Atrapada Con Mi Enemigo ✔️

Capítulo 31

DOBLE ACTUALIZACIÓN

Si wattpad te trajo directo hasta aquí... VE ATRÁS y lee el capítulo anterior.

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Abro los ojos y la claridad me hace volver a cerrarlos. Vuelvo a abrirlos lentamente hasta que se acostumbran a la luz. Observo a mi alrededor y frunzo el ceño al ver que estoy en mi habitación.

¿Cómo llegué aquí?

Como si de un tornado se tratara, todos los recuerdos de lo sucedido en el laboratorio: los hombres de ojos rojos tras nosotros, el helicóptero, el detonador, Mark.

¡Mark!

Vuelve el desgarrador dolor a mi pecho y las lágrimas no se esperan para salir. No me puedo creer que lo haya perdido. Primero mi madre, luego mi padre y ahora él. ¿Por qué me quitan todo lo que me importa?

Me incorporo en la cama y las dudas comienzan a surgir en mí.

¿Cómo llegué aquí? ¿Dónde están los chicos? ¿Por qué estoy en pijama?

Una teoría llega a mi mente, pero la descarto al instante. Eso no pudo haber sido un sueño, se sintió demasiado real para ser uno.

Por más que quisiera saber que ha pasado con los chicos o cómo estoy en mi casa, no puedo; no tengo fuerzas para investigar. No tengo fuerzas para nada.

Su recuerdo me oprime el corazón. El amor de mi vida se ha ido; la única persona que ha acelerado mi corazón, lo ha dejado con apenas unos débiles latidos. Sus caricias que se han grabado a fuego lento en mi piel.... Y duele; quema dentro de mi pecho de una manera sofocante.

No encuentro fuerzas para levantarme de la cama, así que decido quedarme ahí, entre sus recuerdos y mis lágrimas. No veo su reloj por ningún lado, debieron habérmelo quitado los chicos para no romperlo mientras dormía. Decido no pensar en eso ahora, y me acuesto. Así me quedo el resto del día, sin levantarme, sin comer o beber agua; solo imaginando que está a mi lado, acariciándome mientras me observa con sus hermosos ojos verdes.

Al día siguiente sigo igual, pero en la tarde decido levantarme para intentar comer algo. Bajo de mi habitación con la poca fuerza que me queda, sintiendo como mis piernas flaquean con cada escalón. Llego al estante y veo todo lo que me gusta comer, pero nada me apetece, no tengo apetito.

Tomo una manzana de la nevera y aunque no tengo deseos, me la como; Mark no hubiese querido que me tire a morir. Él ha dado su vida por mí, sobrevivir es lo mínimo que puedo hacer... Aún si prefiero estar junto a él, allá dónde está.

Pasan los días, y todo sigue igual... O bueno, peor. Ahora no solo lo recuerdo, sino que lo veo en todas partes; mientras me baño, cocino, e incluso, cuando simplemente estoy sentada en el sofá del salón. Siempre que aparece, viene hacia mí y sonríe mostrando sus hermosos dientes, pero cuando intento tocarlo, desaparece.

Nunca me acostumbraré al dolor que me provoca su ausencia.

Salgo al jardín y me siento en el suelo junto a mis moras. El recuerdo del lago viene a mi mente y mis ojos se cristalizan al recordar que él siempre supo lo que me gustaba y lo que no, siempre estuvo pendiente a mí... Y siempre me amó.

Mi mirada se pierde en la casa de al lado.

Su casa.

Está deshabitada hace un tiempo, desde que se mudaron sus padres a otro estado. Suspiro mientras más recuerdos llegan y arrasan con mi estabilidad emocional.