haces.

- Lo lamento tanto cariño, es solo que el trabajo me tiene demasiado ocupada pero prometo que me haré tiempo para compensar todo lo mal que te hice pasar.- Juntó su frente con la mía mientras sus manos acariciaban lentamente mi espalda.- Te amo María José y no puedo esperar a pisar ese altar para casarme contigo.

- También te amo Daniela.- Junté nuestros labios para besarla sintiendo el sabor salado de mis lágrimas.

- ¿Qué les parece éste?.- El joven nos pasaba los platillos con las porciones de pastel, este era el décimo que probamos y estoy segura que mi nivel de azúcar estaba por las nubes.

- Wow, es riquísimo.- Dijo Daniela mientras sonreía y apuntaba a la rebanada de pastel.

- Tienes razón es delicioso.- Ambas nos miramos y dijimos al unísono.- ¡Es éste!

Caminábamos rumbo al auto con las manos entrelazadas y Daniela comenzó a reír sin motivo alguno.

- ¿Qué es tan gracioso?

- Es que comí tanto pastel que no quiero volver a comer nada dulce por algunos días.

- Tienes razón.- Comencé a reír. 

Su celular comenzó a sonar así que lo tomó rápidamente para ver de qué se trataba, jamás soltó mi mano pero la expresión de su rostro cambió en cuanto sus ojos se cruzaron con la pantalla del aparato. No sé que es lo que ocurre y me encantaría saberlo pero Daniela es tan cerrada en cuanto a temas personales que a veces prefiero ni siquiera hacer el intento de preguntar.

SEÑALES DE AMOR - (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora