Capítulo 19

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En cuanto atravieso la puerta de mi cuarto contengo el aire por un momento, apoyándome contra ella. Mi respiración está muy acelerada debido a la carrera escaleras arriba. Rebusco entre toda mi ropa y tiro sobre la cama unos vaqueros negros y un top del mismo color, me deshago del vestido que llevo puesto y me meto dentro de los ceñidos pantalones a toda prisa.

Antes de que consiga recuperar mi aliento me veo corriendo de nuevo escaleras abajo. Freno de golpe al llegar a la puerta que me separa de Noah e inspiro profundamente antes de salir. Noah sigue apoyado en su moto mientras sostiene un cigarro entre sus dedos, camino decidida hacia él, tratando de enmascarar mis nervios. En cuanto se percata de mi presencia se pone de pie rápidamente, girando su cuerpo en mi dirección. Puedo sentir como sus ojos me repasan de arriba a abajo según me voy acercando.

—Oye, estás increíble.

Ruedo los ojos y le doy un pequeño golpe en el hombro como respuesta a su halago. Me acerco a la parte trasera de la moto y lo miro cruzando los brazos sobre mi pecho. Él se sube a la moto como respuesta a mi expresión y me pasa uno de los cascos.

—Vaya, hoy ninguno de los dos va a arriesgar su vida...— bromeo mientras me ajusto el casco y me acomodo en la parte de atrás de la moto.

—Si vamos a hacer esto habitualmente, creo que ha sido una buena inversión—. Puedo ver como sus dientes se asoman entre sus labios cuando me dedica una amplia sonrisa el segundo antes de bajarme la pantalla del casco. Esas palabras hacen que una sensación de dicha me invada todo el pecho. No puedo contener mis ganas y me abrazo con fuerza a su cintura, entrelazando las manos sobre su abdomen. Me lo imagino sonriendo de esa forma tan sexy y se me escapa una leve sonrisa que no soy capaz de borrar de mis labios.

Después de atravesar la ciudad, en un viaje demasiado corto para mi gusto, mis brazos se aflojan cuando el motor se detiene. Levanto la cabeza de su espalda y me quito el casco para echar un vistazo a mi alrededor mientras Noah se apea de la moto.

—Aquí estamos, ¿tienes hambre?— Su pregunta viene acompañada del ofrecimiento de su mano, la cual acepto para bajarme quedando a escasos centímetros de él.

—La verdad es que sí...—El volumen de mi voz va en descenso al mismo tiempo que mi mirada se dirige a mi mano, notando como la de Noah en lugar de alejarse se aferra a la mía.

No me puedo creer que esté caminando por el parque agarrada de su mano. De vez en cuando vuelvo a desviar la vista hacia nuestras manos entrelazadas, en un intento por cerciorarme de que esto está pasando realmente. Está pasando. Repaso mentalmente todos los acontecimientos ocurridos hasta el momento durante el día de hoy. Ha venido a verme, por lo tanto no se arrepiente de lo ocurrido la noche de ayer. Me ha comprado un casco y ha insinuado que tiene intención de que esto se convierta en algo habitual. ¿A que se estaría refiriendo con "esto"? Y ahora, estamos paseando agarrados de la mano como cualquier otra pareja. Pero nosotros no somos pareja.

—¿Pedimos para llevar?

—Vale, podemos sentarnos sobre el césped, por alguna parte...—Propongo al mismo tiempo que trato de localizar un buen sitio para disfrutar de nuestro brunch improvisado.

Echo un vistazo a los distintos tipos de bollos que tienen expuestos en una vitrina junto al mostrador y puedo ver por el rabillo del ojo como Noah lee la carta. Me cuesta elegir ya que todo tiene muy buena pinta y yo estoy hambrienta. Finalmente nos ponemos de acuerdo y pedimos dos cafés con hielo, el de Noah solo y el mío capuccino, dos sándwiches de huevos revueltos y aguacate, un muffin de tarta de zanahoria para mí y otro de arándanos para él.

Nos sentamos sobre el césped a orillas del lago, rodeados por otros grupos de gente y parejas que de igual forma han decidido aprovechar el día soleado para hacer un picnic o tumbarse a pasar el rato y disfrutar del clima.

Tan fácil como decir te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora