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(P)

¡Llegamos! Dijo Mark mientras abría la puerta del auto. Daniela salió del auto con prisa para tomar mi mano y ayudarme a bajar.

A penas me bajé mis ojos analizaron el lugar, la casa era como una mansión con una temática antigua, Daniela posó su mano en mi cintura y comenzamos a caminar hacia la misma.

En la enorme entrada una mujer alta, de piel pálida, cabello dorado y con aspecto elegante nos esperaba con una amplia sonrisa en el rostro. Cuando vio a Daniela extendió los brazos para estrecharla en un abrazo. Susurro algo en su oído por lo que ambas soltaron una escandalosa risa. Tranquila María José, controla los celos.

Daniela giró para tomar mi mano y presentarme.

- Es un placer conocerte María José, Daniela me ha contado mucho sobre ti.- Se acercó y me estrechó en un fuerte abrazo, olía exquisitamente y se veía radiante.

¿Debería sentir celos de la encantadora rubia?, poso su mano en el brazo de Daniela y nos invitó a pasar, ¿le estás coqueteando a mi mujer? Es mejor que me esté equivocando o estas repentinas vacaciones duraran por un muy corto periodo de tiempo.

Debo admitir que su casa es realmente hermosa, hay muchas pinturas por toda la casa y estatuas. Aunque intentaba conocer el ambiente mis ojos siempre se desviaban a ella y su descarado intento de coqueteo con mi esposa.

- Bien, esta es la sala de estar, por aquí tenemos la cocina. Siguiendo ese pasillo esta el patio o si y arriba están las habitaciones donde sus cosas ya están instaladas.

- Discúlpenme pero necesito ir al baño.

- Arriba a la derecha.- Su mano tocó la de Daniela sutilmente y eso terminó por agotar mi paciencia.

- Gracias, no tardo.- Daniela quitó su mano con rapidez.

Cuando quedamos solas le regalé una sonrisa demasiado falsa y apoyé mi mano sobre la mesa de la cocina.

- Disculpa pero quieres dejar de coquetearle a mi esposa como si yo no estuviera aquí o de lo contrario nuestra estadía aquí será muy breve.- Entrecerre los ojos.

- María José.. yo.. lo siento si te di una mala impresión, jamás miraría a Daniela de ese modo, somos como hermanas y la aprecio demasiado pero eso es todo.- Tomó mis manos con delicadeza.- Discúlpame no quería incomodarte.

- Esta bien, gracias por la aclaración.

Daniela volvió y notó la tensión que había en el ambiente así que me invitó a subir a la habitación.

- Están en su casa.- Dijo de forma cortés la rubia y se retiró.

La habitación era enorme y muy hermosa, las maletas estaban allí como nos mencionó, bueno tal vez no es tan irritante como parece.

- María José vi como mirabas a Charlotte, ella es solo una muy buena amiga.

- Lo siento, no parecía así pero ya esta clara cual es la relación entre ustedes dos.

- Estamos casadas y aún así te dan celos.- Se echó a reír.

- Aunque estemos casadas puedes traicionarme igual.

- Sabes que jamás haría algo como eso.- Se acercó e hizo una tierna caricia en mi mejilla.

- Más te vale Daniela Calle.

- Voy a desempacar

- De acuerdo yo daré un paseo por la casa.

Baje las escaleras lentamente mientras admiraba la belleza de esa enorme casa, amaba el simple echo de no oír vehículos pasar una y otra vez, camine hasta llegar al patio. La vista es hermosa, el césped verde y muy bien cuidado, los árboles repletos de flores de distintos colores y la brisa fresca haciendo a mi cabello revolotear.

SEÑALES DE AMOR - (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora