𝖀𝖓𝖋𝖆𝖎𝖙𝖍𝖋𝖚𝖑

Cap 50

Dulce grito.

Momentos críticos, los dos hombres yacían en el suelo, Christopher encima de Alfonso. Ninguno se movía.

La joven se acerco a ellos nerviosamente, temiendo lo peor. Toco el rostro sudoroso de su amado. Los dos hombres tenían los ojos cerrados.

Rezando, movió a Christopher lentamente, dejándolo sobre el suelo.

-Chris, mi amor, despierta.

La sangre salia de entre los cuerpos y llegaba hasta el suelo, en un fino reguero. Dulce grito de dolor, sus manos se congelaron en el rostro de él.

No, no era el mejor momento. Su hijo no podía nacer allí. En ese estado.

-Christopher por favor. Te necesito. Despierta -Susurro llorando.

Las contracciones eran cada vez peores, Dulce lloraba sin cesar, temiendo por su vida y la de su bebé. ¿Y si Christopher estaba muerto? Poncho despertaría y la mataría.

-Christopher Von Uckermann, despierta. No quiero tener a mi bebe aquí. -Furiosa comenzó a golpear el cuerpo inerte.

Los dedos de él se movieron, Dulce siguió el movimiento, llorando tomo el rostro de el entre sus manos.

-Despierta amor.

Christopher abrió los ojos lentamente. Después se incorporo, mirándola fijamente, Dulce lloraba sin cesar.

-Mi amor ¿Que ocurre? -Susurro.

Dulce lloraba sin cesar, intentaba hablar pero las palabras no salían de su boca. Christopher la tomo en sus brazos.

-Estoy bien. No me ha sucedido nada, esta sangre es de Alfonso. Esta muerto.

Ella seguía llorando y retorciéndose entre sus brazos. Christopher pensaba que estaba histérica, toco su vientre dulcemente y miro entre sus piernas. Dulce estaba empapada.

-¿Que... Que paso? -Tartamudeo.

-El bebé ya viene. -Consiguio decir ella.

Christopher busco el móvil y llamo a los servicios de emergencia, explicando rápidamente lo ocurrido y pidiendo una ambulancia para Dulce.

Pero los servicios se retrasarían debido a las dificultades que había para acceder a la cabaña.

-Dulce, vamos a tener el bebe aquí, no ahí tiempo, no te preocupes yo te ayudare.

Christopher actuó rápido, con almohadones tumbo a Dulce en el suelo, la cubrió con sabanas y la tomo de las manos fuertemente.

Media hora después Christopher sostenía entre sus brazos a un hermoso niño, que no paraba de llorar. Dulce descansaba exhausta.

Las sirenas sonaban cada vez mas cercanas.