Si alguien le hubiera contado que en algún momento de su vida pasaría una tarde entera acabando con jabalíes salvajes para obtener sus colmillos y cuero, sin lugar a duda se hubiera reído con total desquicio ¿por qué razón tendría que hacerlo?, ¿Desperdiciar sus preciadas flechas de tiro veloz o gastar el filo de su sables en algo tan insignificante como eso? Ciertamente juró jamás hacerlo, y aún en el presente mantenía su postura, efectuando la labor empleando uno de sus ya desgastados cuchillos, ensuciando sus manos con la desagradable y pestilente sangre de los animales que parecieran ser infinitos.
— Esto es una total burla —se quejo a la par de sacar el cuchillo del cuerpo inerte del animal, ganando mayor frustración al notar nuevas manchas desagradables en su blusón cobalto, no importaba cuando subiera las mangas para evitar ensuciarlas, la sangre terminaba por alcanzarlas. Cuando menos había tenido oportunidad de mantener en resguardo su bufanda.
— Mira el lado positivo, tenemos las actividades al aire libre —intento animar el hombre de camiseta púrpura en un intento por ocultar sus íntimos deseos de morir, mentiría al decir que no se encontraba hastiado de perseguir y cazar senderuelas y trufas burlonas ¿en que momento pareció buena idea darle instintos de supervivencia y escape a una especie de hongos comestibles? Su intento por atrapar a los escurridizos hongos terminó por hacerlo caer al suelo y ensuciar aún más su ropa— ¡Damnare!
— ¿Podrías decirme el porqué estamos haciendo esto? —se quejo de nueva cuenta la cazadora mientras forcejeaba con un jabalí salvaje.
— Porque —se levantó del suelo, permaneciendo sentado mientras sacudía la suciedad de su camisa— no tenemos recursos a disposición —comenzó a numerar con sus dedos— necesitamos equipamiento, alimento y sustento para continuar viajando, ¿y que crees?, se necesita oro para obtener todo eso. Y el oro se consigue trabajando, desgraciadamente —terminó de levantarse del suelo, estirando la espalda y mirando con enfado al par de pequeños hongos que lo habían hecho caer.
La tragedia de Owyntown había sido sólo el inicio de un organizado número de ataques en contra de los pueblos que recibirían mayor número de visitantes para la festividad, convirtiendo los días de celebración en toda semanas de catástrofes, muertes y destrucción. Una guerra sin guerreros pero muchos caídos.
Bestias desconocidas comenzaban a aparecer por las noches, asechando los poblados más pequeños y atacando sin distinción a viajeros y campistas que tenían el infortunio de encontrarse cerca.
Una de ellas había sido contra la que habían luchado semanas atrás, resultando totalmente desgastados y con heridas peores de atender, sin embargo, obteniendo un no deseado prestigio como combatientes de equipo, algo que ninguno de los tres había considerado pero terminarían intentando adoptar.
Después de esa fatídica noche, se decidió el organizar un plan de viaje en dirección al poblado próximo, manteniendo civiles y heridos al medio y distribuyendo a los combatientes aún con fuerzas en formación circular para proteger todos los puntos de ataque posibles, concluyendo en un viaje de poco más de siete horas de caminata a un pueblo que luchaba por sacar a otra de esas horribles criaturas de sus tierras. Fueron semanas difíciles para todos.
Algunos habían optado por permanecer en aquel pueblo, tan pronto la bestia fue eliminada, otros, en su gran mayoría combatientes partieron por diferentes caminos, algunos pensando en sus familiares, otros sopesando la idea de tener que informar la muerte de sus allegados y otros motivos similares.
— ¿Y ustedes que harán? —inquirió con curiosidad el humano acercándose a la zona donde la cazadora examinaba un mapa a poca distancia de la habitante del mar que mantenía la mirada centrada en un par de arbustos de flores lavanda.
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Lands Of Drexim
FantasyLa eterna guerra de los supremos desconocidos en aquel plano inalcanzable ha traído consigo la creación y destrucción de galaxias enteras. Cuando sus energías colicionan los astros de vida y luz escapan para construir las nuevas realidades, una de e...