Lands Of Drexim

Capítulo 29: Reencuentro

Su cuerpo impactó por incontable ocasión contra el suelo, logrando dificultarle aun más la tarea de llevar aire a sus pulmones, así como conservar una visión clara de su entorno. La fuerza misma del Lordem era suficiente para doblegar su voluntad, el contar con una armadura solo lo hacía pasarla peor.

— ¿Realmente no vas a defenderte?, ¿Tan pronta es tu resignación por el destino que te aguarda? —Aquellos cuestionamientos se transmitían con un tono burlesco y humillante que complementaban la tortura psicológica.

El de armadura tiro de nueva cuenta de la cadena, arrastrando por el suelo, sin cuidado alguno, al humano convaleciente que se esforzaba por no caer ante la tentación del desmayo. Dolor, miedo y vergüenza serían las palabras que él usaría para describir su actual sentir, agregando desesperación al ser arrastrado, cual mercancía de carga, por el frío y duro suelo de aquel lugar en dirección desconocida.

— No tienes idea lo tentado que estoy para quebrar tu cuello y arrancar tus entrañas en estos momentos —Externó, seguido de una carcajada, el Lordem sin detener su avanzar— Tan frágiles que son sus cuerpos que solo requiero el mínimo de mi fuerza para destruirlo completamente.

— ¿Y por qué no lo haces? —Reunió valor y fuerza suficiente para pronunciar aquella disimulada provocación, tomando un fuerte respiro antes de continuar— ¿Qué te detiene?

Un nuevo tirón que lo llevo a impactar contra la planta del pie derecho del de armadura agrego un nuevo dolor a su ya magullado cuerpo, incrementando su pánico al creer que su pequeño acto de valentía había arruinado toda posibilidad de extender su tiempo de vida.

— Conserva tus falsas agallas para evitar mearte encima —Reprimió, aplicando fuerza con la suela de su pesada bota sobre las costillas del humano quien comenzó a retorcerse para evitar una posible fractura— El que no pueda hacerlo ahora no es algo que debas discutir conmigo —Se alejó y tiró de nuevo de la cadena, continuando el viaje— Eso le corresponde a alguien más.

El trayecto desconocido por pasillos variopintos concluyó al ingresar a una amplia sala donde una docena de usuarios de magia, que portaban aquella gabardina con capucha color granate, se mantenían trabajando la ejecución y mantenimiento de diversos círculos de encantamiento, vigilancia, protección y otros más que le fueron imposibles de reconocer a simple vista. En al área central de la habitación, frente a un amplio espejo que desvelaba las infinitudes del espacio y sus astros, se hallaba una figura que, a diferencia del resto de presentes, portaba sobre su cuerpo una gabardina de cola larga color plata con patrones y diseños escarlata, destacando en la zona de la espalda el bordado designado para los usuarios de magia de alta categoría. Sus manos y atención se mantenían fijas en desplazarse por el infinito mostrado por aquel espejo, razón por la cual fue imposible divisar su rostro, aunque Vipmon no lo requirió, el reconocería aquella figura en cualquier parte, la personificación de sus mas reprimidos temores y rencores.

— Fiavaron —Llamó con voz lo suficientemente alta para hacer retumbar las paredes cercanas y distraer al resto de usuarios de magia que se encontraban allí presentes— Tengo tu mercancía.

Con un puntapié direcciono el cuerpo del humano ante la presencia de los presentes, inclinándose ligeramente para tomarle nuevamente por el cabello y revelar su rostro.

El silencio dominó la sala.

El de gabardina plateada detuvo sus labores, alejando sus manos del gran espejo, permitiendo que la imagen mostrada de todos los astros del espacio desapareciera.

— Retírense —Ordenó con voz serena, esperando a que todos sus discípulos abandonaran, de forma ordenada y brindando una veloz reverencia a la imponente figura del ser con la armadura dorada, por completo la sala.