Después de dos interminables horas de detallado contenido sobre fotografía y revelado analógico me encuentro sentada frente a Noah, en una de las mesas de mi cafetería favorita. Mantengo la cabeza gacha mientras remuevo sin cesar la taza de café humeante al mismo tiempo que un profundo silencio invade el lugar y por primera vez estando con él la ausencia de algún tipo de conversación me resulta extremadamente incómoda. Dirijo mi mirada hacia la gran ventana contemplando el paisaje al mismo tiempo que de forma involuntaria dejo escapar un suspiro.
—¿Tanto me odias que ni siquiera eres capaz de mirarme?— pregunta rompiendo el silencio.
—Yo... No te odio, Noah— respondo sin apartar la mirada del cristal.
—Ya. Pero aún así sigues sin poder mirarme— musita en voz baja seguido de otro pequeño silencio—Violet, mírame. Joder ¿Qué es lo que ha cambiado para que ahora no puedas ni mirarme a la cara?
La carencia de una respuesta por mi parte hace que el silencio nos acompañe de nuevo mientras trato de poner orden a mis ideas en busca de la respuesta a su pregunta cuando la figura de alguien de pie junto a la mesa me hace alzar la vista.
—Hola guapo, ¿dónde te habías metido?— Beatrice lleva su mano hasta la cabeza de Noah y le revuelve el pelo justo antes de adueñarse de la silla libre que hay junto a él. Se inclina sobre la mesa dándome la espalda, como si ni siquiera me hubiera visto. —Vendrás esta noche a lo de Chris, ¿no? Por lo que he oído va a ser el fiestón del siglo, no puedes perderte algo así.
Me echo hacia atrás hasta que mi espalda se topa con el respaldo de la silla al mismo tiempo que respiro hondo observando la disparatada estampa que tengo plantada frente a mí. Noto como mi pierna empieza a moverse de forma impaciente y soy consciente de que no puedo quitarle los ojos de encima a Beatrice, quien sigue dándome la espalda de manera intencionada. Cuando su mano no está toqueteando el brazo o el pecho de Noah está jugando con un mechón de pelo de forma coqueta haciéndome sentir cada vez más fuera de lugar.
—No sé. Sí, puede que me pase un rato...— Responde sin siquiera mirarla, en un intento por librarse de ella.
—¿Es que no me has oído? ¡El fiestón del siglo, no podemos perdérnoslo! Además, ya empiezo a echarte de menos. Hace días que no sé nada de ti—. Replica de manera insistente consiguiendo que ambos pongamos los ojos en blanco.
Se me escapa una sonrisa de satisfacción al percatarme de que Noah está tan molesto como yo con su inesperada interrupción. Sus ojos consiguen esquivarla para encontrarse por fin con los míos y Beatrice, al darse cuenta de lo sucedido, se acomoda tratando de bloquearme por completo con su cuerpo.
—Venga Noah, di que sí. Te prometo que no te vas a arrepentir, podríamos repetir lo de la otra noche—. Insiste de manera juguetona mientras recorre su cuello con los dedos y a mí me recorre el cuerpo un escalofrío al escuchar sus últimas palabras.
—¿Te apuntas?— Pregunta Noah todavía con la mirada puesta en mí, obviando las carantoñas de una muy insistente Beatrice, quien bufa molesta antes de girarse hacia mí con una sonrisa totalmente fingida en sus labios.
—Sí, Violet. Deberías venir. Aunque seguramente no es de tu rollo, igual no te sientes cómoda. Ya sabes...— Beatrice trata de sonar amable aunque sin mucho éxito.
—Ya— mi mirada se posa sobre ella arqueando una de mis cejas y respondo de forma tajante tratando de pasar por alto la insinuación que acaba de hacerle a Noah delante de mis narices. —Seguro que es una fiesta genial pero ya había hecho planes para hoy. De hecho debería irme ya porque he quedado con alguien.
Me excuso con el único propósito de irme ya que parece que ella no tiene la menor intención de hacerlo. Fuerzo una sonrisa con la mirada en Beatrice y dejo un par de monedas sobre la mesa antes de levantarme. Vuelvo la mirada hacia Noah durante un pequeño instante pudiendo comprobar que se siente tan cabreado como yo por la interrupción de su amiga.
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Tan fácil como decir te quiero.
Roman d'amourElla es una chica introvertida y llena de inseguridades, viviendo una vida que no desea con alguien a quien ya no ama. Él es un chico borde, temperamental y distante que ha decido no dejar entrar a nadie en su vida. Pero cuando sus caminos se cruzan...