Capítulo 4

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Asco.

Asco.

Asco.

Parezco un muñeco de trapo que fue creado por una niña que juega a la comidita, y siempre les habla y les dice: es hora del té señora Bell, y tiene que darles de comer a sus muñecos. Bueno, yo soy uno de ellos ahora.

Este uniforme no es nada que ver conmigo, absolutamente nada.

Un pantalón negro, una playera blanca, una corbata roja y, encima una chaqueta de tela de un color azul oscuro; al lado derecho del pecho traía bordado el monograma del Instituto.

La camiseta blanca ni siquiera me la coloque bien, mientras otros la tenían dentro de su pantalón haciendo que se mirara elegantes, pero yo no hice eso, suficiente con andar puesto esta cosas; traía las zapatilla, pero eso era mucha elegancia para mí, y no me las puse, en su caso me deje mis converse negros. Y así me fui a las tediosas, aburridas clases.

Siento que en estas palabras se van basar mis días, porque la comida fue tallarines de esos que comen los chicos, y con esos palos para agarrar la comida, yo ni siquiera sé como se usan.

Hice mi mayor esfuerzo en tratar de comer algo, pero fue imposible, no pude. La comida es un asco.

Como era de esperase tuve que sentarme en una mesa solo, no quiero decir que soy el centro de atención, porque realmente odio serlo, pero aquí fue inevitable, todos me observaban, era como si detrás de mí traía sombras o cosas porque me miraban extraño.

Realmente no me importo sentarme solo, es agradable que nadie esté ahí molestando ni preguntando nada. Use mis auriculares y me dejaba llevar por las canciones de AC/DC.

Enserio, esta es una de mis bandas favoritas, y escuchar música siempre se me ha hecho como estar en mi espacio feliz...

Hasta que, mi momento feliz se esfumó, recordé estaba en el College Sprince, de que estoy usando un traje horrible, de que estoy solo, y que estoy haciendo todo lo posible para no meterme en problemas, eso es lo que menos quiero.

Levante mi mirada para ver a todos, este lugar es horrible, y aunque el area de comida es muy espacioso, todas las mesas están llenas. Cada una con un grupo de chicos, desde populares, hasta los aburridos.

La comida no me la terminé.

Una, porque no supe como se usaban esos palos.

Dos, estaba simple.

Tres, sabía rara.

¿Qué le echaron?

—¡Hey!

Mire al imbécil que me quito un auricular y me desconcentro de mi música. Era Dorian.

—¿Ajá? —fue lo que me salió.

—Ya es hora ir de ir a clases.

—Claro, clases.

—¿Vienes, verdad?

—No tengo otra opción.

—No, aquí es clases o castigo.

—¿Hay otro castigo aparte de estar aquí?

—Sí lo hay.

Este día será un asco.

Me levante de mi lugar, agarre mi mochila, mi celular y un jugo que tenía sin abrir; los tallarines los dejé en la mesa.

—Que empiece la tortura —escuche decir al chico a mi lado.

Desconecte mis auriculares y los guarde en mi mochila y mi celular en el bolsillo del pantalón.

Los chicos del College Sprince [Completa/editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora