Según la jerarquía de Minho, los primeros en tomar una cuerda serían él mismo y Tony. Ambos corredores se miraron, titubeando. De repente mi corazón comenzó a latir rápidamente, tan rápido que incluso podía sentirlo en mis propias venas. En aquel momento me sentí más sucia aun de lo que ya lo estaba, si es que eso era posible. Me sentí miserable y sabía que lo que rondaba por mi cabeza en aquellos segundos era totalmente egoísta pero... No podía evitar, por mucho que lo intentase, rezar porque Minho tomase la cuerda más larga. Lo sentía muchísimo por Tony, pero lo último que necesitaba en aquel instante era saber con seguridad que mi mejor amigo no pasaría de aquel día. Minho y Tony comenzaron a andar hacia Alby, quien sostenía ambas cuerdas en su puño cerrado, haciendo totalmente imposible saber cuál de las dos tenía una dimensión más corta.
Sentía mis manos totalmente frías y una vez más me era imposible dejar de temblar. Los dos corredores alzaron las manos, vacilando, sobre las dos cuerdas. Minho agarró la cuerda de la izquierda y Tony la de la derecha. Sin esperar ni un segundo más, ambos tiraron del extremo de la cuerda que habían elegido. Cerré los ojos en cuanto vi el resultado y, odiándome a mí misma, suspiré de alivio. Minho había tomado la cuerda más larga. Podría salvarse. Estaba segura de que mi amigo sobreviviría a aquella noche. Tony, por otra parte, estaba destinado a una muerte segura.
Tony se mantuvo observando la cuerda que sostenía en su mano, totalmente pálido. Tras varios segundos pareció recobrarse, parpadeó un par de veces y se retiró a su asiento. Minho, casi descompuesto, le imitó tras observarnos lentamente a todos los que nos encontrábamos en la sala.
El silencio sepulcral se convirtió en algo totalmente normal entre aquellas cuatro paredes, y nadie habló mientras Alby dirigió su mirada hacia Dylan y a mí. Tragué saliva mientras notaba como las gotas de sudor comenzaron a caer por mi cuello y me dirigí hacia el punto en el que se encontraba el líder, quien ya había tomado otras dos cuerdas en su mano.
Por fin Dylan y yo nos encontramos uno en frente del otro, con solo la mano izquierda de Alby de por medio. El chico me ofreció una mirada comprensiva y parecía como si quisiese disculparse por todo lo que acababa de pasar. Tal vez quería disculparse por lo que podría haber pasado. No lo sabía. En aquel momento no sabía nada, y tampoco pensé en nada mientras, sin apartar mi vista del chico que tenía enfrente, tomé una cuerda. No vi cuál de las dos era y tampoco le eché demasiada importancia. Simplemente quería arrebatarle aquella cuerda a Alby y saber qué me había deparado el futuro en aquel instante. Quería que llegase la noche y entrar en el laberinto. Alejarme del Claro y correr. Encontrar una salida.
Como si hubiésemos escuchado el típico disparo de salida en las carreras libres, Dylan y yo tiramos de nuestras cuerdas a la vez.
-Como dije antes,-comentó Dylan en cuanto vio la cuerda que sostenía en su mano-habría sido muy poco caballeroso si me hubiese tocado la cuerda más larga.
-Lo siento.-fue lo único que pude decir cuando entendí que la cuerda que tomé era más larga que la que tomó Dylan. No di por hecho, por supuesto, que sobreviviría, pero al menos tenía más posibilidades de hacerlo que Dylan. Tampoco me paré a pensar si sería capaz de superar una noche en el laberinto.
Permanecí allí, de pie al lado de Alby, mientras Dylan se alejaba para tomar asiento, viendo el rostro de todos los que nos acompañaban. El líder se limitaba a mirar hacia el frente, con unas facciones en su cara que no me decían absolutamente nada. Nunca se me había dado bien entender a Alby, pero en aquel momento se me hacía totalmente imposible imaginar siquiera qué estaba pensando. Dylan parecía relajado, aunque no podía entender cómo estaba así. Básicamente se acababa de enterar de que moriría en apenas un día. ¿Es que no le importaba? Tony, por el otro lado, seguía tan pálido como lo estaba justo después de tomar su propia cuerda. Sentado en su silla permanecía con la vista clavada en el suelo. Me pregunté si había prestado atención al momento en el que Dylan y yo tuvimos que tomar las cuerdas. Tal vez estaría en estado de shock. Minho, que había permanecido de pie después de elegir su cuerda, tomó asiento entonces. Le miré fijamente y pude ver que se encontraba mucho más relajado que varios segundos atrás. Pude leer perfectamente que se debatía entre sentirse bien o sentirse mal. Parecía como si pudiese leer todo lo que rondaba por su mente. Estaba aliviado por el hecho de que yo había sacado la cuerda más larga, pero a la vez se sentía mal por sentirse bien. Y no se hacía una idea de cuánto le entendía. Zart, Winston, Jeff y Fry seguían sin decir una sola palabra, observando tristes y abatidos. Brian, aunque también observaba en silencio, la hacía con el ceño fruncido. Por supuesto él no había escuchado nada de lo que habíamos hablado en la reunión, a excepción de la pelea entre Newt y Alby, por lo que supuse que no tendría ni idea de lo que estábamos haciendo. James y Connor observaban a Dylan y a Tony una y otra vez. Thomas, totalmente abrumado, no dejaba de observar sus manos, apartando la vista de ellas ocasionalmente para dirigirla hacia la puerta de la sala. Sin esperar un segundo más, Nate se incorporó de la pared en la que estaba apoyado haciendo su camino hacia Alby. El líder tomó una vez más dos cuerdas y esperó hasta que Nate y Connor se encontraron justo a su lado. Y una vez más me sentí miserable mientras deseaba que fuese Nate quien sacase la cuerda más larga. Había hablado con Connor muchas veces. Hablaba con él casi todos los días, y podía afirmar que era uno de los mejores clarianos con los que contábamos. Veía sinceridad en cada frase que decía y sabía que podría contar con él siempre que lo necesitase. Pero Nate... Nate había llegado al Claro poco después que yo. Había corrido por el laberinto durante meses con él. Nos entendíamos bastante bien y era sin duda una de las personas más importantes que tenía en aquel lugar.
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La corredora del laberinto (TMR Fanfic)
Fiksi PenggemarKatherine llega al Claro recordando tan solo su nombre. El temor y la desesperación por no saber nada sobre su vida anterior irá desapareciendo conforme vaya conociendo a sus nuevos compañeros. Poco a poco este temor será sustituido por unas ganas i...