14-. Te necesitamos. Te necesito.

602 37 6
                                    

Todos los clarianos iban a visitarle alegremente cada día. Incluso John, aunque éste no era la definición de alegría precisamente, y en dos ocasiones estuve a punto de echarle a patadas de la sala. Aunque sin duda el que más tiempo pasaba allí era Gally, que más que acompañar a Newt, me acompañaba a mí. Sin duda fue uno de las mayores apoyos que tuve aquella semana. Por aquel entonces ya todo el Claro sabía de mis sentimientos sobre Newt, pero en realidad yo sólo se los afirmé a Ben, Minho y Gally, por lo que el chico sabía que yo también lo estaba pasando realmente mal. Minho y Ben también venían a visitarnos en cuanto podían, pero era un tiempo menor debido al laberinto. La semana iba pasando lenta y dolorosamente. Jeff y Clint le cambiaban las vendas dos veces al día. La pierna izquierda no la tocaron en toda la semana, ya que convenía mantenerla en reposo. Todos intentaban mejorar el estado de ánimo de Newt, pero nadie lo lograba. Ni siquiera Kate-dog, que también se pasaba la mayor parte del tiempo acompañándonos a Newt y a mí. La cara del chico estaba llena de tristeza, y era tan evidente que nos llenaba de tristeza a todos también. Cada noche teníamos una discusión, que no iba a más porque la mayor de las fuerzas superiores me llenaba de paciencia, cosa de la que yo carecía peligrosamente. Newt se empeñaba en que debía ir a descansar, que mi rostro estaba verdaderamente pálido y mis ojeras se hacían cada vez más grandes. Decía que no quería que tuviese problemas por su culpa, y yo le afirmaba que no era su culpa puesto que él no me obligaba a quedarme. No podía abandonarle ni un sólo segundo. No por el hecho de que necesitase cualquier cosa en ese preciso instante. Más bien era porque muy en el fondo de mi corazón, temía que volviese a intentar nada de nuevo. Cada día intentaba que el tema del salto no saliese a la luz, y cada día se me hacía más y más difícil. Me mantuve casi toda la semana como pude, hasta que llegó la última noche que compartiríamos allí. Intenté que se durmiese temprano, puesto que al día siguiente por la mañana los mediqueros llegarían para quitarle todas las vendas y permitirle salir de la sala poco a poco.

-Si quieres puedo traerte algo más para cenar, pero hoy debes irte a dormir pronto. Mañana es el gran día.-sonreí, aunque en realidad estaba más que preocupada. Al menos allí podía echarle el ojo y estaba segura que no intentaría nada que le perjudicase nuevamente. Pero al día siguiente él saldría de la sala y yo tendría que entrar de nuevo al laberinto. No podría estar tan pendiente de él como lo había estado durante toda la semana, y aunque Zart, Fry y otros clarianos más me afirmaron que no le quitarían la vista de encima, no me sentía confiada.

-Estoy lleno, gracias.-contestó de manera cortante, tal y como había estado hablando durante todos los días que estuvimos allí-No creas que soy idiota Kate.

-¿A qué te refieres?-aquel comentario me había pillado completamente por sorpresa.

-¿Crees que no sé por qué no te has separado ni un segundo de mi lado? No necesito que estés trayéndome cosas ni acomodando mi almohada las veinticuatro horas del día ¿sabes?

-Bueno, mañana termina tu tortura.

-Sé que estás aquí porque tienes miedo de que intente algo otra vez.-aquellas palabras fueron como un puñal en el corazón. Sentía como las lágrimas amenazaban con salir, y no podía permitir que Newt las viese.

-No lo intentarías otra vez. No lo harías de nuevo... ¿verdad?-pregunté, pero el chico rubio no respondió. Ni siquiera se dignó a mirarme, lo que hizo que me alarmara aún más y confirmase mis sospechas. No paraba de pensar que Newt estaba esperando a salir de la sala para intentar suicidarse otra vez, y el silencio me estaba demostrando que mis pensamientos eran fundados-Newt no puedes. No puedes hacer eso otra vez, no puedes hacerte eso. ¿Qué crees que pasaría aquí si cumples lo que te propones? Newt... Te necesitamos. Te necesito.-pequeñas lágrimas se escaparon por sus ojos, mientras que yo tuve que morderme la lengua para no imitarle. Entonces el chico se recostó, cerró los ojos y pareció quedarse dormido.

La corredora del laberinto (TMR Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora