Lands Of Drexim

Capítulo 31: Latidos

Dentro del edificio de gremio la tensión del ambiente pareciera aun conservarse entorno a aquella triada de aparentes combatientes que se hallaban compartiendo dialogo en un escenario de aparente discusión.

Ante la vista de otros espectadores, podría bien tratarse de un conflicto logístico para la concreción de un plan de batalla o para la distribución de las ganancias obtenidas de una misión, difícil de determinar debido a la larga lista de posibilidades que existían, sin embargo, lo único reconocible y fácil de señalar por cualquier transeúnte de los alrededores era la realidad de que aquel grupo se encontraba bajo el manto de la inconformidad y desacuerdo.

Notar el rostro determinado en la habitante del mar al explicar el plan ideado, había tomado por sorpresa a Brell, quien terminará aceptando, sin encontrar realmente de acuerdo o cómodo con ello, el adoptar una actitud menos "hostil", relajando las expresiones de su rostro, limitándolo a un ceño ligeramente fruncido con los labios cerrados en una fina línea horizontal, la cual se veía convertida en mueca de inconformidad cuando su sentido del oído escuchaba algo con lo cual encontrarse en desacuerdo, sin embargo, reconocía que, muy a su pesar, aquel desquiciado plan suicida contaba con estrategias para evitar males mayores.

Géraki, por su parte, aceptaba con dificultad el tener que ser participe y, aparentemente mediador, de la carga de tensión e inconformidad existente y casi respirable que compartían la habitante del mar y el Icaro. Aquel varón de pluma se expresaba con reproche y, a su criterio, justificado enfado, él mismo había compartido sermones e intentos de persuasión para con Kia con el objetivo de cambiar muchas cosas del plan, sin embargo, poco se podía lograr contra alguien que podía ser igual o mejor dominante verbal que él. Si bien, había logrado persuadirle de disminuir mucho de los riesgos, transformando en plan en una ruta con mayor probabilidad de éxito, la cúspide le resultó imposible de arreglar. La cazadora se mantuvo férrea y firme en su postura de ser ella sola quien se encargará de eliminar de forma definitiva al Lordem. Sus intentos por hacerle cambiar de parecer llegaron incluso a involucrar a Vipmon, quién, para su desgracia, terminó confesando que él también quería enfrentar sin más involucrados a Fiavaron. Ambos tenían pensamientos suicidas termino por concluir. Su única aparente aliada en el disgusto por el plan había sido Nerédin, quien terminará aceptando con disconformidad permanecer como equipo de apoyo con él.

— Entiendo que hayan estado entrenando y previendo toda posibilidad de riesgo, pero es simplemente imposible que se atrevan a efectuar todo esto —Profirió Brell, intentando mostrar un rostro condescendiente— Ese palacio es una fortaleza impenetrable, ni siquiera yo he podido infiltrarme y explorar el entorno

— No te pierdes de mucho detalle, lujos, largos pasillos que parecen laberintos, gente extraña, poco que decir en realidad —Comentó sin mostrar interés el elfo, centrando su atención en la ventana ubicada en la pared cercana a su posición— El verdadero problema son los guardias del exterior

El Icaro le miró con interés, cuestionándose en su mente como era que aquel varón tenía conocimientos sobre el interior de aquella fortaleza en la que él, durante toda su estadía, no había logrado adentrarse.

Su respuesta llegó al notar como la mujer de aletas le evitó la mirada.

— Usaste la influencia —murmuró con temeroso asombro, abriendo cada vez más los parpados al llegar a una terrible conclusión— ¿¡Su plan esta ya en ejecución!?, ¿¡Vipmon y Kia están allí!?

Aquella revelación altero cada nervio de su ser, llevándole a esponjar, de forma involuntaria, las plumas de su cuerpo, afectando su respiración y embriagarse de enfado.

— ¡Esto es inconcebible!, ¡Deben sacarlos de allí! —Comenzó a exaltarse, atrayendo la atención y mirada de otros combatientes que se hallaban cerca— ¡Te dije que esto era misión para los celestiales!