❝ 𝑳𝒂 𝒄𝒖𝒍𝒑𝒂 𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒏𝒐 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒓𝒎𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒊𝒃𝒓𝒆 ❞
—Emmet Claw
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[𝙴𝚖𝚖𝚎𝚝]
[𝙿𝚊𝚜𝚊𝚍𝚘] + [𝚃𝚛𝚎𝚜 𝚊ñ𝚘𝚜 𝚊𝚝𝚛á𝚜]
He tardado casi un año en convencer a papá de que me permita ir a la escuela y, aunque al principio se ha mostrado receloso, me ha dado un voto de confianza, diciéndose a sí mismo que todo irá bien si ve que me adapto de nuevo.
Es cierto que mi salud últimamente ha estado un poco tambaleante. No estoy al cien por cien, pero puedo confirmar que estoy listo para alcanzarlos a todos y volver a ver a mis amigos.
Al menos tendré la oportunidad de cumplir todas esas metas que me han ido enseñando mis hermanos con el paso del tiempo: Sacar buenas notas y crear envidia entre los alumnos que se creen mejores que yo, destacar en todo, ser perfecto, cultivar tanto el cuerpo como la mente las veinticuatro horas del día y...
—... y cuando veas a una chica con falda, tienes que levantársela —comenta mi hermano mayor, Clay—. A muchas chicas les gusta los chicos atrevidos, porque si te ven tan cortado y tímido seguramente pensarán que no te gustan las chicas.
—No me vas a engañar otra vez, Clay —resoplo antes de beber el tazón de leche hasta dejarlo a la mitad—. Briana Howl me pegó un buen puñetazo el año pasado cuando tuve la oportunidad de probar si era cierto. Así que tómale el pelo a otro tonto.
—Briana es una excepción. —Se mete mi hermano mediano, Ebro, quien está afilando la navaja para prepararse. En septiembre va a tener su examen como cazador, y está totalmente seguro de que lo va a aprobar. Es el más fuerte, el más intrépido y el que más se ha concentrado para sacar la máxima puntuación; incluso aspira a superar el puntaje mayor de todos: La de Selene, con 3993 pts sobre 4000. Una nota histórica—. La chica será una buena loba, una muy aguerrida que no se dejará dominar por cualquiera. Esas son las mejores, Emmet, las que están destinadas a ser fuertes tanto por fuera como dentro de su casa. —Deja de afilar su arma y me mira muy serio—. Una mujer con carácter es una mujer que vale la pena. Nadie quiere a una loba débil.
—¡Pero es fea! —exclamo con cara de asco—. ¡Au, bruto! ¡Suéltame!
Mi hermano, Clay, me ha pegado un buen tirón de oreja, apretando lo suficiente para recibir una punzada en el cuello y ver cómo su sonrisa se hace cada vez más amplia.
—Toda chica es importante para un hombre, hermano. —Suelta mi oreja y yo lo fulmino con la mirada, sobándomela con la mano—. Si puede tener hijos, es válida. No le hagas caso a Ebro y esas tonterías que suelta. Además... ¿qué importa que sea guapa o fea? Lo importante es que sea habilidosa y no una idiota. Pero si está buena mejor, ¿no?
—¡Las chicas dan asco! —bramo de mala gana. Estoy harto de que intenten meterme en la cabeza que las chicas importan para absolutamente todo. La vida sexual, la vida social, la casa, los futuros hijos, el humor, la buena alimentación, la masculinidad... Todo—. ¿Y sabes qué te digo? ¡Qué nunca me gustará nadie! Voy a estar soltero como el viejo Solis.
Clay y Ebro se desternillan hasta que se les escapan las lágrimas, aunque yo no entiendo la razón.
—Ya veremos si opinas lo mismo cuando crezcas un poco, incluso puedes desviarte y acabar en un terreno diferente al que todos esperamos. Supongo que no sería de extrañar, dada tu naturaleza. —Clay ríe entre dientes, a lo que Ebro le lanza un trozo de galleta a la cabeza, mirándolo con pronunciada desaprobación—. ¡Eh! No estoy diciéndolo directamente.
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𝓗𝚎𝚕𝚕𝚏𝚊𝚗𝚐
Werewolf«𝑻𝒐𝒅𝒐 𝒃𝒖𝒆𝒏 𝒉𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆 𝒂 𝒖𝒏 𝒅𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒆 𝒔𝒖𝒔𝒖𝒓𝒓𝒂 𝒂𝒍 𝒐í𝒅𝒐» Aunque eso sea lo que dicen las malas lenguas, lo que ellos nunca te dicen es por qué el propio diablo te elige a ti. Tampoco te explican si se...