Capítulo 35: Cruzadas

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Llegar hasta la zona de las escaleras, cuyo aspecto ahora desprovisto de seguridad y luciendo amenazantes para cualquiera que se aventurara a pasar por ellas, resulto una labor compleja ante el constante retumbar de la tierra y el emerger de enemigos, mayormente criaturas de hueso, contra los que se vio obligado a combatir para continuar su trayecto. A sus espaldas, los gritos y exclamaciones de furia y combate resonaban en juego al escenario bélico que se desarrollaba, explosiones, derrumbes y otros sonidos imposibles de identificar se mantenían resonando con fuerza. Mirar velozmente sobre su hombro le permitió confirmar la guerra en desarrollo, donde aquella criatura de aspecto de pesadilla lideraba el avanzar del ejercito no organizado, destruyendo obstáculos con sus garras y no dudando en usar sus mandíbulas para decapitar a los enemigos; una visión de lo más salvaje que jamás creyó posible en la habitante del mar.

Subió sin detenerse o distraerse, empleando su espada corta para derribar a los enemigos que emergían del suelo, logrando finalmente llegar hasta la entrada en la que, para su asombro, los enemigos se negaron a seguirle, girando para tomar camino en dirección al verdadero campo de batalla.

Una vez dentro, mantuvo su agarre firme en la espada, examinando con vista acelerada los alrededores, recordando el camino que le fue guiado en su primera visita. Paredes agrietadas, algunas completamente colapsadas que amenazaban con el anuncio del derrumbe de las habitaciones, pasillos bloqueados por los derrumbes y una extraña pesadez en el ambiente que anunciaban la muerte fue lo que logró identificar. A paso apresurado y sentidos alerta procedió a retomar el trayecto que lo condujo por primera ocasión con el de armadura brillante, encontrando en su avanzar cuerpos inertes de aquellos practicantes que, en vida, portaron con orgullo y desconocimiento las túnicas con el escudo de Coxterato. Cuerpos que fueron atrapados y privados de la vida ante la caída de las paredes, otros que mostraron signos de haber experimentado crueles torturas, o simplemente figuras sin rastro de vida.

Se vio obligado a adentrarse por pasillos desconocidos cuando su trayecto inicial se mostró obstruido por las destrucciones, alentando su desesperación y preocupación tras no encontrar rastro alguna de la cazadora o el usuario de magia.

El espacio dentro de aquella fortaleza en decadencia le pareció ridículamente diferente al exterior. Si antes creyó que el lugar era grande, su perdida de la orientación y la similitud existente en todas las salas le brindo la ilusión de que el lugar era realmente más grande de lo que aparentaba, llevándole incluso a especular la posibilidad de tratase de una zona fuera del plano real.

Sus pasos finalmente se detuvieron, junto al resto de su cuerpo, al divisar una figura tendida sobre el suelo que no portaba el distintivo de los residentes comunes. Un cuerpo de apariencia femenina que no mostraba vida y que casi logra arrebatársela a él.

— No

Negándose a lo que presenciaba, no dudo en obligar a su propio cuerpo a emprender carrera hasta la posición de aquella mujer, horrorizándose al reconocer cada una de aquellas facciones que había memorizado con amor.

— No

Se hincó hasta ella, tomándole por los hombros, luchando por encontrar el más pequeño pulso de vida en aquel cuerpo dominado por el silencio y el frio de la ausencia de vida.

Sus manos, temblorosas e incontrolables, acariciaron con movimientos lentos y delicados el rostro herido y cubierto de rastros de tierra.

Negó una vez más antes de rebuscar con velocidad entre los bolsillos de su cinturón y atuendo, encontrando un pequeño frasco de cristal con un elixir de curación superior que esperó nunca tener que usar. Lo descubrió del corcho, mirando con atención el brillante liquido azul brillante que se hallaba en el interior posterior a mirar a la mujer que reposaba aun sobre sus brazos. Sin dudarlo, bebió el liquido y llevo sus labios hasta los de la cazadora, logrando enviar hasta su cuerpo aquel poderoso remedio que, rezó, fuera suficiente para recuperar a la de apariencia dormida.

Lands Of DreximDonde viven las historias. Descúbrelo ahora