Capitulo 2

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Abro los ojos lentamente y siento como mi cabeza duele de manera sofocante. Mi vista es borrosa por lo que debo cerrarlos varias veces para poder enfocar bien lo qué hay a mi alrededor. Mi cabeza esta pegada al piso de lado y cuándo intento girarla hacia al frente un dolor agudo en mi cuello me detiene.

Observo con dificultad lo único que se encuentra en mi campo de visión, aunque no puedo ver bien porque todo está oscuro, deduzco que debe ser de noche. Veo asientos destrozados por todos lados, personas ensangrentadas, algunas con mayores daños que otras. Se puede ver fuego y mucho humo a lo lejos. No poder moverme, ver aquel panorama hacen que pierda la calma y que mi respiración se agite, haciéndome sentir un gran dolor en mis costillas.

Intento tranquilizarme un momento y luego volver a girar la cabeza, esta vez más despacio, y lo logro. No se escucha nada, ningún quejido ni grito. No me puedo creer que esté viva luego de tener tal accidente.

Intento levantar mi torso poco a poco, cuándo veo que tengo algo encima de mis piernas.

¿Es esa la puerta del avión?

Intento moverme debajo de ella pero no lo consigo, el dolor, sumado al peso de la puerta lo hacen imposible.

Observo mis brazos y manos ensangrentados, llenas de golpes, cortadas y algunos cristales incrustados. No es hasta ahora que los veo, que comienzo a notar todo el ardor que provocan.

Como no puedo levantar la puerta, decido arrastrarme con ayuda de mis codos hacia atrás para liberar mis piernas de la puerta. Levanto con cuidado mi torso y me apoyo en mis codos, sintiendo como los cristales que tengo clavados se incrustan más. Pero esta es la única forma de salir de aquí, así que aguanto.

Voy arrastrándome cuidadosamente y noto cómo mis piernas poco a poco van saliendo. Gritos desgarradores salen de mi boca al sentir la fuerza que ejerce la puerta sobre mis piernas al intentar sacarlas. Lágrimas corren por mis mejillas sin poder evitarlo. Luego de cinco agonizantes minutos logro liberar mis piernas y caigo sobre mi espalda sin fuerza. Siento como me debilito hasta que vuelvo a sumergirme en total oscuridad.

Abro mis ojos y no sé cuánto tiempo ha pasado, pero ya es de día, todo se ve mejor y más terrorífico aún. Intento levantarme cayendo nuevamente al suelo del avión. Creo que mi pierna está rota.

Me arrastro como puedo por el pasillo en busca de algo con lo que sostenerme y un sollozo escapa de mis labios al encontrar a la bebe que vi antes de estrellarnos. Me arrastro lo más rápido que puedo hasta llegar a ella pidiendo que esté viva. Pero su pequeño cuerpo está lleno de sangre y no respira, una lágrima solitaria se desliza por mi mejilla ante esa imagen tan dolorosa.

Luego de unos minutos encuentro un bastón, que parece ser de alguna anciana que estaba en el vuelo, no es una muleta y es algo bajito, pero por ahora me servirá. Con dificultad me levanto y apoyo mi peso en él. Camino un poco hasta llegar a un gran agujero del avión que abre paso al exterior.

Voy a salir del avión cuando un sonido me hace parar en seco.

Un quejido.

Me doy vuelta para volver al interior, y comienzo a buscar el lugar de donde proviene.

—¡Hola! ¿Hay alguien aquí? —Grito lo más alto que el dolor en mis costillas me lo permite.

Se escucha nuevamente un quejido proveniente del fondo del avión. Me dirijo hacia allá lo más rápido que puedo. Revisando entre los cuerpos sin vida.

—¡Hola! —Vuelvo a repetir cuándo pierdo el rastro de aquel sonido. —Haz algún ruido o algo para poder encontrarte.

Siento un sonido de algo de metal chocando, muy bajo pero es suficiente para saber de dónde proviene. Sigo el sonido hasta llegar a el causante. Un joven que está en el suelo boca abajo y sobre él, dos asientos de avión que lo inmovilizan.

Atrapada Con Mi Enemigo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora