38-. La habitación blanca.

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Ambos comenzamos a movernos como alma que lleva el diablo mientras escuchábamos el fuerte ruido de metal contra metal que aquellos enormes paneles emitían al cerrarse. Terminamos de cruzar todas las filas de aletas a duras penas, las últimas cerrándose justo detrás de nosotros. En cuanto encaramos los primeros pasillos de la sección siete escuchamos como estos también comenzaron a moverse. Polvo y tierra salían de las paredes que se movían lentamente. Los pasadizos se cerraban justo después de que pasásemos por ellos, pero sabía que aquello no podría durar mucho tiempo. En algún momento el laberinto nos alcanzaría y nos atraparía en el interior de la sección siete. Nos estábamos quedando sin fuerzas y las paredes parecían moverse cada vez más rápido. Necesitábamos salir de la sección rápidamente.

Por suerte solo nos quedaban un par de largos pasillos antes de llegar al anillo central. Aunque continuábamos corriendo con todas nuestras fuerzas, la lluvia jugaba en nuestra contra haciéndonos resbalar repetidas veces. Casi pensé que no lo lográbamos mientras nos deslizábamos por la última pared que estaba cerrándose.

Finalmente el verducho y yo nos impulsamos lo más fuerte que pudimos para salir del fino hueco que quedaba entre una pared y otra y ambos caímos en el suelo del anillo central.

-¿Qué demonios ha sido eso?-preguntó el verducho casi sin aire.

-No lo sé, pero hay que salir de aquí ya.-respondí levantándome doloridamente.

-Necesito respirar.

-Necesitamos salir de aquí ahora Thomas.

-Venga, esto no va a cerrarse más, ¿no?

-No lo sabemos.-Thomas me miró confundido-Verducho, las secciones no cambian hasta la noche. Esto que acaba de pasar no había pasado nunca antes. No sabemos si las puertas van a cerrarse en cinco minutos o a su hora. Tal vez ni siquiera se cierren, pero no quiero estar aquí para averiguarlo.

Thomas pareció haber entendido la situación en la que nos encontrábamos y sin dudarlo un segundo más se levantó y siguió mis pasos. Minutos después, ambos nos encontramos de vuelta en el Claro, donde un gran grupo de clarianos se reunía cerca de la Hacienda. Entre ellos pude distinguir a Minho, Tony, Connor y James.

-¡Mirad! Por ahí llegan Thomas y Kate.-gritó Chuck y todos los que estaban en aquel corro giraron sus cabezas hacia nosotros. La mayoría suspiró aliviada.

-No os vais a creer lo que nos ha pasado.-dijo Thomas en cuanto estuvimos lo suficientemente cerca del grupo. Puse los ojos en blanco y me limité a observar la hierba del Claro, incapaz de fijar la mirada sobre nadie.

-Déjame adivinar.-respondió Minho captando mi atención-La sección en la que estabais comenzó a cerrarse de repente.

-Sí. ¿Tenéis idea de por qué?-preguntó el verducho.

-No, pero nos ha ocurrido lo mismo a todos.-dijo Connor. Thomas me miró preocupado y volvió a preguntar mientras yo miraba una vez más el suelo del lugar.

-¿Hay alguien más ahí fuera?

-Nate y Dylan.-dijo James.

Mientras todos comenzaron a discutir sobre qué demonios estaba ocurriendo yo decidí acercarme a la puerta por la que Nate y Dylan habían entrado horas antes. Lo único que podía hacer era rezar por que ambos estuviesen a salvo.

-La chica no recuerda nada más.-dijo Newt detrás de mí mientras se acercaba hacia mi lado. Afirmé silenciosamente con la cabeza-No diremos nada de lo que la chica recuerda al resto de clarianos.-volví a repetir el mismo movimiento de cabeza.

La corredora del laberinto (TMR Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora