Capítulo 23: Rostro Familiar

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Su semblante y porte demostraban serenidad y calma, en su rostro podían distinguirse un pronunciado par de ojeras, resultado de sus últimas noches en vela, junto a la nueva cicatriz que decoraba su pómulo derecho. Una larga y fina línea en proceso de sanación que se extendía hasta la sien, una marca para no olvidar la dura y peligrosa vida en su oficio.

No logró contener el bozteso que recorrio su garganta, calmante por libertad, o mucho menos resistir al impulso de estirar su cuerpo en secuencia a ello. Aún con su sentir plenamente agotado, obligó a sus extremidades a continuar con la marcha.

El último par de semanas habían representado una gran presión y estrés para su persona, ni siquiera la finalmente posible entrega y cobro por su trabajo realizado habían funcionado para levantar sus ánimos y espiritu.

¿En qué momento había comenzado su mala racha?

Desde que se separó de aquel peculiar grupo en la ciudadela de Rhabal, donde comenzó su trabajo no oficial como protector desde la distancia para cierta cazadora de temperamento explosivo, las cosas para él se tornaron en situaciones difíciles y complejas.
Encontrar e interrogar al informante sobre el número de afiches existentes para la captura del usuario de magia y, posterior a ello, rebuscar por toda la ciudadela quienes se hubieran hecho posesionarios para realizar el encargo para, mediante el uso de sus influencias y tácticas persuasivas, cambiar los ideales y objetivos de los cazadores y sus equipos.

Su cuenta económica debió gritar con dolor ante los derroches efectuados.

Algunos fueron astutos, los veteranos, quienes no cedieron sin antes tener una información y remuneración satisfactoria. Su problema fueron los novatos quienes, cegados por el monto de la recompensa, se negaron a ceder. Una pena que tuviera que enfrentarlos y demostrarles la gran diferencia entre ellos y los veteranos.

Más de veinte afiches recabados y podía asegurar que aún faltaban más.

— Los primarios saben que hice mi mayor esfuerzo —se dijo a sí mismo masajeando la parte trasera de su cuello, el cansancio no paraba de combatir en su cuerpo, exigiendo descanso.

Posterior a su tiempo invertido en la recolección de afiches y persuasión a otros cazadores para desistir sus intentos, debió retomar su propio trabajo como cazador, buscando aliados temporales quienes estuvieran de acuerdo en la misión suicida de capturar un espectro maligno que, por alguna razón desconocida, había llegado para hacer un genocidio en unos pequeños poblados del sur.

Conseguir personas lo suficientemente valientes, y poco apreciadas por la vida, le tomó más tiempo del que hubiera decidido gastar. Una desventaja al no pertenecer a un grupo formal de combatientes o exploradores, debiendo esperar con atención y paciencia a las opciones dentro de los gremios de grupos temporales.

La soledad no le disgustaba, la apreciaba y utilizaba para reflexionar sobre si mismo. La idea de forjar un equipo le había resultado tentadora en distintos momentos, sin embargo, hacerlo implicaría invertir su tiempo con ellos y tener dificultades para mantener su vigilancia y atención para con Kia, algo a lo que inquebrantablemente se negaba a aceptar.

Su tiempo como agente solitario le había conllevado a ser reconocido, e incluso numerosas veces solicitado, dentro de los gremios. Fuera como un guía, escolta, recolector o miembro temporal de un grupo. Sin embargo, ni siquiera aquellas cartas a su favor fueron suficientes para acelerar la espera de aliados dispuestos a enfrascarse en la captura de un espectro.

Luego de cinco días de espera, finalmente dos candidatos respondieron su solicitud, un enano de espesa barba rojiza de nombre Mofdra, usuario de magia con reconocimiento en las habilidades curativas y repelentes y, para su sorpresa, una mujer Dragmaro de peculiar piel que hacía recordar a la arsilla quien se mostraba interesada por combatir contra el espectro.

Lands Of DreximDonde viven las historias. Descúbrelo ahora