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(D)

Desperté de muy buen humor debo decir, a mi lado se encontraba María José completamente desnuda bajo las sábanas, su rostro se veía sereno y su reparación tranquila, simplemente es hermosa. Hice una pequeña caricia en su mejilla con la yema de mis dedos lo que provocó que se moviera un poco. Me levanté lo más sigilosamente que pude de la cama, me di una ducha rápida y me fui a la cocina a preparar el desayuno. Mientras arreglaba todo sentí ruidos que provenían de la habitación así que supuse que mi pollito había despertado, tartando de hacer el menor ruido posible me acerqué a la habitación y me recoste sobre el marco de la puerta. María José se paseaba por la habitación desnuda, supongo que estaba buscandome pero no se había percatado de mi presencia, se veía tan jodidamente sexy, me encanta poder apreciar su belleza cuando está desnuda.

- ¡Carajo!- Chilló al notar mi presencia.
- Lo siento, es que te vi y decidí pararme aquí para verte.- Analizaba su cuerpo de arriba a bajo mientras me humedecia los labios.
- ¿Qué tanto me ves?- se cruzó de brazos.
- Estás desnuda María José como quieres que no te mire.- Noté que no se había dado cuenta. Todo su rostro se puso rojito.
- Es simple sólo no lo hagas.- Comenzó a provocarme.
- No es tan fácil como piensas.- Comencé a acercarme lentamente.
- Claro que lo es.- Soltó una risita.
- No tienes idea de todo lo que quiero hacerte justo ahora.- Lleve mis manos a su cintura y tire de ella para pegar su cuerpo al mio.- Me provocas de una forma que ni yo entiendo María José.
- ¿Y qué es exactamente lo que piensas hacerme?- Alzó una ceja.

Bajé mis manos a sus nalgas y comencé a masajearlas provocando que soltara pequeños jadeos.

- Me encantas, me fascinas, me vuelves loca.- Me mordi el labio.

Rodeo mi cuello con sus brazos para pegarme aún más a ella, en un movimiento rápido sus labios impactaron con los mios dando inicio a un beso lento pero lleno de pasión, mordió mi labio inferior haciéndome soltar un gruñido.

- Me encantaría seguir con esto todo el día pero tengo trabajo.- Besé suavemente sus labios.- Ven vamos a desayunar.

Esa media hora en la que estuvimos frente a frente, sin besarnos, sin sexo, solamente admirandonos, intercambiando miradas e información la una con la otra. Su nombre completo es María José Garzón, tiene 24 años lo que me sorprende porque no creí que fuera mayor que yo, me hablo sobre el peor momento en su vida el cual fue perder a su mamá hace unos años debido al cáncer. Es tan fuerte y valiente, le hace frente a todo, esa son algunas cosas que me gustan de ella. No quiero hacer caso a eso que oprime mi pecho cada vez que la veo pero desde que llegó a mi vida me siento completa, creo que María José se está metiendo poco a poco en mi corazón y de echo me aterra muchísimo.

Llegó la hora de marcharme, me despedí con un rápido pico y me subí a mi auto, mientras me alejaba no pude evitar ver por el espejo como María José sonreía tiernamente.

Tengo mucho miedo de herirla de alguna forma, no soy buena en esto de las relaciones pero con ella es diferente, yo me siento completamente diferente cuando la tengo cerca. Soy un completo desastre, mi vida es un desastre aunque no lo parezca y no quiero meterla en esto pero necesito saber si es capaz de aceptar mi estilo de vida.

Llegué a mi casa, me cambie de ropa y me arregle un poco, salude a Elena quien estaba preparando el desayuno, intente salir rápido pero me detuvo.

- Niña Dani ¿no piensa desayunar?- Sonrío con ternura.
- No iba a hacerlo pero siempre sabes convencerme.- Me acerqué con una sonrisa en el rostro.

Al terminar salude con un beso en la mejilla a Elena y salí de apuro a la empresa. Tarde unos pocos minutos en llegar, deje el auto en el estacionamiento privado donde me topé con José.

SEÑALES DE AMOR - (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora