Atrapada Con Mi Enemigo ✔️

Capítulo 35

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Frente a mis ojos, dentro de una de las habitaciones con paredes de cristal, se encuentra Adam; está atado a una silla de metal, con una especie de casco en la cabeza, mientras lo rodean tres doctores. Veo su cuerpo debilitado por las cargas de corrientes que lo atacan, y mi mente se nubla al instante.

Voy a la puerta y veo que está cerrada con seguro, pero eso no me detiene. Volteo en busca de algo que pueda servirme para entrar, y lo veo; a unos metros de mí, en una de las paredes, un punto contra incendios, y dentro de él, un pico mediano. Corro hacia allá y sin pensarlo dos veces, doy un golpe con mi codo para romper el cristal. Veo las gotas de sangre caer al suelo, pero no me interesa; tomo el pico en mis manos y voy hacia la esquina de una de las paredes, golpeo el cristal con toda mi fuerza logrando que estalle y la pared completa se venga abajo.

—¿Andrea? ¿Qué fue ese sonido? —Dice Mark por el auricular.

—Ven. —Es lo único que respondo, antes de entrar a la habitación.

Los doctores me miran espantados, supongo que me recuerdan los malditos. Reconozco a uno de ellos, de los que estaba junto al maldito que me inyectó, cuando nos dieron la "bienvenida". Camino hacia el que tengo más cerca y le doy con el pico en el rostro, dejándolo inconsciente al instante. Dejo caer el pico y voy hacia el siguiente.

—¡¿Qué mierda le hacían a mi amigo?! —De una patada lo empujo contra el doctor que está detrás de él. Lo agarro del cuello de la bata y con el puño de mi brazo herido golpeo su mandíbula una y otra vez. Siento el dolor en todo el brazo con cada golpe, pero no me detengo, tengo tanta furia en mi interior que he explotado.

Él no contesta, no dice nada, haciendo crecer mi enfado. El doctor al que reconocí intenta apartarme tomándome por detrás, pero le pego un cabezazo que rompe su nariz. Mark aparece agitado detrás de mí y se queda estupefacto ante el panorama. Dos hombres en el suelo y otro aturdido, para solo ser yo contra ellos.

Veo que el doctor de la isla viene hacia mí con intensiones de atacar, pero no avanza mucho cuando Mark lo toma del cuello y lo estalla contra otra de las paredes.

—No te atrevas a tocarle un solo pelo a mi mujer. —Gruñe bajo para que yo no escuche, pero sí lo hago y mi corazón ha dejado de latir por un segundo.

Su mujer.

Él voltea a verme y yo aparto la mirada, mientras finjo no haber escuchado nada.

Camino hacia Adam que se encuentra casi inconsciente y me deshago de todo los aparatos que tiene conectado. Tomo sus mejillas entre mis manos y levanto su rostro.

—Adam. ¡Adam, reacciona! Vamos nene, reacciona. —Lo llamo mientras doy pequeñas palmadas en sus mejillas.

Sus inocentes ojos rojos me miran y al instante se cristalizan. Sus temblorosas manos viajan a mis mejillas y las acaricia, en búsqueda de un vestigio de ficción, asegurándose de que sea real. Las lágrimas ruedan por sus mejillas y siento como las mías también lo hacen.

—Soy real Adam, estoy aquí... Te prometí que te protegería... Yo... Perdóname por tardar tanto. —Sollozo sin poder romper el contacto visual. Sus brazos me envuelven en un caluroso abrazo lleno de afecto y gratitud.

—Gracias... Gracias por no olvidarte de mí. —Susurra en mi oído con la voz rota. Nos separamos unos centímetros y dejo un beso en su frente.

Mark llega a nuestro lado y lo ayuda a levantarse del asiento. Adam parece haber visto un fantasma, y pues es lo normal, todos creíamos que estaba muerto. Voltea hacia mí en busca de una explicación, pero solo puedo encogerme de hombros.