36-. La chica ha despertado.

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Cinco largos y monótonos días pasaron sin ningún cambio inusual. Durante aquellos días, todos los corredores decidimos entrar al laberinto solo por la mañana. Quisimos permanecer varios días sin entrar después de mediodía para asegurarnos que nada en la rutina del laberinto había cambiado. La caja, tal y como algunos predijeron aquella noche en la que subió, no volvió a bajar. Los creadores ni siquiera se molestaron en cerrar las compuertas. Esto no hizo sino añadir más preocupación a todo el asunto. Aunque aún contábamos con suministros, estos no durarían más de un mes, si es que llegaban a los treinta días. Fry era sin duda uno de los más afectados con el tema de la caja. Con tantos clarianos a los que alimentar, el cocinero tenía que hacer maravillas con los suministros que los creadores nos mandaban para que todos pudiésemos tener al menos cuatro raciones diarias. En cuanto vimos que la caja no bajó, Fry decidió rebajar esas cuatro raciones a tres. O lo que era lo mismo, adiós a las meriendas. Peter y Richard también sufrieron el malhumor del cocinero, que incluso llegó a preguntarse qué haríamos entonces con todas las bolsas de basura. Lo que solíamos hacer con ellas era echarlas en la caja el día en el que el verducho llegaba, para que al bajar de nuevo al día siguiente los creadores se ocupasen de deshacerse de ellas. Aunque también era un problema, era sin duda un mal menor. Winston y el resto de cortadores también se vieron afectados por el tema de la caja, al igual que Clint y Jeff. Los jardineros no se vieron realmente afectados en lo que a su trabajo se refería, debido a que por muchas nuevas semillas que llegasen, con el viento que soplaba durante el día en el Claro era imposible plantar nada sin que saliese volando.

Por otro lado, la chica seguía sin despertar. Se movía constantemente y de vez en cuando se quejaba. Lo que no dejaba de hacer era nombrar a Thomas y afirmar que "CRUEL es buena". Muchas veces me preguntaba de qué color tendría los ojos, o si tendría la voz suave o áspera. ¿Cuál era su nombre? ¿Recordaría algo de la gente que nos envió aquí? Ciertamente tenía muchas ganas de que despertara y hablar con ella. Quería ser su amiga. Sonaba muy infantil, lo sé, pero era la realidad.

Aunque tuve la oportunidad de hablar con Thomas a solas mientras nos encontrábamos en el laberinto, y aunque intenté preguntarle miles de veces de la forma más discreta posible si reconocía a la chica, el verducho seguía afirmándome que no le sonaba en absoluto. Aun así, Alby, que no terminaba de fiarse del verducho, le obligaba a pasar un gran rato en la sala del cambio acompañando a la chica, por si alguna memoria le llegaba a la mente. Tenía la intuición de que en realidad Thomas sí que reconocía a la chica, y aunque algo me decía que mi intuición no me fallaba, decidí que no le presionaría más. A fin de cuentas la chica seguía dormida y no podríamos solucionar nada en ese estado.

Gally, por otro lado, seguía desaparecido. Muchos le daban ya por muerto, pues era lo más obvio. El pequeño grupo de búsqueda que Newt reunió a la mañana siguiente de la llegada de la chica no consiguió encontrar al constructor, tampoco ninguna pista que nos hiciese saber qué le había pasado. Por lo que la opción que todos pensábamos era que, en un ataque de ira, corrió hacia el laberinto y fue devorado por un lacerador. Sabía que no podía dejar que aquello me afectara, pues Gally no me lo había puesto nada fácil durante aquellos años. Sin embargo no podía evitar que los recuerdos de sus primeros meses en el Claro llegasen a mi mente. Memorias de todas las bromas y risas que gastamos, y todos los momentos en los que supo apoyarme y mantenerse a mi lado. Recordé entonces la pequeña flor de madera que talló para mí en aquellos meses en los que peor lo pasé. Recordé como se la lancé a la cara en una de las peleas que tuvimos después de que fuese pinchado.

La desesperación y preocupación se palpaba en el ambiente. Aún con el pasar de los días, nadie tenía la más remota idea de para qué podrían servirnos los nueve walkie-talkies que nos habían mandado. Habíamos sobrevivido tres años sin necesidad de ellos, ¿por qué íbamos a necesitarlos entonces?

La corredora del laberinto (TMR Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora