Sobraba decir que ninguno de los tres fue capaz de tener un sueño agradable, el pago por la información no había sido únicamente el robo de sus sueños sino llevar consigo una serie de tormentosas pesadillas unidas a la tortuosa imposibilidad de despertar, convirtiéndolos en presas de sus propios miedos en un aparente castigo que fue levantado hasta pasada la llegada del alba.
Rostros cansados, alertados y malhumorados era lo que se podía apreciar al verles. Prueba de la dura noche que habían tenido que pasar.
El estado de furia incontenible de Kia había regresado, incrementado por su pésimo periodo de descanso donde las pesadillas y sus mayores temores se vieron mezclados, reviviendo sentimientos que creía desaparecidos.
Su estado había afectado también a sus compañeros, con Vipmon en un estado similar en el que su estrés era cada vez mayor, imposibilitándole el concentrarse en sus hechizos o cualquier cosa en general, invadiéndose de frustración cuando las cosas no funcionaban.
Nerédin había logrado esquivar el mal humor, sin embargo, fue víctima de una creciente ansiedad y paranoia que mantenía sus sentidos anormalmente alertas llevándole a reaccionar con ataques de su guantelete o empujes involuntarios para intentar escapar de algo que no existía.El pago pactado había resultado peor que la información recibida.
Después de equiparse con las pocas provisiones que fueron capaces de conseguir en un pueblo que trabajaba por recuperarse, abandonaron el sitio y retomaron marcha para visitar el siguiente poblado cercano. La poca información obtenida por los habitantes revelaban que la "criatura de fuego y alas de murciélago" había tomado la misma dirección, siendo suficiente para guiarlos en su viaje.
— Hay algo que nos está observando, que nos sigue —comentó con nerviosismo la mujer con aletas, mirando en dirección de los árboles cercanos, intentando ver con sus ojos la fuente del ruido que sus aletas superiores escuchaban.
— Es la cuarta vez que dices eso, entiende ¡No hay nada! —la paciencia del usuario de magia se veía mermada por su incurable migraña, la mala noche y nula efectividad de las pociones de curación para aliviar su malestar lo mantenían en su estado de mal humor.
— ¡No tienes que gritar, joder! —alzó la voz desde la delantera la cazadora, quien se encontraba lidiando con la impaciencia del lento avanzar de sus acompañantes— ¡y apresuren el paso, maldita sea!
La migraña comenzaba a empeorar junto con su mal humor
— ¿¡Me pides que baje la voz cuando tu estás haciendo lo mismo!? —no contaba con la conciencia suficiente para razonar sus actos, convirtiéndose en un ser impulsivo, algo que detestaba en su tiempo de lucidez.
La cazadora detuvo su andar, girando para enfrentarlo. Avanzando a grandes zancadas hasta posarse frente a él. Su rostro ceñudo, con marcadas ojeras y sombras en su pálida piel, y porte de superioridad la hacían lucir amenazante. No tenia el control suficiente para evitar un conflicto, prefería solo tomar sus armas y acabar con todo de una vez por todas.
Vipmon identifico de inmediato sus intenciones, tomando con fuerza el anillo de cuarzo. Si la mujer quería pelea la tendría.
Sus cuerpos fueron arrojados a direcciones contrarias, llevándoles a ambos, desprevenidos, colisionar contra el suelo, mirando con furia creciente a la mujer de aletas que los había separado de forma abrupta, interrumpiendo su no iniciado combate
— ¿¡Por qué carajos hiciste eso!? —estalló en cólera la cazadora, tomando sin miramientos sus sables.
Nerédin mantuvo su temblorosa vista centrada en la copa de uno de los árboles colindantes. Llevando, con movimientos lentos su mano libre hasta sus labios haciendo señal para que guardarán silencio.
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Lands Of Drexim
FantasyLa eterna guerra de los supremos desconocidos en aquel plano inalcanzable ha traído consigo la creación y destrucción de galaxias enteras. Cuando sus energías colicionan los astros de vida y luz escapan para construir las nuevas realidades, una de e...