Yo me quedo atrás, desconcertada por lo que está ocurriendo y sin saber que hacer ahora mismo. Cierro la puerta de golpe y me apresuro a alcanzarlos temiendo la posible reacción de ambos al encontrarse.
—¿Y qué es lo que te trae por aquí? ¿También vives en Bristol?—Pregunta de nuevo mi madre ajena a la incómoda situación que está a punto de crearse.
—No— Noah hace una pausa de forma brusca al entrar en el salón y encontrarse con Marcus al fondo, sentado en uno de los taburetes de la cocina.
Me mira confuso y su expresión se torna de enfado e incomodidad. Del mismo modo, Marcus clava su mirada sobre mí y se pone de pie como si tratara de no empequeñecerse frente a Noah. Mientras tanto yo me quedo en medio, siendo el objetivo de sus miradas de desconcierto y sin saber que decir para relajar el ambiente. Noah expulsa el aire de golpe y aparta la mirada de nosotros dos para dirigirse hacia mi madre.
—La verdad es que vivo en Londres—. Termina de contestar a su pregunta de forma educada aunque su postura sigue siendo algo tensa.
—Pues sí que te has echado horas en la carretera, ¿ya tienes dónde pasar la noche? Porque no tendrás pensado volver a Londres conduciendo de noche ¿verdad?
Suena de nuevo el timbre y yo aprovecho la oportunidad para escabullirme con la excusa de abrir la puerta. Esta vez sí que es Thomas, que de nuevo me saluda con esa sonrisa alegre que parece caracterizarlo. Mientras él se dirige hacia la cocina yo me quedo en el salón terminando de poner la mesa para evitar las miradas incómodas entre Noah y Marcus.
—¿Me puedes explicar que demonios hace él aquí?— Murmura Marcus de forma molesta llegando junto a mí.
—No tengo ni idea, la verdad—. Respondo sin dejar de colocar los cubiertos.
—Ya, seguro que no tenías ni idea de que vendría. ¿Me ves cara de idiota? Es por eso ¿no? ¿Ahora estás con él?— El tono de su voz se vuelve cada vez más molesto según vuelve a dejar que su lado más posesivo aflore de nuevo.
—Piensa lo que quieras Marcus. Te he dicho que no tengo ni idea de lo que hace aquí. Aunque tampoco sé qué diablos haces tú aquí y mira, sin embargo aquí estás ¿no? Pues eso.
Mi respuesta lo deja helado y su mirada furiosa se mantiene clavada sobre mí como advertencia de que no continúe por ahí. Paso por su lado y me dirijo de nuevo a la cocina donde mi madre, Thomas y Noah ahora charlan de forma relajada. En cuanto me ve aparecer su mirada se posa sobre mí y me dedica una sonrisa que me tranquiliza.
—Le he dicho a tu amigo que puede quedarse a pasar la noche. ¿Puedes dejarle un juego de sábanas para la cama de invitados?
Miro a mi madre con expresión de sorpresa y vuelvo la mirada hacia Noah con desconcierto. Asiento rápidamente y subo las escaleras a toda prisa, evitando la mirada, probablemente amenazante, de Marcus. Rebusco en mi armario hasta dar con el juego de sábanas y al cerrar la puerta doy un brinco sobresaltada al encontrarme a Noah frente a mí.
—¡¿Qué haces?! ¿Estás loco?— murmullo nerviosa.
—¿Qué pasa? ¿Es qué no te alegras de verme?— Pregunta en un susurro, apoyándose sobre la puerta de madera lacada en blanco de mi armario.
—Pues sí,claro. Pero podrías haberme dicho algo. No sé. Has conducido tres horas para plantarte en la puerta de mi casa, es raro Noah.
—¿Es más raro qué tener a tu ex novio cenando en casa de tu madre contigo?— murmura con un atisbo de decepción y enfado en la voz.
—Mi madre lo ha invitado. Es una historia larga y ahora no me apetece hablar de ello— pongo los ojos en blanco al mismo tiempo que dejo escapar el aire de golpe. —Ven, te enseñaré tu habitación.
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Tan fácil como decir te quiero.
RomantiekElla es una chica introvertida y llena de inseguridades, viviendo una vida que no desea con alguien a quien ya no ama. Él es un chico borde, temperamental y distante que ha decido no dejar entrar a nadie en su vida. Pero cuando sus caminos se cruzan...