[14] 𝙻𝚎𝚌𝚌𝚒ó𝚗 𝟷 𝚍𝚎𝚕 𝚌𝚊𝚣𝚊𝚍𝚘𝚛: 𝙼𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎

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❝ 𝑫𝒊 𝒅𝒆 𝒗𝒆𝒛 𝒆𝒏 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒍𝒂 𝒗𝒆𝒓𝒅𝒂𝒅 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒏 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔. ❞

—Jules Renard

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[𝙴𝚕𝚒𝚊𝚗𝚊]  [𝙿𝚊𝚜𝚊𝚍𝚘]

Recuerdo cuando Selene podía hablar. Tenía la voz más hermosa del colegio, lo sabía la manada. Y, cuando cantaba, podías ver cómo todos los animales se le acercaban para verificar de dónde provenía un sonido como aquel.

Lástima que no llegáramos a tiempo para evitar aquella tragedia, aun cuando Solis nos dio el aviso anticipado de su letanía: Sangre y dolor, también silencio eterno.

En su momento no sabíamos a lo que se refería, aunque para mí siempre me pareció un lobo tan raro que lo taché varias veces de senil aun con sus cuarenta años. Pero, por desgracia tuvo razón y eso es lo que me iba a perseguir durante el resto de mi vida aunque no lo viera. Fue culpa mía ser tan ingenua al pensar que todo iría bien, que él se equivocaría, y todo seguiría como hasta hora.

Lo peor fue que Emma se vio afectada al saber que su propia hermana fue silenciada para toda la eternidad.

Por aquel entonces teníamos diecisiete años y estábamos comenzando las vacaciones de verano en la manada. Todo iba a ser perfecto: Emma y yo haríamos una escapada a Alaska sin decirle nada a nadie. Deseábamos perdernos en aquella belleza natural que habíamos visto en la televisión, las postales y las revistas; y la llenaría de besos en cada rincón de su cuerpo; escalaríamos montañas para gritar desde las alturas cuánto nos amábamos; haríamos senderismo para asustar a esos tontos excursionistas, y nos desternillaríamos tras volver a nuestra madriguera; follaríamos en una hermosa casa de madera que ya habíamos visto anticipadamente, escondida entre los bosques y lejos de todo el mundo... y al termina hablaríamos de nuestro futuro juntas. Casarnos para ser esposas la una de la otra, tener cachorros cuando fuéramos un poco más mayores, trabajar para comprar nuestra casa de ensueño, viajar a lugares nuevos... Lo queríamos todo, deseábamos tener una familia para que nuestros lazos fuera muchísimo más fuertes de lo que ya lo eran.

Pero todo tuvo que retrasarse la noche antes de escaparnos para crear nuestra propia vida en conjunto. Para siempre.

Por supuesto, íbamos a despedirnos de Selene y decirle que nos cartearíamos siempre que tuviéramos la oportunidad para que la relación entre hermanas nunca se rompiera; e incluso le adjuntaríamos bonitas postales de allá donde fuéramos.

Fue entonces cuando vimos que el vaticinio de Solis iba a ser realizado, provocando que todo nuestro mundo y forma de observarlo cambiara abruptamente: Selene iba a ser castigada severamente por haber infringido dos de las cuatro normas del grupo al que pertenecíamos; uno antiguo, religioso, y donde se nos repetía constantemente que los castigos estarían a la altura del error cometido. 

En este caso, muy altos. Y ella iba a ser condenada por haberle sido infiel a Zark y por mentir al grupo sobre la fidelidad.

Emma quería entrar por la ventana cuando lo vimos, deseaba sacarla de ahí, pero yo tuve que esconder su cabeza sobre mi pecho y cubrirle los oídos para que ninguno de sus sentidos la envenenara. Le evitar dolor, sufrimiento y que nos mataran. Porque así era esa maldita secta, con sus normas estúpidas y mente cerrada: Sólo pareja heterosexuales, la unión con tu pareja finalizaba cuando el otro lobo moría y el suicidio sentenciaba al viudo (o la viuda) a serlo hasta su muerte. Sin embargo, Zark no era débil ni mediocre, sino uno de los lobos más fuertes de la época y Selene la más rápida en toda la manada... hasta que la pillaron.

𝓗𝚎𝚕𝚕𝚏𝚊𝚗𝚐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora