La sensación que le recorría el cuerpo era totalmente placentera, similar a estar recostado sobre una amplia y suave cama de algodón, cuyas sábanas de seda, frías al tacto, apaciguaran todas sus penas y males. Algo extraño considerando que se encontraba de pie, rodeado de la absoluta y pura nada. Grandes extensiones de vacío color gris que lo acongojaban, llevándole a sentirse pequeño e insignificante.
Su mente era un lío que su cuerpo era incapaz de compartir.
Temió moverse de su actual lugar, no disponiendose a averiguar si caería si se movía un solo centímetro de la zona.
El silencio y la calma fueron interrumpidos por un bajo y creciente zumbido, mismo que pareciera provenir de todas partes. Intentó encontrar algún punto de origen, llevándose un mareo al mover la cabeza con rapidez.
El zumbido desapareció, siendo sustituido por la aparición de un gato blanco de brillantes ojos miel que le miraban con gran atención. Su mente encontró calma y ternura ante el pequeño animal, ignorando su miedo anterior de caer para arrodillarse y llamar con suaves palabras al peludo ser, mismo que no se apartó, avanzando con calma hasta la palma extendida del varón y permitiéndose acariciar.
— ¿Sabes que hacemos aquí, pequeño gatito? —se atrevió a preguntar sin dejar de compartir mimos con el animal, el tacto le transmitía una cálida sensación en el pecho, algo que en mucho tiempo no había experimentado.
— Si te lo dijera, dejarías de acariciarme —respondió con voz infantil el animal, notando como el mayor alejaba rápidamente su mano y retrocedía un par de pasos.
— ¿¡Acabas de hablar!? —cuestiono exaltado lo que había presenciado, sorprendiendose aún más cuando el pequeño felino asintió con la cabeza— ¡No se supone que los gatos hablen!
— ¿Entonces, por qué decidiste preguntarme? —cuestiono con gracia el animal.
— ¡Por qué no esperaba que realmente me respondieras! —se defendió aún exaltado, comenzando a sentirse tonto luego de su reacción.— ¿Entonces, sabes que es este lugar y por qué estamos aquí?
El gato rodó los ojos, mostrando una mueca que debiera reflejar una sonrisa
— Es obvio que si, también es obvio que no te lo puedo decir —dio media vuelta y comenzó a alejarse, sabiendo que el alto varón lo seguiría, sus ojos podían reconocer la curiosidad dominar su personalidad.
El animal se detuvo en un punto, girando el cuerpo para encarar al humano que lo seguía.
— ¿Por qué me sigues? —cuestiono con intenciones ocultas— ¿no crees que este lugar es muy grande para que decidas seguirme?
El semblante del varón mostró desagrado.
— Estoy perdido y eres la primer, cosa, que veo que no es gris y que puede hablar —intento argumentar, conteniendo su gracia al notar la expresión ofendida del animal al ser llamado cosa.
— ¿Entonces tu plan es sólo seguirme hasta el cansancio? —recriminó el gato, antes de darse vuelta y retomar la caminata.
— Probablemente —admitió el varón al comenzarle a seguir.
Caminaron por varios minutos, tiempo que pareció no existir realmente dado a que el espacio no cambiaba en lo absoluto, algo interesante y agobiante para el único humano presente.
— Aún queda camino, ¿Quieres hablar de algo? —comentó el gato, invitando al inicio de una conversación.
— Tengo muchas preguntas en realidad —admitió— no sé dónde estamos, qué es este lugar, por qué estamos aquí, qué se supone que eres tú, si estoy vivo o realmente muerto, si esto es mi infierno personal —continuo enunciando cada una de las incógnitas en su mente.
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Lands Of Drexim
FantasyLa eterna guerra de los supremos desconocidos en aquel plano inalcanzable ha traído consigo la creación y destrucción de galaxias enteras. Cuando sus energías colicionan los astros de vida y luz escapan para construir las nuevas realidades, una de e...