4-. En la sala de mapas.

1K 48 12
                                    

Continué trabajando mientras se montaba la fiesta. El verducho estuvo echándole un vistazo a todos y cada uno de los trabajos, sin saber exactamente en cuál encajaría. Zart y yo seguíamos ocupados en el huerto cuando los corredores llegaron del laberinto. Como cada día, el chico rubio se acercaba al huerto en cuanto salía del laberinto, antes incluso que ir a la sala de mapas.

-Zart, verducha.-saludó Newt. Zart estaba sumido en su mundo como casi siempre.

-Eh, eh, ahora ya no soy más una verducha. Puedes llamarme Kate.-respondí. Newt sonrió.- ¿Qué tal el día de hoy? ¿Algo nuevo?

-Nada, siempre lo mismo. Verdaderamente hay días que me dan ganas de dejarlo todo.-suspiró Newt.

-Bueno, no podemos tirar la toalla. No ahora. Vamos, anímate, hoy hay fiesta de bienvenida.

Newt y yo nos dirigimos a la sala de mapas donde Ben y Minho ya estaban trabajando. Un par de horas más tarde, el menú especial ya estaba servido y el gran fuego de bienvenida brillaba en el centro del Claro. El verducho se veía un poco más animado. Todos comimos, bebimos y tiramos trozos de madera al fuego, soltándoles algunas barbaridades a los creadores. Minho y Winston incluso se inventaron una canción que hablaba sobre el Claro. Hacía justo un mes, en ese preciso instante me encontraba sentada en un tronco hablando con el chico rubio. Newt. No sabía definir con palabras qué era lo que sentía por ese clariano. ¿Era simplemente amistad? Lo dudaba. El vínculo que me unía a ese chico era mucho más profundo. Cuando estaba con él no podía evitar sonreír, y el miedo me invadía cuando le veía correr hacia el laberinto. Tal vez era el simple hecho de que fue el quien me tendió la mano en aquella caja. Pero entonces recordé lo extrañamente familiar que me había resultado aquel chico cuando le vi por segunda vez, sin los efectos de la oscuridad en mis ojos. ¿Por qué me había resultado tan conocido? ¿Le habría visto antes de ser enviada a aquel lugar? ¿Le conocía de antes? No sabía por qué, pero estaba segura de que sí. Sabía perfectamente que el chico rubio y yo ya nos conocíamos antes de ser enviados al Claro. Pero, ¿quién era Newt para mí antes de aquella vida? ¿Quién era Newt para mí en el Claro? Mientras seguía sumida en mis pensamientos sobre Newt, inconscientemente le miré y, para mi sorpresa, él estaba mirándome también. ¿Qué hacía? ¿Sonreía? ¿Le mantenía la mirada o apartaba la vista? De nuevo otra situación incómoda que, gracias a Dios, el verducho cortó.

-¡¡¡Ay!!!-gritó el verducho. Los clarianos seguían tirando trozos de madera al fuego y a Zart se le había escapado el suyo, habiendo ido a parar a la cabeza del verducho.

Pobre Zart, después de lo poco que interactuaba con la gente, por una vez que intentaba hacer algo normal atacaba al verducho sin querer. De pronto el verducho dejó de gritar de dolor, y comenzó a gritar un nombre. En su cara pudo verse la definición de felicidad.

-¡¡Gally!! ¡¡¡Gally!!! ¡Me llamo Gally! ¡¡Mi nombre es Gally!!-gritaba el verducho mientras corría de un lado a otro.

Todos nos reunimos en torno al verducho, gritando su nombre y aplaudiendo. Todos felices. Fue entonces cuando pensé en los clarianos como en mi familia por primera vez. El verducho llevaba menos de veinticuatro horas con nosotros, sin embargo, el hecho de que recordase su nombre nos puso tan felices a todos como lo estaba él. Su felicidad se había convertido en nuestra felicidad. Entonces vi el gran lazo que unía a todos los clarianos y, por primera vez en lo que podía recordar de mi vida, me sentí como en casa.

La fiesta habría durado toda la madrugada entera de no ser porque Alby comenzó a gritar a todos que era hora de irse a dormir. Al día siguiente había que seguir el curso normal del Claro y teníamos que descansar así que, todos se fueron a dormir. Dispuesta a tomarme una ducha, Newt habló detrás de mí.

La corredora del laberinto (TMR Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora