Capítulo 12

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Cuando llego mi cuarto Beatrice todavía no se encuentra allí, me dirijo a mi cama y me dejo caer hundiendo la cara en la almohada. En ese mismo instante siento como las lágrimas empiezan a brotar sin control de mis ojos y noto como se me atasca la nariz. Me desahogo, descargando toda la tensión acumulada durante esta tarde. Escucho unos pasos acercándose por el pasillo y me incorporo a toda prisa sorbiendo por la nariz y enjuagando mis ojos con la manga de la sudadera. Prefiero aplazar esta conversación para otro momento. Me giro hacia la puerta cuando esta se abre y para mi sorpresa no es mi compañera de cuarto la que está ahí.

—¿Qué... qué demonios estás haciendo tú aquí?— De nuevo pago mi enfado con él, aunque esta vez también se lo tiene merecido por haberme tratado de la forma en que lo ha hecho después de pasar la noche conmigo. El rostro de Noah parece sorprendido y confundido. Yo me quedo de pie, sin moverme del lado de mi cama con la esperanza de que la distancia que nos separa le impida detectar mis ojos llorosos y mi nariz enrojecida.

—¿Estás bien?— <<Mierda.>> Asiento al mismo tiempo que me acerco al armario de forma que casi meto la cabeza dentro de él. Rebusco entre mi ropa sin saber que es lo que quiero encontrar, simplemente esperando a que se marche pero no lo hace. Cojo un par de toallas y mi neceser con las cosas de aseo. Noah sigue apoyado sobre la puerta, con las manos en los bolsillos de su cazadora negra como si estuviera esperando una respuesta convincente por mi parte.

—Es que simplemente pasabas por aquí, ¿o necesitas algo?— Le espeto de la forma más brusca que me sale parándome a un par de metros de él mientras sostengo mis cosas. —Necesito darme una ducha, así que si no te importa...— Le señalo la puerta levantando la barbilla.

—Solo venía a traerle esto a Sophie— veo como deja sobre su escritorio un par de libros y asiento manteniendo la misma actitud —se lo dejó esta mañana en casa y Oliver me ha pedido que se lo acerque ya que tenía que pasarme por aquí de todas formas.

<<Tenía que pasarse por aquí.. ¿Por mí? ¿Venía a verme? ¿Y si venía a hablar conmigo y yo me he comportado como una borde? >>

Niego en un intento por borrar de mi mente esas ideas absurdas y me limito a responder con un "vale" al mismo tiempo que me dirijo hacia la puerta. Se aparta hacia un lado cuando lo fulmino con la mirada, dejándome el hueco de la puerta libre. Escucho su voz a lo lejos, detrás de mí, mientras avanzo por el pasillo.

—Nos vemos Violet.

Cierro los puños apretando la toalla que llevo entre mis manos y resoplo musitando segundos después "gilipollas". El baño de chicas está abarrotado y los lavabos están hasta arriba de productos de maquillaje y tenacillas para el pelo. Parece que la fiesta de esta noche promete, ojalá estar de mejor humor. La presión de la ducha y  el agua caliente me ayudan a relajarme y casi consigo olvidar la sensación de enfado y frustración que me invadía hace unos minutos. Me paso la cuchilla de afeitar por las piernas de forma algo apurada antes de me envuelvo en una de las toallas usando la otra para secar el exceso de humedad de mi pelo. Recojo mis cosas y vuelvo hacia la soledad de mi habitación mientras un grupo de chicas acapara todo el espejo compartiendo sus productos de maquillaje entre ellas. Mi momento de soledad se ve truncado cuando Sophie entra por la puerta un segundo después de que yo la cierre detrás de mí.

—Oh, vaya.. ¿Ha venido Oli...?— Veo que su mirada se dirige hacia el par de libros que la esperan sobre su escritorio.

—De hecho, ha sido Noah— murmuro mostrando desinterés. Una expresión de sorpresa se apodera de su rostro.

—Ah, pues esto si que no me lo esperaba. ¿Habéis hablado?¿Qué te ha dicho?— Parece que espera una gran historia pero yo simplemente niego volviendo al armario.

—Solo ha venido a traer tus cosas.

Consigo que capte el mensaje y no hace más preguntas, lo último que quiero en estos momentos es hablar de Noah o de Marcus. Tengo demasiadas cosas que asimilar. Busco entre mi ropa pero no encuentro nada que refleje como me quiero sentir esta noche. Toda mi ropa es bastante sencilla y recatada y hoy necesito sentirme sexy y poderosa, pero nada de lo que tengo me hará sentir de esa manera. Miro hacia el armario de Sophie mordiendo mi labio inferior.

—¿Puedes prestarme algo para esta noche?— Ella tiene un estilo de vestir más atrevido aunque sigue teniendo ese toque dulce que siento que me representa. Sin dudarlo ni un segundo da un paso hacia el lado haciendo un gesto con la mano, cediéndome el espacio delante de su parte del armario y yo sonrío complacida. Echo un vistazo y saco un vestido ceñido y extremadamente corto de tirantes. La tela de satén y el color rosa empolvado siento que pueden ser mi estilo y Sophie me anima para que me lo pruebe. Me pongo unas braguitas del color de mi piel y cojo un sujetador del mismo color.

—No, no, no... Con ese vestido imposible, se te marcará—. Alzo las cejas y miro el vestido mordiéndome el labio.

—¿Sin sujetador? Pero se me va a marcar todo de todas formas—. Se ríe ante mi comentario cogiendo ella un vestido granate similar a este, con la única diferencia de que la tela está llena de lentejuelas brillantes.

—Mejor que se te marquen los pecho a que se marque el sujetador—. Encoge los hombros como si su afirmación tuviera toda la lógica del mundo y se enfunda el vestido que ha escogido. Yo hago lo mismo y me vuelvo hacia el espejo. Me siento como si fuera desnuda.

—Te queda increíble Violet, mejor que a mí.

Le doy un codazo y nos echamos a reír. Me ondulo las puntas y me recojo el pelo en una cola alta, me hago un maquillaje bastante natural centrando la atención en mis ojos con un eyeliner que me rasga la mirada y unas pestañas largas y tupidas .

—¿Qué número de pie llevas?— Pregunta mientras levanta en una de sus manos un par de sandalias de tacón en un tono nude. Extiendo la mano para alcanzarlas y me las pruebo.

Me están perfectas, aunque no tengo demasiada práctica caminando con tacones tan finos y me siento torpe. Camino un rato por la habitación, tambaleándome y dando algún que otro traspiés. Sophie me sigue con la mirada desde su cama y se ríe cada vez que mis pies se tropiezan. Al acercarme a la puerta me detengo frente al espejo y me miro de arriba a abajo. No reconozco a esa chica. El vestido se ciñe perfectamente a las curvas de mi cuerpo y los tacones hacen que mis piernas parezcan más largas. Se me escapa una sonrisa y me tapo la cara avergonzada, nunca había salido con tan poca ropa y eso hace que me sienta insegura.

—Im-pre-sio-nan-te. Si no tuvieras novio esta noche te llevarías al que te diera la gana— sus palabras me provocan un pinchazo en el pecho recordando la conversación con Marcus de esta tarde. Sé que a él no le gustaría verme vestida así, probablemente me soltaría algún comentario desagradable. Me aparto del espejo sentándome sobre mi cama y un suspiro escapa entre mis labios.

—Es posible que ya no lo tenga— musito notando como se me atragantan las palabras y trato de contener el llanto, no quiero estropear el maquillaje que tanto me ha costado hacerme. Pasan unos segundos en silencio y dirijo la vista hacia Sophie esperando encontrarme con su cara de asombro. Y así es. —Bueno, no lo sé— niego rápidamente y resoplo —la verdad es que no lo tengo claro. Me ha pedido un tiempo—. Encojo los hombros y estiro mi brazo hacia ella para robarle el gloss que sostiene en su mano. —Se va tres semanas a Manchester, supongo que veremos que pasa cuando vuelva.

—Vaya... Entonces tú necesitas más que nadie esta fiesta—. Se sienta a mi lado y me abraza, automáticamente siento como me reconforta. Tiene razón. Hoy pienso ser la chica divertida, abierta y alocada que siempre he deseado ser. Estoy harta de sentirme pequeña e insegura, quiero sentirme fuerte, sentir que tengo el control de mi vida. Veo como se estira, inclinándose hacia su cama para rebuscar dentro de su bolso y un segundo después veo como alza una botella de cristal a la vez que grita de forma animada. —Vamos a desmadrarnos Vio, ¿estás preparada?

Tan fácil como decir te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora