Capítulo 7

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Al salir del baño recorro los pasillos del cine  en busca de Sophie pero solo me encuentro con Noah. Está a unos cuantos metros de mí, sentado en un sillón con la mirada clavada en su teléfono móvil y no se percata de mi presencia. Aprovecho que mi presencia pasa desapercibida para memorizar durante unos segundos su imagen perfecta de chico duro y reservado, haciendo que algo se me remueva en el estómago. Es como un hormigueo que hace que mis labios sonrían involuntariamente. <<¿Qué demonios me está pasando? Ni siquiera lo conozco. Hace dos días no sabía de su existencia y ahora no me lo puedo sacar de la cabeza. ¿En serio Violet? ¿Te estás encaprichando de un absoluto desconocido? ¡Pero si ni siquiera habéis cruzado más de cuatro palabras! Si es que, así te va en el amor hija mía.>> Cuando me quiero dar cuenta, él me está mirando algo extrañado mientras sigo ahí de pie, en medio del pasillo. Me golpeo la frente con la palma de la mano muerta de vergüenza y me dirijo hacia allí.

—¿Te has quedado solo?— Busco a mi alrededor a Sophie y Oliver, pero ni rastro de ellos.

—No, en realidad te estaba esperando— dice con toda naturalidad mientras se guarda el teléfono en el bolsillo trasero de su pantalón para centrar toda su atención en mí, casi de manera intimidante. La personalidad de Noah siento que es así, intimidante aunque él no se esfuerce por serlo. Cuando se pone de pie frente a mi observo por primera vez lo pequeña que me siento a su lado. Me mantengo en silencio, elevando levemente la barbilla para mirarle, esperando que continúe. Se revuelve un poco en el sitio, mete las manos en el bolsillo de la sudadera y al segundo siguiente las vuelve a sacar. Se pasa la lengua por los labios y mi cuerpo reacciona provocándome un cosquilleo que empieza en la barriga y asciende hasta el pecho. —Quería saber si te gustaría ir a comer algo por ahí.

<<¿Me está invitando a salir, los dos solos?¿Cómo en una cita?>>

—¿Cómo, tú y yo?— respondo atónita ante su invitación. Parece incómodo, pero ha sido él el que me lo ha pedido. —¿Quieres decir ahora?— Se limita a asentir manteniendo la mirada en mi rostro, pasando de mis ojos a mis labios un par de veces. De nuevo siento que estoy en el instituto y el chico que me gusta me está pidiendo salir. Asiento un par de veces tratando de no parecer ansiosa.

—Claro, me muero de hambre—

—Bien, hay un sitio aquí cerca al que me gustaría llevarte.

Acepto. Aceptaría aunque me hubiese invitado a comer un sándwich del supermercado en un banco del parque. La comida es realmente el último de mis intereses, yo solamente quiero pasar tiempo juntos, acercarme a él y con suerte que me deje conocerle. Su forma de ser en conjunto con su apariencia le da un aire misterioso que despierta en mi mucha curiosidad.

El lugar es bonito. Es un pequeño restaurante de comida rápida casera con una estética muy cuidada, las mesas son de madera y las sillas son todas diferentes. Todo tiene un aspecto desgastado, de ese estilo vintage que se lleva ahora, como si las cosas fueran viejas pero a propósito. Lo sigo hasta una pequeña mesa redonda ubicada junto a la ventana al fondo del local y me siento frente a él. No puedo evitar estar nerviosa. Siento que es una cita, aunque realmente no lo sea. Él no ha mencionado esa palabra en ningún momento y yo, no sé si para bien o para mal, todavía tengo novio.  Ojeo el menú y levanto la vista hacia él.

—¿Qué me recomiendas?— Pregunto tratando de romper el hielo mientras cuelgo la cazadora en la silla y me recojo el pelo en una coleta alta cuando una sensación de calor invade todo mi cuerpo.

—La hamburguesa de pollo y el fish and chips son mis favoritos—. Su mirada sigue el movimiento de mis manos mientras me peino hasta que el camarero se presenta en nuestra mesa. Baja la vista a mis ojos, invitándome a pedir yo primero.

Tan fácil como decir te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora