capitulo 6

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— ¿Que fue lo que te hizo? ¿Que te hizo Loreto?- dijo entre lágrimas

Ines no pudo ni siquiera contestarle, ahí fue cuando Victoriano se dió cuenta de la situación, entendió lo que realmente había pasado

—Ese malnacido se atrevio a....- No se atrevio a terminar la pregunta, pero Ines asintió

—Esto lo va a pagar, te lo prometo Ines- Víctoriano hablo con rabia mientras la abrazaba con más fuerza

Cerro la llave de la regadera y tomo una toalla, delicadamente envolvio a Inés y la llevo en brazos hasta la cama

—Perdoname Victoriano...- dijo con un hilo de voz- te falle...

—No mi cielo, tu no tienes la culpa de nada, jamás me fallaste, recuerda que pase lo que pase te amare- acariciando su rostro

—¿Siempre a mi?

—Si, siempre a ti...

Víctoriano le ayudo a vestirse con un pijama cómodo, se recostó junto a ella y vio como se quedaba dormida de a poco, Ines no merecía eso, ella era la mujer más buena que habia conocido, penso en lo injusta que estaba siendo la vida con ella y lloro nuevamente, lleno de dolor se levantó y después de darle un beso en la frente salió del cuarto, hablaría con ella mañana, ya que se sintiera mejor.

Esa noche Víctoriano se emborracho en la cantina del pueblo, era raro verlo ahí, las personas que estaban murmuraban que debía ser muy fuerte el dolor que lo consumía como para estar ahí, dónde generalmente solo iban sus empleados y así era, sentía un dolor y una rabia que nunca antes había experimentado

Condujo cómo pudo hasta la hacienda y llegó directamente al cuarto de Inés, al abrir la puerta se dió cuenta que ella aún dormía pero no estaba sola, Constanza estaba recostada al lado de ella, tratando de ser lo más cuidadoso posible Victoriano se agachó y le dió un beso en la frente para después salir de ahí

Camino tambaleante hasta el cuarto de huéspedes dónde se quedó profundamente dormido

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A la mañana siguiente despertó, como era obvio, con un fuerte dolor de cabeza al que no le prestó mucha importancia, quería ir a ver a su mujer, se ducho para quitar cualquier aroma del alcohol que horas antes había ingerido y en cuanto estuvo lista fue a su habitación, tenía la esperanza de encontrarla sola pero no fue así, cuando abrió la puerta se encontró con sus dos hijas y con Emiliano acompañando a Inés que aún estaba recostada en la cama

—Ines ¿Cómo estás?

—Mejor patrón, gracias

—Bueno ama, yo me retiro- dándole un beso en la frente- al ratito vengo a ver si se te ofrece algo, con permiso patrón

—Propio muchacho, Diana necesito que vayas a la empresa y estés en la junta que habrá hoy en mi representación

—¿Cómo? ¿No irás hoy papá?

—No hija, hoy tengo asuntos más importante que atender aquí en la casa- dirigiendole por un momento las mirada a Inés que solo escuchaba en silencio

—Bueno, pues entonces me voy de una vez, adiós nanita, te quiero mucho ¿Si?

—Nani yo también me retiro, iré a cambiarme- dijo Constanza pues se dió cuenta de que su papá quería hablar a solas con su Nana

Ambas jóvenes le dieron un beso y salieron de la habitación dejándolos solos, Victoriano se acercó a la cama y empezo a acariciar su mano suavemente

𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐚 𝐦𝐢 (Concluida) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora