Soy consciente de su maniobra para evitar responder a mi pregunta, pero ahora mismo eso no me importa. Me conformo con sentirlo así de cerca, por ahora. Los rayos del sol nos acarician y el vaivén del agua nos mece mientras yo poco a poco me abstraigo de todo lo que nos rodea, centrándome únicamente en la forma en que su pecho asciende y desciende bajo mi cabeza con cada respiración, haciéndome desear que este instante entre sus brazos dure para siempre.
Recorro su cuello con mi dedo índice, ascendiendo hacia el lóbulo de su oreja cuando sus brazos me estrechan con firmeza contra él, despertando a las mariposas de mi estómago. Elevo mi mirada en busca de la suya, observando como los ojos de Noah se abren para encontrarse con los míos y ambos sonreímos de la manera más tonta y tierna que me puedo llegar a imaginar.
A lo largo de mi corta vida siempre he tenido problemas a la hora de interactuar con otras personas. Por mi forma de ser tan reservada sentía que no encajaba correctamente con nadie, pero eso no me sucede con Noah. Los silencios junto a él me parecen incluso algo confortable, con él no necesito estar hablando a todas horas para rellenar esos espacios muertos que usualmente me resultan tan molestos. Cuando estoy junto a él siento que puedo ser abiertamente yo, con todas mis rarezas, sin necesidad de fingir ni ocultarme. Siempre me he sentido como si fuera una pieza de un puzzle que fue guardada por años en la caja equivocada y que hoy, al fín, se encuentra en el lugar correcto. Noah es la pieza perfecta que se ajusta a mis bordes y que durante toda mi vida estuve buscando. Quizá es por eso que no puedo, ni quiero, separarme de él.
—¿En qué estás pensando?— su voz me recuerda que llevo demasiado tiempo mirándole a los ojos, embobada, y sin decir nada.
—En nada— miento al mismo tiempo que estiro mi cuello para conseguir depositar un beso en su barbilla, tratando de esquivar su mirada.
Antes de que pueda recuperar mi posición anterior una de sus manos sujeta mi barbilla impidiendo que me aleje y siento como sus labios se posan en mi nariz haciendo que se arrugue, mientras mis labios se curvan en una dulce sonrisa. En ese instante mis brazos se enredan alrededor de su cuello impulsando mi cuerpo ligeramente hacia arriba para encontrarme de nuevo con sus labios. Clavo mi mirada en la suya al mismo tiempo que los rozo con los míos de manera juguetona. Sus manos me agarran con fuerza, atrayéndome hacia él y yo dejo escapar un pequeño gemido al notar su entrepierna contra la mía. Nuestras bocas se unen en un cálido e intenso beso mientras nuestros cuerpos se mantienen pegados. Noah pasa la punta de su lengua por mis labios antes de que yo vuelva a introducir la mía en su boca. Puedo sentir como su mano desciende recorriendo cada centímetro de mi espalda, deteniéndose en la parte más baja y separa levemente su boca de la mía.
—Creo que tenemos un problema— susurra contra mis labios y me besa al mismo tiempo que lleva mi mano hasta su entrepierna como respuesta a mi mirada de desconcierto.
—Vaya— mi respiración se entrecorta en el instante en que palpo el bulto que se esconde bajo la tela de sus vaqueros.
Me muerdo suavemente el labio inferior, volviendo la vista hacia él cuando se acerca a mis labios entreabriendo los suyos. Cierro los ojos apoyando mi frente sobre la suya mientras noto como se me encienden las mejillas y me humedezco los labios sutilmente.
—No hagas eso, o tendré que follarte aquí mismo— gruñe llevando los labios hasta mi oreja al mismo tiempo que me aprieta contra su miembro.
Rápidamente llevo la mano hasta su boca, tratando de callarle al mismo tiempo que levanto la mirada para cerciorarme de que nadie lo ha oído. Por suerte no tenemos a nadie demasiado cerca en este preciso momento, lo cual me alivia. De nuevo dirijo la mirada hacia él de manera fulminante, tratando de parecer amenazante a pesar de mis mejillas sonrojadas. La risa de Noah se ahoga contra mi mano un segundo antes de que sus dientes se claven sobre mi piel en un pequeño mordisco que me hace retirar la mano de golpe. Me miro la leve marca que ha quedado sobre mi piel y frunzo el ceño de forma que también se me arruga la nariz.
—Noah Evans ¿Acabas de morderme?— le planto la palma de la mano a pocos centímetros de su cara, mostrándole la marca que ha dejado ahí grabada. Él se ríe poniendo sus ojos en blanco y me agarra la muñeca para llevarse mi mano hasta sus labios, llenándola de besos. Observo lo que hace tratando de disimular una pequeña sonrisa pero la insistencia de sus besos me ablandan haciéndome reír. —Está bien, está bien... Idiota—. Me libro de su mano y le revuelvo el pelo, despeinándolo un poco más de lo que ya estaba.
Noah responde sacudiendo la cabeza y a continuación se pasa la mano por el pelo bajo mi atenta mirada. Llevo ambas manos a sus mejillas y le planto un beso sobre sus labios al mismo tiempo que puedo notar como sonríe sobre los míos haciéndome sonreír a mí de igual forma. Deslizo mis manos hasta sus hombros y apoyo la frente contra la suya, volviendo a recorrer su rostro con la mirada. La mano de Noah baja hasta una de mis nalgas y se introduce en el bolsillo de mi pantalón, apretándola contra mi piel. Mi pelvis se mueve hacia delante, presionando su entrepierna y vuelvo a notar su erección contra mi cuerpo.
—Violet...
—¿Sí?
—Si la idea de que te folle aquí mismo no te convence vas a tener que dejar de hacer esto.
Sus labios se mueven lentamente a pocos centímetros de los míos y sus palabras junto con la idea de que yo soy la causa de esa erección me excitan hasta el punto de que, por un segundo, quiero olvidarme de donde estamos y hacerlo aquí mismo. Deseo desabrocharle el pantalón en este mismo instante y liberar su erección, acariciar cada centímetro de él, besarlo y chuparlo hasta que me suplique que le deje follarme. Quiero... No. Me muero por sentirlo dentro de mí. Pero esa no soy yo. Yo jamás podría acostarme con él en un lugar como este, ni siquiera sé si mis inseguridades me dejarían hacerlo en la intimidad llegado el momento.
Decido controlar a la fiera que aflora cuando estoy con él y me separo al mismo tiempo que su mano se desliza saliendo del bolsillo de mi pantalón. Me dejo caer a su lado, tumbando la cabeza sobre su hombro y el brazo de Noah me rodea al mismo tiempo que puedo ver como la otra mano se alza sosteniendo algo en ella.
—Esto me lo quedo—. <<¡Mierda!>> Sus dedos sostienen el trozo de papel marrón sobre nuestras cabezas.
—¡Eres...! ¡Acabas de aprovecharte de la situación para robármelo!— Le doy un manotazo en el pecho al mismo tiempo que le dedico una mirada fulminante. —¿En serio te lo vas a quedar? ¿Para qué quieres un trozo de papel sucio y arrugado?
—Claro— afirma guardando el papel en su bolsillo trasero antes de volver acomodarse junto a mí —me gusta la forma que tienes de verme. A través de tus ojos incluso parezco un buen tío—. Noto como encoge los hombros y elevo la mirada hacia él, tiene una sonrisa sarcástica en los labios aunque su mirada ahora mismo parece vacía.
—¿Por qué dices eso? — Aprieto mis labios entre sí mientras obtengo otro silencio como respuesta. —Yo sí que creo que eres una buena persona.
—¿Ah sí?— un intento de carcajada sale de su boca, pero la expresión de su rostro sigue pareciendo vacía. —¿Y eso por qué?
—No sé. De no ser así no creo que estuviera ahora mismo aquí contigo— respondo con sinceridad tratando de convencerle, sin embargo Noah parece más tenso con mi respuesta. Lo observo en silencio, deseando averiguar que es lo que está cavilando en estos momentos.
—Ni siquiera sé por qué estás aquí. La verdad, Violet, es que tú eres demasiado buena. Ambos lo sabemos y yo solo soy otro capullo, como el imbécil de tu novio—. La dureza de sus palabras hacen que se me erice la piel y que un escalofrío recorra mi cuerpo.
—¿Por qué estás haciendo esto Noah? —Noto como mis ojos me arden y me mordisqueo el labio tratando de contener el llanto. Me incorporo ligeramente para mirarle fijamente a la cara cuando no obtengo una respuesta a mi pregunta. —¿Es que te estás arrepintiendo otra vez de esto? Porque de ser así sí que serías un capullo. Y yo una estúpida por volver a caer en tus juegos...
—¿Qué? — Noah me mira con una mezcla de asombro y tristeza al detectar la presencia de lágrimas en mis ojos. Acerca su mano a mi mejilla, acariciando mi piel con su pulgar. —A pesar de lo que tú puedas creer, yo nunca me arrepentí de nada de lo ocurrido entre nosotros. Sí que pienso que eres demasiado buena para mí, eso no te lo voy a negar, pero no puedo arrepentirme de algo que me hace sentir tan vivo por primera vez en mucho tiempo—. Me seca las lágrimas con la yema de su dedo y sus labios me besan la frente.
—No vuelvas a decir eso— susurro con voz temblorosa.
—Está bien, pero no llores— vuelve a besar mi frente, esta vez de forma más lenta y murmura sobre ella —o me estarás dando la razón.
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Tan fácil como decir te quiero.
RomanceElla es una chica introvertida y llena de inseguridades, viviendo una vida que no desea con alguien a quien ya no ama. Él es un chico borde, temperamental y distante que ha decido no dejar entrar a nadie en su vida. Pero cuando sus caminos se cruzan...