Capítulo 11

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Doble actualización, si Wattpad te trajo primero hasta aquí, ve a leer el capítulo anterior.

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Una sonrisa ladeada se forma en mis labios al ver como se tensa cuando comienzo a bajarle el bóxer. Me di cuenta de sus intenciones de molestarme cuando le vi esa sonrisa al decirle que estaba desnuda, y como yo soy igual o peor que él, decidí cambiar los papeles.

Intento no pensar en que estoy dejándolo desnudo y todo lo que eso implica, de otra forma estaría toda roja de la vergüenza. No es que no haya visto a un hombre desnudo, de hecho lo he visto a él también, antes, cuando estábamos en la preparatoria. Pero fue por puro accidente, no piensen mal, una vez que estaba en su casa y entre a su baño, él estaba ahí, pero nunca me vió, digamos que es mi pequeño secreto.

Con mi pierna termino de bajarle el bóxer, él, por más anonadado que está, igualmente me ayuda, sacando cada pie. Al terminar agarro esa pieza con la mano y la levanto a la altura de nuestros rostros.

—Ya estamos a mano entonces. —Digo sin quitar mi sonrisa y él no deja de mirarme sorprendido.

No sé cuánto tiempo nos quedamos así, viéndonos el uno al otro sin apartar la vista. Se siente el ambiente cargado, la tensión puede cortarse con una tijera. Sus ojos verdes se tornan oscuros, lo que me hace tragar saliva. Mi plan llegaba hasta aquí, era sólo bajarle el bóxer e irme. Ahora mismo me arrepiento. ¡No debí hacer eso, diablos!

Comienzo a caminar para pasar por su lado e irme, cuando me detiene, me toma del brazo y me impulsa hacia él. ¡Dios, estamos demasiado pegados! Literalmente puedo sentirlo todo, mis senos están pegados a su pecho y nuestros rostros muy cerca. Mi respiración se hace irregular y puedo sentir mis mejillas calentándose, además de "otras cosas" que también se calientan.

—¿Pero por qué te marchas? Ya que estamos los dos desnudos, bañémonos. —Su voz se escucha ronca y su forma sexy de decirlo, me hace apretar las piernas, por el deseo que siento en mi intimidad.

¡No sabía que le tenía tantas ganas hasta ahora, por dios!

Sin dejarme responder, toma la pastilla de jabón que tengo en la mano derecha, me voltea para quedar de espaldas a él y comienza a enjabonarme los hombros, luego baja por la espalda. No me había dado cuenta de que casi la mitad de mi cuerpo estaba fuera, o sea, que me ha visto los pechos antes de voltearme, que vergüenza.

Trago saliva al sentir el roce de mi trasero con su miembro; esa sensación, además de sus manos masajeando mi cuerpo me hace estremecer. Un gemido involuntario se me escapa cuando sus dos manos recorren mi cintura. «¡Dios estoy muy caliente!» Siento como sus manos me aprietan con fuerza al escucharme gemir.

—¿Qué fue ese sonido eh? —Pregunta con la voz más ronca que antes. Maldito quiere echarme en cara que acabo de gemir por él. Pero no lo dejaré que piense que me puede molestar.

—Un gemido, que causaste al tocarme así y al sentir tu miembro rozar mi trasero. —Lo escucho gruñir y me pega más a él, muerdo mi labio al notar su excitación en mis nalgas. Es mi turno de molestarlo.

—Estás muy duro ¿sabes? ¿Por qué será? —Oigo que ríe por lo bajo, y se acerca a susurrar en mi oído.

—Porque tú me pones así, me estás provocando con tu delicioso cuerpo, no puedo ser indiferente a ti, ni a tus redondos pechos, ni a tu exquisito trasero, que me está volviendo loco en este instante.

Cielos, eso es lo más caliente que he escuchado nunca.

Andrea, recuerda de quien se trata, es Mark, tu enemigo de toda la vida, ¿te acuerdas?

Atrapada Con Mi Enemigo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora