23-. Desesperanzada una vez más.

433 27 6
                                    

Y tal y como dormí me desperté al día siguiente. Y así continuó la rutina del Claro. Como ya había predicho Gally, Chuck acabó siendo un deambulante. En el huerto era un maldito desastre, los mediqueros terminaron más estresados de lo normal después del día que tuvieron que pasar atendiendo al verducho y la cocina casi sale ardiendo tras su día trabajando allí. Gally ni siquiera permitió hacerse cargo de él, por lo que el trabajo de constructor tampoco le vino. Así que terminó limpiando los lavabos y demás.

Conforme iban pasando los días se acostumbraba un poco más al lugar, aunque tuvimos que soportar que se cloncase en los pantalones al menos tres veces más. A consecuencia de eso casi ningún clariano se le acercaba, y se habría pasado las horas solas de no ser a que yo literalmente arrastraba a mi novio y a mis dos amigos a acompañarle. En realidad Ben no se lo tomaba para nada mal, justo al contrario. Le gustaba acompañar al pequeño verducho y le hacía reír constantemente. Newt nos acompañaba la mayoría de las veces sin rechistar, aunque en ciertos momentos ponía malas caras ya que usaba casi todo el tiempo que tenía para estar a solas con él acompañando a Chuck. Aunque al final acababa entendiendo. Sin embargo, me costaba que Minho aceptase de buena gana. No tenía nada en contra del chico según afirmaba. Se excusaba diciendo que se encontraba demasiado cansado como para lidiar con las malditas preguntas del verducho. Pero yo sabía bien qué le ocurría a mi amigo. Sabía que no quería encariñarse más de la cuenta con Chuck por cualquier cosa que pudiese pasar, y por eso le evitaba siempre que podía.

Aun así los días continuaban corriendo y el chico era cada vez más alegre. Nunca tenía una mala palabra para nadie, ni siquiera para el "capitán Gally" y sus malditos secuaces, que se pasaban el día atosigando al pobre clariano.

-Me caería mejor si no entrase todos los días a hurtadillas a robarme algo de comida.-afirmó Fry mientras todos dejábamos nuestros quehaceres para almorzar.

-Se ve que es un buen chaval pero... Es demasiado patoso... Me da mucha lástima pero es la verdad, no termino de ver que encaje aquí...-dijo Clint, a lo que todos afirmamos tristemente.

Lo cierto era que el chico trataba a toda costa de caer bien a todo el mundo y hacer ver que tenía un lugar en el Claro, pero a cada intento, lo único que lograba era hacernos ver su torpeza. A Alby le traía de cabeza. Acabé temiendo que algún día terminase por matarle. Pero gracias a Dios Alby trataba de mantener la forma y nada de eso ocurrió.

El mes iba pasando en un abrir y cerrar de ojos. Todo en el Claro seguía exactamente igual. Seguía entrando cada día al laberinto junto a Minho y aprovechaba mis días libres ayudando en el huerto. Ben y yo nos pasábamos horas pensando qué podríamos hacer para que aceptasen un poco más a Chuck en el grupo, pero por más que intentábamos, el chico lo volvía todo al revés y conseguía justo lo contrario.

Algo que había cambiado mucho, y que en cierto modo me hacía gracia, era la forma en la que me veía yo misma en aquel lugar. Al principio, durante los primeros meses, me costaba creer que una chica llegase a encajar en un sitio como aquel, rodeado de chicos adolescentes. Sin embargo esos pensamientos fueron abandonando mi mente mientras comenzaba a verme tan capaz como el resto, haciendo que ellos me viesen de la misma forma. Siempre recordaba la forma en la que alguno de mis compañeros temía siquiera mirarme por si fuese a romperme, o la sutileza con las que otros me hablaban, como si fuese a ponerme a llorar. Pero todo aquello fue cambiando poco a poco. Por aquel entonces todos los clarianos, a excepción de algunos constructores, por supuesto, me respetaban, y aunque algunos aún no se atrevían a hablarme (sobre todo los verduchos), ya no era porque temían que fuese a romperme, sino porque temían que yo fuese a romperles la cara a ellos. Por lo visto tenía fama de chica dura. Ser corredora, la única capaz de calmar a Minho durante sus discusiones con Gally, y mi indiferencia a la hora de enfrentarme a Alby eran algunas de las razones que más alimentaban aquel pensamiento. Pero además de miradas tímidas no recibía ninguna otra fea acción.

La corredora del laberinto (TMR Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora