Cap 1

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El despertador sonó y Dulce se movió perezosa por la cama, se giró y sonrió

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El despertador sonó y Dulce se movió perezosa por la cama, se giró y sonrió.

—Buenos días princesa.

Dulce beso a su marido y él se movió quedando encima de ella, Dulce se apartó.

—Llegas tarde.

—No importa, prefiero estar un rato más con mi mujer.

—Alfonso, no.

Dulce salió corriendo de la cama y con una sonrisa triunfante se metió en la ducha.

Mientras el agua resbalaba por su piel su mente se inundó de momentos de pasión, deseo, lujuria, besos prohibidos, caricias a escondidas, ¿Por qué no podía dejar de pensar en su cuñado?... Desde el día de su boda no le había vuelto a ver y ya habían pasado tres años, no había día que no pensase en él.

Lo odiaba, si el le hubiera dicho que no se casase con su hermano ella no lo hubiera hecho, amaba a Chris, pero él no podía darla lo que buscaba, Alfonso era amable, protector, estable y fiel... todo lo contrario que Christopher.

Dulce salió de la ducha y sus pensamientos se disiparon, llevaba mucho tiempo pensando en él y solo la servía para torturarla, Chris no la había pedido que no se casara y se fuera con el, Chris no la amaba.

Dulce salió con una toalla alrededor del cuerpo, Alfonso estaba terminando de ponerse la corbata.

Mientras Dulce se acercaba, Alfonso se acercó a ella y la beso tiernamente, mientras la iba quitando la toalla, Dulce se dejó hacer y cinco minutos más tarde Alfonso se subía los pantalones y se iba a trabajar, la dio un beso en la frente y se despidió.

—Nos vemos luego, te quiero.

Dulce se quedó tirada en la cama, desnuda, corriendo se metió otra vez en la ducha.

Alfonso seria amable, fiel y el hombre más bueno del mundo, pero ese era su problema, el sexo se basaba en un polvo rápido que no solía durar ni diez minutos, en cambio Chris... Chris era paciente, sin prisas no dejaba ninguna parte de su cuerpo sin acariciar, la había besado, chupado y mordisqueado por cada zona de su cuerpo, sin olvidar que Christopher era capaz de montárselo donde fuera y en cambio a Alfonso no se le podía sacar de la cama, ese era el problema Alfonso no era Christopher, pero su marido la amaba y Chris no, se tenía que conformar con eso, aunque Alfonso no la diera horas de placer y ni la llevara con un simple beso a las estrellas.

Dulce tuvo una idea, se vistió y salió hacia la oficina de su marido.

Dulce llego a la empresa, saludo a la secretaria de su marido y entro en el despacho sin avisar, Alfonso la miro perplejo.

—Dulce, ¿Qué haces aquí?

—He venido a hacerte una visita.

Dulce sonrió pícaramente y aparto unos papeles que estaba mirando Alfonso, se sentó en el escritorio frente a él y puso cada pierna en un lado de la silla.

—¿Que estás haciendo?

—Esta mañana me dejaste con ganas de más.

Dulce se abalanzó hacia la boca de su marido y él se apartó.

—Dulce estoy trabajando

Dulce agacho la mirada sonriendo pícaramente, Alfonso siguió la mirada de ella y al posar sus ojos en la entrepierna de su mujer se quedó incrédulo.

—¿No llevas nada?

Dulce con una sonrisa negó con la cabeza.

—Y me he depilado... solo para ti.

Dulce le volvió a sonreír y Poncho se puso furioso.

—Estás loca, ahora mismo vete a la casa y ponte algo por favor, y no vuelvas a interrumpirme en el trabajo

Sin previo aviso la puerta se abrió...

—¡¡Sorpresa!!

—¡Christopher!

Alfonso corrió a abrazar a su hermano, mientras Dulce aturdida se bajó del escritorio y se colocó la falda.

—¿No me va a saludar mi cuñada preferida?

—Lo siento yo... yo me tengo que ir

Dulce paso entre Alfonso y Christopher con los ojos llorosos y se marchó.

—¿Que tiene?

-Déjala esta medio loca, pero ahora cuéntame ¿Como te fue por San Diego?

Alfonso abrazo a su hermano y le guió hasta un sofá, allí se sentaron para contarse lo que llevaban haciendo durante estos años.

𝖀𝖓𝖋𝖆𝖎𝖙𝖍𝖋𝖚𝖑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora