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(P)

*Escuchar Streets - Doja cat cuando se indique

- Daniela me debes una explicación..- Me detuve a la espera de una respuesta pero ella solo siguió caminando.

- ¡DANIELA!.- Grité, estaba realmente enojada y su indiferencia solo lo estaba haciendo empeorar.

La vi subir al auto y cerrar la puerta con total normalidad ignorando mi presencia. Cerré mis manos en puños para comenzar a caminar en su dirección, los tacones de mis zapatos hacían eco en el estacionamiento, esa mujer agota mi paciencia.

Entre en al auto azotando la puerta de lo cual me arrepentí al segundo de ver el rostro de Daniela presenciar mi acto. Me abroche el cinturón removiendome un poco en el asiento, me crucé de brazos y solo me dispuse a ver por la ventana, quería llorar, realmente quería hacerlo pero no lo haría porque no quería parecer débil.

- María José..- Dijo con voz tranquila. Su mano tomó mi mentón y giró mi cabeza para encontrar sus intensos ojos marrones con mis ojos llorosos.

- ¿Qué?.- Solte con la voz ahogada.

- No quiero hablar de eso, por favor entiende es parte de mi pasado y no mezclo el pasado con el presente. Además ella no significa nada para mí.- Limpió con el pulgar la lágrima que descendía por mi mejilla.

- Pues para ella aún eres su presente.- Bufé.

- Carla solo fue una chica de la que creí estar enamorada, le di todo, quería darle el mundo si era necesario pero pasaron cosas..

- ¿Qué cosas?.- Levante la ceja esperando una respuesta.

- Ella solo quería mi dinero, solo se aprovechó de mi y me di cuenta de eso hace algunos cuantos meses cuando estábamos de vacaciones en París así que tomé el primer vuelo de vuelta a Bogotá para alejarme de ella.

- Bueno es muy predecible, basta solo verla para darte cuenta que es una caza fortunas.- Hice una expresión de disgusto lo cual la hizo reír.

- Ella no me importa en lo más mínimo. María José tu eres mi mundo, bastó solo que me robaras aquel par de guantes para hacerme caer a tus pies.- Hizo una caricia en mi mejilla.

- Aquel par de guantes era mío.- Le lancé una mirada acusadora.

Una enorme sonrisa se formó en su rostro. Encendió el auto haciendo rugir el motor, pisó el acelerador y nos pusimos en marcha. Dimos unas cuantas vueltas hasta que noté que ese no era el camino a casa, ¿a dónde estamos yendo Daniela Calle?. La mire expresando en mi rostro curiosidad, apartó la vista del camino unos segundos para verme y sonreír.

- Hice planes para pasar juntas el fin de semana nena.

- ¿Acaso me lees la mente?.- Reí.

- Tal vez..- Paramos en un semáforo.- Pasaremos el fin de semana en la casa de descanso de mi familia, ya nadie la usa porque mis padres están separados así que la dejaron para mi.

- Pero ni siquiera empaque ropa Daniela.

- Todo está en el maletero.- Me regalo una guiñada.

Es que esta mujer siempre piensa en todo.

Condujo por una media hora aproximadamente viendo como nos alejabamos de la ciudad hasta que pude divisar una enorme casa. De verdad era como una mansión, realmente era una casa digna de alguien con dinero.

Vi varios autos estacionados fuera lo que me sorprendió porque Daniela dijo que pasaríamos el fin de semana juntas, yo había pensado en nosotras dos solas pero creo que ese no era el plan.

SEÑALES DE AMOR - (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora