(P)
Desperté en medio de una oscuridad abrazadora, no podía distinguir nada a mi alrededor, estire la mano hacia la mesita de noche y la lámpara iluminó la habitación con su tenue luz, gire mi cabeza encontrandome con su perfecto rostro, se veía tan serena, su rostro se veía completamente relajado y su respiración era tan tranquila que me transmitía paz. Aún no podía creer lo que había pasado hace tan sólo unas horas atrás, todavía puedo sentir sus caricias y besos sobre mi piel, una sonrisa boba se dibujo en mis labios ante aquel recuerdo. Lleve mi mano a su mejilla e hice una tierna caricia, de inmediato se revolvió un poco en la cama hasta que sus ojitos se abrieron encontrándose con los mios.
- Hola..- Dijo con la voz ronca.
- Hola..- Le sonreí.
- ¿Qué hora es?- Acomodo un mechón de mi cabello atrás de mi oreja.
- Son las 19:05 p.m- Respondí viendo mi reloj.
- Vaya, vaya. Creo que dormimos demasiado.- Sé acomodó sobre mi.
- La actividad física que tuvimos hace unas horas nos agotó.- Llevé mis manos a su espalda haciendo lentas caricias.
- Fue la mejor actividad física que he experimentado.- Hizo una sonrisa pícara.
- La mía igual.- Roce mis labios con los suyos.
- Ven, debemos comer algo.- Me tomo de la mano para que me pusiera de pie.
- A mi me gustaría seguir en la cama.- Hice un puchero.
- No María José, debes comer.- Dijo firme.De mala gana me levanté de la cama, me coloqué la ropa interior y una sudadera lo bastante ancha como para cubrir mi cuerpo. La seguí con pasos torpes hasta la cocina, su mano iba entrelazada de la mía provocando una cierta sensación de ternura. "María José recuerda lo que dijo acerca de las relaciones, que no eran lo suyo"- Mi subconsciente me veía con cara de reproche. Llegamos a la cocina y me obligó a tomar asiento en uno de los taburetes de la mesada, de mala gana lo hice, Daniela comenzó a sacar cosas de la heladera sin decir una sola palabra.
- ¿Qué haces?- La miré intentando adivinar sus acciones.
- Te preparo algo de comer.- SonríoLos minutos pasaban y yo sólo me dedicada a admirar la belleza de aquella mujer, su manos ágiles revolvian y picaban cosas, el aroma de la comida invadió mis fosas nasales provocando que se me aguara la boca. ¡Dios! Está mujer no puede ser más perfecta, no podía dejar de verla con cara de boba.
- ¿Qué tanto me vez?- Sonrió mostrando sus perfectos dientes.
- Lo hermosa que eres.- Dije para que luego mis mejillas se tornaran rojas y el calor se expandiera por mi cuerpo.Luego de mi comentario dejó lo que estaba haciendo para acercarce lentamente hacia mi, separó un poco mis piernas y se colocó en medio tomándome de la cintura.
- Tú eres la perfección en persona María José.- Acercó su rostro y dejó un casto beso sobre mis labios para luego sonreír sobre ellos provocando que todo mi ser se derritiera.
Volvió a la cocina y retomó lo que estaba haciendo, luego de unos minutos la cena estaba lista, acomodamos la mesada y cenamos entre risas e insinuaciones. Deseaba todo con esta mujer pero mi mayor miedo era que para ella sólo sea sexo y nada más. ¡Te dije que no te enamoraras María José!- Me veía mi subconsciente con el ceño fruncido.
- Bien, ya debo irme.- Dijo de repente y mi corazón se encogió.
- No, por favor no me dejes sola.- Dije con voz ahogada por el llanto que amenazaba por salir.
- María José, hoy deje todo para salir corriendo hacia ti.- Hizo una caricia en mi mejilla.
- ¿Qué?- Dije abriendo los ojos.
- Estaba en una reunión importante cuando recibí tu llamada, pero no me importó nada cuando te escuche llorar.- Me Brazo con fuerza.
- ¡Oh por dios! Lo siento tanto Daniela.- Bajé la mirada al suelo.
- Pues yo no, haber venido fue la mejor decisión que pude haber tomado.- Levantó mi rostro para que nuestras miradas se encontraran.
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SEÑALES DE AMOR - (CACHÉ)
RomanceCuando dos almas se tienen que encontrar, el destino acerca los mundos, borra las distancias, une los caminos y desafía lo imposible. Y tú, ¿crees en el destino?