Capítulo 31

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Lo primero que hago nada más abrir los ojos es recuperar el teléfono del fondo del cajón de la mesilla con una mezcla de esperanza, miedo y vergüenza de lo que pueda encontrarme al desbloquearlo. Para mi sorpresa, y a pesar de que sé con certeza que él ha leído mi mensaje, no tengo ninguna respuesta de Noah. Ahora sí que me siento estúpida y muy avergonzada.

Me levanto de la cama refunfuñando para mis adentros, molesta conmigo misma mientras trato de ensayar mi mejor cara para el día que me espera hoy. Me meto en la ducha y trato de no darle más vueltas al asunto mientras dejo que el agua caliente recorra todo mi cuerpo. Tampoco es que esperase ningún tipo de respuesta por su parte. Bueno, sinceramente no sé que es lo que esperaba al enviar ese mensaje. La verdad es que me he arrepentido nada más hacerlo. Solo ha sido un acto impulsivo y casi involuntario. Mi móvil vibra sobre la encimera del lavabo, avisándome de que he recibido un mensaje nuevo y sin poder contenerme me apresuro a salir de la ducha, enredándome con la cortina de forma torpe, sintiendo la necesidad de mirar el móvil inmediatamente .

"Te recojo a las cuatro para ese café. Estoy deseando verte."

—¡Mierda! Marcus. No se le ha olvidado.

Farfullo molesta de camino a mi cuarto. Esperaba que el mensaje no fuera suyo y ahora, sumado a esa sensación de haber hecho el ridículo también tengo que lidiar con la idea de pasar la tarde con mi ex.

—¿Cuándo aprenderé a decir "no, gracias"? ¡¿Cuándo?!— grito de manera exasperante mientras rebusco en mi armario.

Me pongo unos vaqueros ajustados y un jersey calentito en color tostado, y bajo a echarle una mano a mi madre con la comida. Hoy viene su novio a comer a casa y ella está como loca horneando y cocinando como si fuese todo el vecindario, y no una persona, el que viniese a comer hoy.

—Violet, échale un vistazo al horno. Voy a cambiarme en un minuto.

Mi madre se apresura a salir de la cocina y yo me siento volviendo a coger el móvil. Resoplo resignandome a la idea de que no voy a tener una respuesta por parte su parte, mientras juego con él entre mis manos tratando de decidir si lo desbloqueo o no. Posiblemente lo haya leído estando borracho y hoy ni siquiera se acuerde de haber recibido mi mensaje.

Suena el timbre y yo agradezco tener otra cosa en la que pensar para poder dejar de torturarme con todo este asunto. Me dirijo hacia la puerta y abro mientras escucho a mi madre bajando a toda prisa las escaleras.

—Hola, tú debes de ser Violet. Es un placer conocerte al fin, tú madre me ha hablado tanto de ti.

—La misma. Me alegra poder conocerte al fin.

Lo saludo con un abrazo cordial y amistoso al mismo tiempo que lo invito a pasar cuando mi madre se dirige hacia nosotros. Tras un momento algo incómodo él se acerca a ella y deposita un beso en su mejilla de forma cariñosa mientras ella le indica el camino con un gesto de la mano, como si fuera la primera vez que él está en esta casa.

Después de una deliciosa comida y una conversación bastante amena durante la cual he podido conocer un poco más al hombre que por fin le ha devuelto la felicidad a mi madre, me disculpo y subo a prepararme antes de que Marcus llegue. Me calzo mis botas negras y me recojo el pelo antes de salir corriendo escaleras abajo cuando reconozco el sonido del coche de su coche, tratando de evitar el encuentro entre mi madre y él.

—Me voy ya, no volveré tarde.

Me apresuro a llegar al coche y cuando vuelvo la mirada hacia la casa veo a mi madre asomada a la ventana del salón. "Mierda" farfullo mientras me abrocho el cinturón.

—Yo también me alegro de verte— dice con aire divertido.

—Perdona. Es que no me apetece que mi madre nos vea juntos. Lo último que quiero es tener que darle algún tipo de explicación ahora mismo.

Tan fácil como decir te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora