Al fin llegó el segundo día de la segunda semana del mes, y un nuevo verducho subió en la caja. Era alto, corpulento, con pelo corto y castaño y grandes ojos azules. Recordó su nombre al instante: Nathan. Aunque prefirió que le llamásemos Nate. Al principio le costó adaptarse, como a todos. No es nada fácil llegar a un lugar en el que no conoces a nadie, sin recordar absolutamente nada de ti o de tu pasado y sin saber qué demonios está ocurriendo, pero poco a poco se fue adaptando. Comenzó a trabajar con Winston y los animales afirmando que le gustaban los trabajos rudos. Gally, como había hecho con todos los verduchos, lo enfrentaba en las batallas en su fiesta de bienvenida. Normalmente era Gally el vencedor, pero aquella noche Nate nos sorprendió derrotándole sin demasiado esfuerzo.
Si durante alguna de mis pesadillas nocturnas se me pasó por la cabeza ir corriendo hacia Newt, pronto descarté esa opción. Su habitación estaba justo al lado de la mía, y noche tras noche podía notar como malos sueños se apoderaban de su cabeza mientras dormía, y aunque me sentía la persona más mundana del mundo por no ir a socorrerle, decidí que era mejor no hacerlo. No habíamos vuelto a hablar a solas desde esa última conversación en su cuarto una vez quedé enterada de que no entraría más en el laberinto, y aunque durante las cenas y los ratos libres estábamos juntos, nuestro contacto había disminuido notablemente, cosa que me entristecía muchísimo. Lo único que conseguía era sentirme más y más culpable cada vez que recordaba la tristeza que Newt mostró en aquella pequeña disputa. Y tras todo aquello, pensaba que lo último que el chico rubio querría era que le encontrase en su habitación en medio de una cruel y devastadora pesadilla. Así que noche tras noche decidía dejarlo pasar. Y noche tras noche me sentía más y más miserable.
-No hay nada nuevo aquí hoy.-comentó Ben mientras nos sentábamos en el suelo del laberinto preparados para tomar el almuerzo.
-No hay nada nuevo aquí nunca, en realidad.-contesté.
-Sólo cuando debe haberlo. Y no son más que los mismos cambios de siempre. Esto es una pesadilla.
Poco rato después comenzamos a correr de nuevo, hasta que sin venir a cuento y sin previo aviso, se paró en seco.
-Bien, ¿qué problema hay contigo?-preguntó.
-¿Qué?
-¿Que qué demonios te pasa?
-¿A mí? Nada. ¿Qué me va a pasar?
-Vamos, Kate. Casi no recuerdo el sonido de tu risa. Y no soy el único. ¿Es por el laberinto?
-¿Por el...? ¿Qué? ¿Qué dices?
-¿Que si estás así de triste porque no quieres entrar aquí? ¿Es eso? Si es eso sólo tienes que decirlo.
-¿Triste? No estoy triste.
-Mira, en realidad lo entiendo, ¿sabes? Este no es un lugar agradable para todo el mundo.
-¿Qué entiendes?
-Que no quieras volver a entrar.
-¿Y por qué no iba a querer entrar? Claro que quiero entrar.
-A mí no me lo parece Kate. Si no quieres ser corredora simplemente dilo y ya está. No vamos a desterrarte por eso ¿sabes?
-Es que quiero seguir siendo corredora.
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La corredora del laberinto (TMR Fanfic)
FanficKatherine llega al Claro recordando tan solo su nombre. El temor y la desesperación por no saber nada sobre su vida anterior irá desapareciendo conforme vaya conociendo a sus nuevos compañeros. Poco a poco este temor será sustituido por unas ganas i...