Capítulo 30

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La vuelta a casa no ha sido exactamente lo que esperaba. Creía que alejarme de Londres, estar con mi madre y volver a mi vida en Bristol me ayudaría durante este proceso. La realidad es que desde que llegué me siento como una extraña en mi propia ciudad. Mi madre todavía cree que simplemente vengo de visita y aunque sé que sospecha que algo no va del todo bien, no sé hasta que punto se puede hacer una idea de la gravedad del problema. Personalmente me gustaría poder hablar de ello, desahogarme y así quizás rebajar el peso que cargo sobre mis hombros, pero llegado el momento siempre hay algo que me frena y termino  cambiando de tema con tal de no enfrentarme a lo ocurrido hace ya una semana.

—¿Qué planes tienes para hoy?—Pregunta mi madre mientras deja frente a mí una taza de té caliente.

—Probablemente me quede en casa, tengo que avanzar trabajo de algunas clases— miento con tanta naturalidad que hasta yo misma me quedo sorprendida.

—Cariño, ¿otro día más encerrada entre estas cuatro paredes? ¿Por qué no te acercas al centro y compras algunas cosas para Halloween? Necesitamos dulces y también puedes comprar un par de calabazas para decorar la parte exterior—. Me propone de forma que casi me siento obligada a aceptar. —Yo tengo mucho lío hoy y no me dará tiempo a pasar por el supermercado.

—Vale, iré. Me vendrá bien tomar el aire.

Subo a mi cuarto y me cambio el viejo pijama por algo un poco más decente. Busco el móvil entre la colcha y compruebo que tengo varias notificaciones.

"¿Qué tal? ¿Cómo va tu vuelta a casa? Cuéntamelo todo con todo tipo de detalles. ¡Jo! Ya te echo de menos."

Le respondo de forma breve, haciéndole un pequeño resumen de lo que han sido mis días por aquí hasta ahora y al salir del chat de Sophie veo que el otro mensaje es de Noah.

"Te echo de menos, Violet. Espero que todo esté bien por casa."

Un cosquilleo recorre la parte baja de mi estómago y aprieto mis labios ahogando una leve risa mientras estos no pueden ocultar la estúpida sonrisa que se me forma al leer su mensaje, y por una milésima de segundo es como si todo  fuera perfecto entre Noah y yo. Guardo el móvil en el bolsillo de atrás de mis vaqueros y me apresuro a bajar las escaleras.

—Salgo ya mamá, no creo que tarde demasiado. Si necesitas algo más escríbeme. ¿Sabes qué? Mejor llámame.

Las calles del centro de Bristol están abarrotadas de niños disfrazados y gente ultimando las compras para la noche de Halloween.

Recorro los pasillos del supermercado llenando el carro de diferentes clases de chucherías, globos y algunas decoraciones típicas de esta fiesta. Todos los años mi madre y yo decoramos la parte delantera de la casa y tallamos algunas calabazas que colocamos en las escaleras exteriores, y a pesar de que este año mis ánimos están por los suelos, una tradición es sagrada.

Al salir me detengo en mi cafetería favorita y pido un Pumpkin Spice Latte y una cookie de chocolate blanco con arándanos para llevar. Espero en uno de los extremos de la barra mientras el chico que me ha atendido prepara mi pedido cuando una voz familiar llama mi atención, haciéndo que mis músculo se tensen.

—¿Vio? ¿Has vuelto a casa?

El sonido de su voz me provoca un escalofrío que recorre toda mi espalda y siento mi estómago algo revuelto. Me giro hacía él, encontrándome cara a cara con con el rostro sonriente y desconcertado de Marcus. Desde que nos despedimos en Londres, y a pesar de que nuestra relación había quedado un poco en el aire, no hemos vuelto a saber nada el uno del otro, lo cual hace este encuentro aún más incómodo. Me balanceo ligeramente de forma nerviosa y doy un paso al frente para coger mi café antes de volverme hacia él, tratando de dibujar una sonrisa en mi rostro.

Tan fácil como decir te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora