El sol empieza a invadir el dormitorio cuando mi alarma suena a lo lejos. Me remuevo entre las sábanas cerrando los ojos con fuerza a la vez que un gruñido sale de mi boca. En cuanto recobro la consciencia recuerdo que no estoy en mi cuarto, Noah está tumbado a mi lado boca arriba y mi cabeza descansa sobre su pecho desnudo, mis brazos rodean su torso y los suyos me abrazan. Elevo la cabeza para mirar hacia él, sigue dormido a pesar de que la alarma lleva sonando por unos segundos. Trato de deshacerme de sus brazos con cuidado para no despertarlo y me levanto de la cama, cruzo la habitación casi en la punta de mis dedos y busco el teléfono entre el montón de mi ropa. Apago la alarma y vuelvo a mirar hacia la cama cuando lo escucho murmurar algo que no soy capaz de descifrar, se ha girado hasta quedar tumbado boca abajo. Cojo mi ropa y salgo tratando de no hacer ruido con la puerta, me apresuro a entrar en el baño de nuevo suplicando no encontrarme a ninguno de los dos. Escucho voces que provienen del salón mientras termino de atarme las botas y me entran los nervios, reconozco el tono chillón de Sophie y la risa de Oliver. <<¿Qué hago?>> Me paro frente al espejo y mi cara es un desastre, tengo restos de máscara de pestañas bajo los ojos, la boca pastosa y el pelo despeinado. Trato de arreglarme con los pocos recursos que tengo: me lavo la cara, me paso los dedos por el pelo para recogerlo en un moño despeinado y me enjuago la boca para refrescarme. Tengo que salir, de nada vale alargar esta estúpida situación. Cojo aire armándome de valor y abro la puerta al mismo tiempo que escucho como otra se abre, al salir veo que Noah está saliendo del dormitorio y me tenso sin saber que hacer. Él se limita a mirarme todavía ligeramente dormido, pasando por alto mi presencia.
—¿Violet?
Abro los ojos como platos y mis pies rotan hacia el sitio de donde proviene la voz de Sophie. Sus ojos están todavía más abiertos que los míos si es posible y parece que la taza que sostiene se le va a caer en cualquier momento. De pronto la cabeza de Oliver se asoma por detrás de ella, poniendo la misma expresión de sorpresa. Yo me muero de vergüenza y quiero que me trague la tierra en ese mismo instante.
—Eh... ¿Sí?— Me limito a preguntar con naturalidad, como si el hecho de que yo esté en ese apartamento fuese algo de lo más normal. Veo por el rabillo del ojo como Noah arrastra los pies hasta la cocina dejándome a mí sola ante sus pares de ojos que me observan como si fuese una marciana. Se ha puesto unos pantalones cortos de deporte y lleva el pelo revuelto. Siento como la sangre se amontona en mis mejillas al recordar lo ocurrido anoche. <<Tienes que moverte Violet.>> Recuerdo que sigo parada delante de la puerta del baño y veo como Sophie se está acercando a mí con cara de tener demasiadas preguntas. Yo la freno antes de que pueda empezar.
—Por favor, no preguntes...— Musito muerta de vergüenza. Me siento incómoda, sobre todo al ver la indiferencia de Noah hacia mí de esta mañana, realmente no parece el mismo de ayer cuando casi me suplica que me quede. Sophie asiente y yo me mordisqueo el interior de mi mejilla sin saber como actuar. —Creo que voy a irme ya—. susurro para ella viendo a Noah por encima de su hombro, está sentado en la barra de madera que separa la cocina del salón con una taza de café en su mano mientras hace caso omiso a los comentarios de Oliver.
De nuevo me siento molesta, es la misma actitud que adquirió ayer cuando Sophie y Oliver llegaron al apartamento. Distante y ajeno a mí, como si no me conociera en absoluto y no supiera lo que estoy haciendo aquí. <<¿Y si se arrepiente de haberme besado? ¿Y si ya consiguió lo que quería y ahora simplemente pasa de mí?>> Cuanto más lo pienso más me cabreo, me siento como una niña idiota.
—Tengo que irme. Nos vemos en clase ¿Sí?— Miro a mi amiga de forma fugaz antes de dirigirme hacia el recibidor, pero ella interrumpe en mi huida.
—Espera, nos vamos juntas. Íbamos a desayunar antes de clase, ¿recuerdas?— Asiento y ella corre a coger sus cosas. Yo me mantengo de pie en el salón frente al recibidor, Oliver oscila la mirada entre Noah y yo, sonriendo como si le divirtiera todo esta situación y Noah... Noah está perfeccionando el arte de pasar de mí, solamente consigo pillarlo mirándome de refilón cuando se levanta a dejar la taza en el fregadero pero se queda ahí la cosa. Es como si únicamente quisiera cerciorarse de que sigo ahí. <<¿Pero qué le pasa? ¿Por qué está siendo tan maleducado? No es que esperara un beso de buenos días, ni que me preparara el desayuno... Pero por lo menos podría no dejarme tirada en su casa, con sus amigos, mientras hace como que no existo.>>
Sophie se reúne conmigo y se despide de su novio con la mano al mismo tiempo que agarra mi brazo pegándose a mi oído.
—Ahora mismo vas a contármelo todo—. Levanto la mirada hacia Noah antes de salir, deseando ver su rostro observándome cómo lo lleva haciendo desde que me conoció pero solo está Oliver... Me despido de forma educada y en cuanto salimos por la puerta siento que me voy a derrumbar, inspiro profundamente y suelto el aire muy despacio. Mis ojos están húmedos y trato de parpadear un par de veces para evitar que las lágrimas se me acumulen. Siento una sensación horrible en estos momentos, nunca me había sentido tan utilizada como ahora.<<¿Cómo es posible qué la misma persona me haga sentir tan deseada y tan insignificante en menos de doce horas?>> Sophie se da cuenta y como buena amiga evita el tema, simplemente me acompaña en silencio mientras se mantiene agarrada a mi brazo.
Cogemos el autobús y en 15 minutos nos deja en una parada próxima al campus. Caminamos hasta una pequeña cafetería que está cerca de la universidad y nos acomodamos en una de la mesa que se encuentra junto a la ventana. Ojeo la carta de desayunos pero no tengo demasiada hambre. Me limito a pedir un cappuccino y Sophie se decide por un batido de fresa y unas tostadas francesas con miel. Mientras esperamos a que nos traigan el desayuno veo como me mira, deseando saber toda la historia y yo, en el fondo, siento que necesito desahogarme.
—Ha sido un tremendo error, un tremendísimo error. Ni siquiera debí aceptar salir a cenar con él. ¡Qué desastre!— Tapo mi cara con las manos y resoplo.
—¿Pero qué ocurrió anoche? ¿Tan malo fue? Oliver y yo creímos que sería buena idea dejaros solos, pero ahora me siento culpable Vio... Perdóname. No entiendo por qué se ha comportado como un capullo esta mañana. Estaba como más raro de lo normal. —. Se siente culpable y yo quiero decirle que no debe, que la culpa solamente es del amigo de su novio. Qué Noah es indescifrable, ese es el problema. Que en un momento quiere besarme y que me quede con él y en otro hace como si yo no le importara en absoluto.
—Tranquila, la cena no estuvo mal, de hecho fue divertido pasar el rato juntos... El problema vino después, la culpa fue mía... Tendría que haberme ido de su casa, no sé por qué no lo hice y ahora me siento como la típica chica que usan para una noche y después "si te he visto no me acuerdo"—. Abro el sobre de azúcar y lo vuelco por completo dentro de la taza, removiendo lentamente por un minuto. Sophie alza ambas cejas.
—Pero os habéis...¿os habéis acostado?— Niego con rotundidad y ella respira aliviada dando un sorbo a su batido. —¿Entonces?
—Nos besamos, nos besamos durante un buen rato y simplemente nos dormimos. ¿Pero sabes qué? Ahora me alegro de no haberle dejado llegar a más, de haberme acostado con él hoy me estaría sintiendo todavía más miserable —. Me llevo la cucharilla a mis labios y la atrapo entre ellos suavemente. —¿Cómo se lo voy a explicar a Marcus? Querrá matarlo... Es imposible que esto salga bien.
La idea de tener que contarle lo sucedido a mi novio me aterra realmente. Todavía sigue enfadado por lo de la otra noche y ahora tengo que decirle que le he puesto los cuernos con el tío que casi le parte la nariz. Veo como Sophie se compadece de mí en silencio.
—Por Dios... Solamente llevo aquí dos días y mira la que he liado—. Sophie trata de contener una risita y yo la miro, no puedo evitar reírme y siento que el enfado se me disipa lentamente en su compañía. Realmente es agradable tenerla como amiga.
—Bienvenida a la universidad, amiga—. Pongo los ojos en blanco y encojo los hombros esbozando una sonrisa.
Ella me habla de nuestra primera clase de Principios Básicos de la Pintura, de que el profesor tiene fama de ser un guaperas y que todos los años alguna de sus alumnas se acaba encaprichando de él. Consigue hacerme reír a carcajadas con sus teorías sobre el nuevo profe y sin darme cuenta mi mente olvida por completo lo ocurrido esta mañana.
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Tan fácil como decir te quiero.
RomanceElla es una chica introvertida y llena de inseguridades, viviendo una vida que no desea con alguien a quien ya no ama. Él es un chico borde, temperamental y distante que ha decido no dejar entrar a nadie en su vida. Pero cuando sus caminos se cruzan...