[38] ¿𝚀𝚞𝚒é𝚗 𝚏𝚞𝚎 𝚎𝚕 ú𝚕𝚝𝚒𝚖𝚘?

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❝ 𝑳𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒇𝒖𝒔𝒊ó𝒏 𝒆𝒔 𝒆𝒍 𝒑𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓 𝒑𝒂𝒔𝒐 𝒉𝒂𝒄𝒊𝒂 𝒍𝒂 𝒄𝒍𝒂𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅. ❞

Syd Field

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El domingo por la mañana todo parece diferente, aun cuando Emmet me despertó para hacerme una de sus guarradas en la madrugada. Bueno, tengo que admitir que me gusta la forma en la que me toca, pero desde luego que el momento no fue el más adecuado. ¿Qué le costará preguntarme si me apetece? En fin, es Emmet, el idiota que se comporta de forma errática cuando estamos a solas o en una situación comprometida. 

La próxima vez le pegaré un puñetazo en la garganta para que sea menos cerdo.

¿Y por qué tuvo que tragarse eso? ¡Puaj, y luego tuve que probarlo yo también! 

No permitiré que lo repita, me resulta repulsivo. Aunque... Pensándolo con claridad, mañana todo volverá a la normalidad y no tendré que soportarlo más, así que hoy tendré que aguantar el tipo.

—¿Preocupado por algo, Conri? —pregunta el rubio, pasándome la pastilla de jabón—. Te lo pregunto porque estoy volviendo a ver esa arruga horrible, mientras te quedas medio idiota mirando la pared. —Suaviza los rasgos de su cara, como si estuviera verdaderamente preocupado por mí—. Y apestas a estrés...

—No es nada.

—¿Seguro que no es nada? —insiste, comenzándose a echarse el champú en la cabeza. Vuelve a mirarme con los ojos entrecerrados, sospechando. Y no me gusta. Detesto que intenten hacer presión para sonsacarme aquello que no deseo compartir.

—No es nada —repito en el mismo tono neutro.

Pero la verdad es que sí, sí es algo. 

Da igual que no le cuente nada a Emmet, pero sí es cierto que estoy preocupado por todo esto que ha estado pasando últimamente. Todas las señales vuelven a meterse en mi camino de todas las maneras posibles, especialmente las sutiles. Y no quiero volver a obsesionarme con ello. 

—Conri —me llama Emmet tras de mí, me he vuelto a perder en mis pensamientos y parece que esto se está volviendo un recurso recurrente—, enjabónate y bajemos a desayunar, ¿de acuerdo? Sea lo que sea lo que te preocupes, seguro que se solucionará. —Ensancha su sonrisa, lo que le hace, quizás, un poco tierno—. Confía en mí. Tarde o temprano las cosas se relajan cuando menos te lo esperas.

Ojalá fuera todo tan sencillo. 

Emmet no sabe lo que es tener un cúmulo de pensamientos constantes en mi cerebro: La pérdida de un ser querido —Emma— y querer descubrir si murió en realidad o consiguió escapar de manera "inusual"; el tener que irme de un lugar que me gusta; volver a empezar; ver significados en las cosas más mundanas; el velar por la felicidad de Eliana para que pase el duelo; sacrificar mis propias tonterías de la edad para no salirme de molde que tengo que llevar constantemente... Son tantas cosas con las que lidiar que no sé por dónde comenzar a deshilachar, problema a problema, para que no se me haga todo una bola de la que no pueda sacar nada bueno de ello.

Emmet no me entenderá ni aunque se lo intente explicar. 

Él no podrá conocer el dolor que guardo en el pecho, enterrándolo en el lugar más alejado de mi cuerpo y dejar que el tiempo consiga erosionarlo en algún momento. Desconocerá lo que es la pérdida, el estrés del deber, las limitaciones, un reinicio constante... Ese bobo sólo sabe hacer el idiota, emborracharse, drogarse y tener sexo; es un simplón. Tendrá, probablemente, una vida muy relajada y con problemas estúpidos como él.

𝓗𝚎𝚕𝚕𝚏𝚊𝚗𝚐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora